Esa cosa rara llamada poli-amor

Divi Filius

Término poco conocido, aunque no por ello menos practicado, el vocablo poli-amor hace levantar cejas, producir ceños fruncidos y más de algún rechazo mental.  Y es que, las 4 tipologías clásicas griegas del amor ya fueron superadas.  Como lo expone Lucía Extebarría en su libro Más peligroso es no amar: Poli-amor y otras muchas formas de relación sexual, hay al menos 14 formas reconocidas de amor que hoy se expresan de forma regular y normal.  Una de ellas, es, el poli-amor.

¿Otra literatura al respecto? Hay al menos dos ´biblias´ del poli-amor, La ética promiscua (autoría de Dossie Easton y Janet Hardy); y el libro More Than Two: A Practical Guide to Ethical Polyamory de Franklin Veaux.  De entrada, hay que dejar claro que estos textos no son una apología directa de la promiscuidad, de las relaciones libres o del fenómeno swinger.  El poli-amor no es una relación libre, ni tampoco una ´carta blanca´.  Algunos le han llamado ´la nueva poligamia´.  Cierto o no, la idea, es provocadora y parte del siguiente punto:  Es posible, a lo largo de la vida, ´amar´ (tener sentimientos afectivos profundos) por dos o más personas, al mismo tiempo.  Y en lugar de limitarlos, es posible generar esquemas acordados que permitan construir relaciones emocionales estables que no son, exclusivas pero no por ello, desaparece el compromiso y el respeto.

Entender el concepto del poli-amor requiere, esencialmente, deshacer teóricamente la noción de la monogamia.  Esta categoría no es sino, una construcción artificial aparecida para en esencia, asegurar un orden social más o menos estable logrando que el capital acumulado sea transferido a los legítimos herederos y no, a hijos bastardos.  Pero, fuera de este propósito, un reconocimiento honesto nos obligaría a darnos cuenta que ninguna especie de primates superiores cercanos al homo-sapiens es monógama. La monogamia no es natural, sino una invención humana que terminó siendo reforzada por los discursos religiosos.  Ahora bien, ¿Significa esto que necesariamente el concepto de poli-amor refiere al acto de buscar muchas relaciones sentimentales? La respuesta es no.  De nuevo, el poli-amor reconoce algo que es real, el hecho de enamorarse de diferentes personas a lo largo del tiempo.  En lugar de negarlo, reprimirlo, se acepta como un hecho natural. Lo anterior, no implica una pluralidad de parejas necesariamente.  Se puede ser perfectamente monógamo y estar enamorado de varias personas.  Lo que cuenta es, aceptar tal condición.

El poli-amor ha sido practicado por personajes que siempre estuvieron vinculadas por sus críticos a la noción del sexo libre pero en realidad, eran almas libres que habían entendido que el amor no debe tener ´carceles de oro´ y que en realidad, el acto de amar no puede ir descarnado de la libertad.  Simone de Beauvoir, Fridha Kahlo, Anais Nin, Albert Camus, Sartre (por citar algunos).  ¿Se trata esta práctica de una tendencia exclusiva del mundo ´polígamo´ de las letras?  De acuerdo a las cifras del académico estadounidense Kelly Cookson, al menos 3 millones de personas en Estados Unidos se encuentran en esta categoría.  El mismo Rey Salomón, de quien se dice en la tradición judeo-cristiana que era el hombre más sabio del mundo, tuvo mil esposas pero sólo una era amada por encima de todas.

El poli-amor libera de la cárcel cultural creada por sociedades conservadoras que imponen la noción de posesión, cosificación y aprisionamiento.  Pero no viene de gratis.  Es un ejercicio maduro, para mentes inteligentes que son capaces de reconocer la irracionalidad de los celos

(que no son otra cosa más que la sublimación de los instintos de posesión animales).

Además el poli-amor tiene reglas que obligan a comprender un punto fundamental. Primero, se puede amar a varias personas al mismo tiempo, pero el amor nunca, jamás, será el mismo. Existen asimetrías en la forma de amar a cada persona.  En este aspecto, el poli-amor moderno recoge un principio griego fundamental, que el acto de amar implica reconocer las diferentes intensidades entre los amantes.  Por ello, lo primero es aceptar que existen relaciones prioritarias y relaciones secundarias.  Sin este reconocimiento, el esquema del poli-amor no funciona porque no puede determinarse quien requiere más atención.  Quien más atención y comprensión recibe es la parte prioritaria en la relación.  Segundo, requiere reconocer que el amor no es sólo sexual, sino puede limitarse a expresiones de afecto, cariño o relaciones del tipo ´sapio´.  Tercero, obliga a la honestidad de hablar, de evitar engañar (como en las relaciones monógamas) y poner las cosas sobre la mesa, estableciendo una fuerte fidelidad, acuerdo y consenso entre 2 o tres personas.

El poli-amor favorece dos valores fundamentales: libertad y honestidad.

Y por último, pero no menos importante, el poliamor obliga a madurar para así aprender a confiar.

TEXTO PARA COLUMNISTA

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David Martínez-Amador

Becario Fulbright del Departamento de Estado Norteamericano. Politólogo, UMASS-Amherst. Investigador Social en las áreas de Consolidación Democrática, Crimen Organizado Transnacional, e impacto del crimen transnacional en la gobernabilidad democrática. Miembro de la Red de Investigadores Latinoamericanos por la Paz y la Democracia ÍNSUMIISOS´ con sede en Ciudad de México. Profesor universitario y consultor. Ha trabajado en Centroamérica, México, Estados Unidos y Canadá.