Columnas

La CC vs Zury

TEOREMA

Muy poco después de haber recibido el aviso de la conclusión adversa de la Corte de Constitucionalidad, Zury Ríos debía presentarse en las instalaciones de CNN en Miami. Allí sería entrevistada por Fernando del Rincón, periodista mexicano que nunca ha ocultado su aprecio por la CICIG y por Thelma Aldana, la candidata fugitiva. Zury debió esperar que el encuentro con del Rincón fuera duro, muy duro.

En Guatemala todo su proyecto político se había venido abajo y ella lo sabía. Los sueños, las promesas hechas a sus partidarios, a sus electores, a su hija y a ella misma, se desvanecían como el humo de los cigarrillos. Pero tenía un compromiso que cumplir y debía encontrar fuerzas para enfrentar a del Rincón, quien temía que buscara golpear donde más le doliera.

Después de la entrevista, en la soledad de su hotel, Zury debió llorar.

Empero, durante la entrevista consiguió mantener su integridad. Del Rincón atacó con fuerza, más fue considerado. Posiblemente percibió que estaba frente a una persona sumamente capaz e inteligente. El tipo de personalidad que los pueblos latinoamericanos necesitamos para que ejerzan liderazgo y ejemplo.

Del Rincón insistió en que ella abjurara de su padre. Que aceptara que el retiro de su candidatura se debía a él. Se equivocó. Encontró, más que a una candidata, a una hija firme en su amor, respetuosa y solidaria con su padre. Mostró lo que muchos admiramos en ella cuando Ríos Montt era sometido a juicio y vejado por la juez Jazmín Barrios.

Creo que la entrevista de la noche del lunes 13 de mayo, bajo las condiciones emocionales que embargaban a la entrevistada fue una muestra de carácter, firmeza, voluntad, dignidad, sentido de honor, sobriedad, integridad… de Zury Ríos. Esas son cualidades que hubiéramos querido tener en nuestros gobernantes de este milenio. Carácter que hoy buscamos en los demás candidatos.

Conozco a Zury y me enorgullezco de ello. Conocí a su padre y guardo agradecimiento hacia él por lo que hizo por nuestra Guatemala, que no “este país”. En solo 16 meses hizo más que toda una CICIG en doce años. Creo que los electores hemos perdido una magnífica opción en la elección del 16 de junio y posiblemente también en la de balotaje. Espero, que quien resulte electo pueda hacer una buena conducción del Estado. Nuestro país lo merece, nuestros descendientes lo necesitan.

Me temo que no hay ninguna posibilidad de que Zury esté en la papeleta. El tiempo, entre otras causas, está en contra suya. Confío que sus seguidores sabrán guardar la cordura y que el fallo de del lunes no sea causa de más desestabilización y conflicto. Creo que es muy importante que este proceso electoral concluya con la instalación de un nuevo gobierno en enero de 2020.

Habrá que respetar el fallo de la Corte de Constitucionalidad. Esa es condición para mantener el Estado de Derecho que tanto propugnamos. Ello, sin embargo no significa, de manera alguna que, debamos respeto a sus magistrados. En particular a la magistrada Robinson (Gloria Porras). Vergüenza para ella. Que padezca una intensa apnea del sueño. Que todas las madrugadas despierte sintiendo que muere por ahogamiento.

Muchos de quienes orientan la opinión pública fueron entrevistados acerca del conflictivo artículo 186, en aciago momento incluido en la Constitución. Algunos lo hicieron presentando razones con las que buscaban ser objetivos. Otros eran tendencioso, profundamente parciales. No podían ocultar su enojo contra Ríos Montt por haber sido artífice de la derrota militar de la guerrilla.

Dentro de los ecuánimes, hubo dos interpretaciones, una favorable a las aspiraciones presidenciales de Zury, la otra contraria a tal pretensión. Me parece que hubo cierto equilibrio argumental entre quienes sustentaban una tesis o la otra.

Visto así, la CC siguió ese patrón y predominó una de las versiones. Con lo cual, todos contentos y a su casa. Pero hay un elemento deslegitimador en el fallo de la CC: No todos los magistrados actuaron de buena fe. Hace dos años, un magistrado habría dicho que mientras él estuviera vivo, Zury no podría ocupar la Presidencia de la República.

También está la magistrada Robinson (Gloria Porras) quien tuvo un papel decisivo en el fallo de la CC. No solo por haber votado en contra de su inscripción sino por haber desplegado un largo e intenso cabildeo en el seno de la CC buscando influenciar a otros magistrados. Además de la animadversión –¿aborrecimiento?— contra ella, ha trascendido que mantiene una relación muy cercana con la candidata Torres.

Dentro de los magistrados de la CC Porras ha sido, posiblemente, quien mayor desprestigio ha aportado al ente constitucional. Eso, a pesar de que De Mata Vela y Mejía siempre fueron, en ese sentido, grandes competidores. Resulta, entonces, casi un acto de fe respetar los fallos de esa entidad. Pero es necesario hacerlo, al tiempo que debemos asegurar que tan funestos personajes no vuelvan, jamás, a ocupar un cargo público.

TEXTO PARA COLUMNISTA

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José Fernando García Molina

Guatemalteco, 67 años, casado, dos hijos, ingeniero, economista.Tiene una licenciatura en ingeniería eléctrica de la Universidad de San Carlos, una licenciatura en ingeniería industrial de la Universidad Rafael Landívar –URL–, una maestría en economía en la Universidad Francisco Marroquín –UFM–-, estudios de especialización en ingeniería pentaconta en la ITTLS de España.