Columnas

Entre payasos y héroes

Idealis Mundi

Apenas llegado al Reino Unido, Trump describió al líder laborista (y al alcalde de Londres) como «una fuerza negativa» y confirmó que le pidió una cita, pero no quiso recibirlo. Luego, ha proclamado «El Brexit ocurrirá… Yo habría llevado a los tribunales a la UE» y prometió que, una vez ocurrido, establecerá un gran acuerdo bilateral.

La primera ministra británica le tomó la palabra, aclarando que los dos países -gobiernos, en rigor- decidirán en su momento lo que se puede y lo que no se puede negociar. Claro, no se trata de dar libertad a los mercados y que, entonces, los ciudadanos decidan aquello que quieren comerciar. Serán los políticos los que decidan.

Miles de manifestantes protestaron contra esta visita que, por cierto, entre otros increíbles gastos, significó que Scotland Yard desplegara 10.000 agentes para garantizar la seguridad. Total, que los gastos sí que se los dejan a los ciudadanos. Trump desacreditó la protesta como «un grupo pequeño» y como ‘fake news’.

‘Dumping Trump’, la gran atracción de las protestas es un robot gigante, sentado sobre la taza del váter y twitteando, que increpa a los manifestantes al grito de «¡Fake News!». La concentración llevaba, también, el popular globo «Baby Trump», “made in China”, que el museo de Londres quiere exhibir.

La verdad es que el asunto no pasa por el Brexit sí o no, sino por cuánta libertad les dejen los políticos a sus ciudadanos para poder interrelacionarse con quién quieran y del modo que prefieran. Pero como decía un ciudadano común, “si Trump y Putin están a favor del Brexit, nosotros nos opondremos”.

El inefable Putin, cuenta María Sahuquillo, bajaba en los sondeos. Entonces, el Kremlin protestó ante la encuestadora estatal y, al día siguiente, se realizó la encuesta con un nuevo método, y así la confianza en el presidente subió del 30,5% al 72%.

Mientras los políticos se dedican a darse importancia -y creerse realmente líderes- los ciudadanos trabajan duramente, y muchos son verdaderos héroes, capaces de enfrentar las dificultades y la violencia en paz. Treinta años atrás, entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989, China comunista aplastó una protesta a favor de la democracia. Algunos aseguran que hubo hasta 10 mil muertos y 40 mil heridos.

El centro fue la Plaza de Tiananmén que, traducido, irónicamente, significa Puerta de la Paz Celestial. Súbitamente, tropas y vehículos militares avanzan y toman el control de la plaza y la ciudad. El 5 de junio, mientras una columna de tanques avanza, un hombre sin otra cosa que una pequeña bolsa en su mano se para en medio del camino.

Los tanques frenan su marcha. Los gritos de los soldados no lo asustan. Sigue así durante media hora, con un coraje inusitado, hasta que lo expulsan. Esta foto, que recorrió el mundo, es un homenaje inmortal a los verdaderos héroes. Nunca se supo con certeza quién fue. Algunos nombres se barajaron, pero no hay certeza. Unos dicen que fue fusilado a los pocos días, otros que vive preso y los más optimistas que está escondido en una zona rural.

En cualquier caso, su coraje fue inmenso, si existen “soldados” con coraje este fue el sumun porque se enfrentó a la máquina de la guerra, pero desarmado. Pasaran los siglos y será recordado como símbolo de la paz, mientras que, afortunadamente, olvidaremos a “gloriosos generales” que tienen pomposos monumentos erigidos… por los políticos.

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Alejandro A. Tagliavini

Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

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