En modo “Stand by”

Emunah

Ya se aproxima la madrugada, y todavía estoy tratando de conciliar el sueño. Mientras todos los demás, al parecer, ya están en el mundo de los sueños; mi mente no deja de procesar información, y de hacer preguntas. Pienso en el presente, en el futuro, curioseando hacia donde va mi vida. A veces opto por una hora o dos “Online” disfrutando de mis series televisivas favoritas.

La rutina diaria se ha vuelto tan familiar, que siento que he dejado de soñar, y no estoy enfocado en alcanzar alguna meta. No me siento triste, preocupado, desilusionado, o angustiado, pero tampoco me siento emocionado, o lleno de planes para el futuro.

Estoy como en modo “stand by”, viviendo el día a día. Lo irónico es que muchas veces en lo agitado de la vida deseé ponerme en pausa de vez en cuando.

¿Será esta etapa de mi vida negativa? Siempre me han dicho que tengo que tener planes, objetivos, proyectos. Que la vida se trata de escalar, ir hacia algún sitio, construir un sueño, planificar, tener aspiraciones y trabajar duro por obtenerlas. Que siempre hay que tener claro qué es lo que se quiere y hacia donde se va. Aunque la verdad es que creo que a pesar que muchos están activos, no tienen ni idea de qué es lo que realmente quieren.

¿Que pasa cuando estas en “stand by”? ¿Se interpreta eso como estar estancado, y no ser productivo? En lo personal no me siento así, siempre he tenido la convicción, de que con Dios todo es posible, y que aún en el desierto y en cualquier temporada se puede crecer, prosperar y dar fruto. Mi visión de éxito es siempre estar en sintonía con Dios, y tener presente que Cristo es mi Salvador. Aceptar que tengo mil errores, y que él me ama cuando soy fuerte y cuando soy débil, que él es mi Norte.

El gran secreto de la vida no es siempre estar ocupados, sino tener un lugar seguro donde aterrizar. Muchos vuelan alto, pero sufren un repentino descenso que no pueden amortiguar y su vida se vuelve un caos. Otros nunca se animan a despegar, y sus sueños quedan olvidados en un cementerio. Indudablemente en la vida hay que volar, siempre teniendo presente en preparar ese lugar de descenso, ya que las águilas en algún momento tienen que posarse en alguna roca.

Con esto no quiero decir que debemos dejar de soñar, de construir o planificar. La vida es dar pasos, correr riesgos, salir, emprender, y desarrollar nuestro potencial. Lamentablemente esos proyectos de vida o sueños no te dan el bienestar que necesitas. Cuantas veces nuestros ideales, anhelos o sueños no se compaginan con nuestra vida diaria. Eso nos frustra, y a veces nos lleva a negar o ignorar nuestra propia realidad y drenan nuestra vida.

Lo que trato de decir, es que debemos disfrutar cada etapa de nuestra vida. Y estar conscientes que el estar ocupados no es sinónimo de crecimiento, realización personal o de productividad. De igual forma el estar en “pausa” no es sinónimo de improductividad o falta de autorrealización. Si bien es cierto que hay que planear y prepararse, también es verdad que hay que disfrutar cuando aún no tengamos todos los planos terminados o cuando estemos en “stand by”.

Por alguna razón, en algunos momentos de la vida nos olvidamos de lo más importante. Estamos tan afanados en nuestros proyectos, metas, o aquellos caminos que nos resuelvan la vida o nos llenen de éxito, que dejamos de disfrutar. Nos olvidamos de disfrutar de nuestra familia, de todo aquello que tenemos la dicha de tener. Así mismo nos olvidamos de deleitarnos de la compañía de Dios, él siempre está con nosotros, en cualquier estación de nuestra vida. Él es nuestro lugar seguro de descenso.

Considero que todos, en algún momento de nuestra vida, hemos tenido una pausa; para respirar, para contemplar el paisaje, para tomar una decisión, o porque simplemente no sabemos a donde ir o sobre que pasará. El futuro es incierto, y las temporadas de la vida siempre están cambiando. Nada está garantizado, nuestro fundamento, nuestra esperanza y confianza debe estar en Dios y su palabra, y en saber que él tiene planes de bienestar para nosotros.

Lo importante es que en cada una de estas temporadas, nos aseguremos que Dios esté presente; porque sin lugar a duda él guiará nuestros pasos, y nunca dejará de sorprendernos. “Así dice Jehová, él que abre camino en el mar, y senda en las aguas impetuosas… No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.” Isaías 43:16-19.

TEXTO PARA COLUMNISTA

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