¿LIBRE MERCADO?
Barataria
La competitividad y el libre mercado íntimamente relacionados que desarrollados ambos producirían una economía con mayores satisfactores a los consumidores, creando condiciones de competencia que harían innecesaria la intervención del Estado y por otro lado mantendría el poder económico libre de la influencia de actores externos, dejando que los precios se determinen por las condiciones propias de la oferta y la demanda, así como los otros aspectos de calidad de productos.
No son pocos los que han propuesto teóricamente que en Guatemala existe un libre mercado y que las condiciones de los precios son parte de las condiciones propias de la oferta y la demanda y que además de ello existe algunos otros factores de orden internacional que presionan los precios de algunos productos al alza. Sin embargo, es importante preguntarnos ¿Cuál es el “libre mercado” que existe en Guatemala? Puesto que aquí opera una suerte de mercado libre a conveniencia de unos y con el proteccionismo estatal de otros. Basta considerar algunos de los productos que consumimos en Guatemala para conocer que no hay tal competencia ni competitividad entre las empresas y se erigen monopolios no declarados de los productos que terminan literalmente “poniéndose de acuerdo” en los precios para que ellos ganen a costillas de los consumidores.
Si nos damos cuenta cuando de precios se trata se grita a los cuatro vientos que este es un “libre mercado”, casos como las gasolineras que suben los precios a su sabor y antojo con la complicidad del Ministro de Energía y Minas que bajo el pretexto de los precios internacionales toda la gasolina va al alza y parece hasta gracioso que para época de semana santa, época del pago del bono 14 y para épocas de fin de año, en donde se cree que los guatemaltecos tienen más poder adquisitivo, el precio de la gasolina sube de la noche a la mañana dos o tres quetzales por galón, si vemos la competencia entre las gasolineras ya no existe puesto que todas tienen los mismos precios.
Las medicinas es otro aspecto que podemos analizar, no hay libre mercado de medicinas y es un verdadero descaro que las medicinas en Guatemala se vendan hasta con un sobreprecio de 300% especialmente los medicamentos que tienen que ver con enfermedades cardiacas, para la hipertensión, la diabetes y otras por el estilo que son medicamentos de los enfermos necesitan cada día y cada mes. Esto se hace a ciencia y paciencia del Ministerio de Salud, sin que hasta el día de hoy exista una verdadera política de precios de medicamentos.
Cuando el Estado pretende intervenir el mercado muchos vendrán a gritar que este es el libre mercado y que los precios fluctúan de acuerdo a las condiciones del mercado, así si la gasolina sube es por la demanda internacional, los problemas en medio oriente; si las medicinas se venden a un precio exorbitante es porque el mercado regula esos precios, si existen tantos monopolios de hecho, se dirá que ese es el libre mercado y hay que aceptarlo como tal y que el Estado no debería intervenir en el mismo. Pero que no vaya a ser que por diversas razones se afecten sectores como la caficultura, los azucareros, los ganaderos, las mismas gasolineras, incluso los banqueros porque allí si se hacen los cabildeos en el Congreso para que existan leyes que les otorguen subsidios, les exoneren impuestos, les den prestamos con intereses blandos incluso que se constituyan fideicomisos para otorgar créditos o lo que es más grave, que se promuevan leyes como las que pretende que se aprueben los banqueros para que el Estado entre al rescate de Bancos que pueden llegar a quebrar y que los administradores salgan impunes.
Si el pequeño o mediano empresario tiene problemas para salir adelante y debe cerrar su empresa no existe ningún beneficio Estatal que le apoye, porque se asume que “ese es el libre mercado”, pero si son los grandes empresarios o ciertos sectores productivos de la sociedad, entonces si es necesario que el Estado intervenga o les beneficie. Y es que, en Guatemala, el mercado funciona libre para lo que conviene y para lo que conviene también se pide que el Estado intervenga, por ello es que la competitividad aquí es una quimera, en donde no existe tal competitividad, los precios no los fija el libre mercado, porque ya se han dado cuenta los sectores económicos que es mejor “ponerse de acuerdo que competir” porque al que hay que lesionar es al pueblo, al consumidor que debe ver cada día como puede salir adelante y si no creemos que esto es cierto, pensemos en la forma en que la telefonía comercializa en Guatemala, ya no podemos decir que existe una competitividad entre las dos únicas telefónicas que quedan, sino en realidad se han “partido el pastel”. Así las cosas, no hablemos en Guatemala de libre mercado si los empresarios siempre van a pedir que el Estado intervenga cuando las cosas van mal y no van a querer absorber sus propias perdidas porque los riesgos del mercado deberán correrlos los grandes, medianos y pequeños empresarios para que este mercado en realidad sea libre y que las reglas sean claras para actuar en él porque de otra manera existe una obligación del Estado de Guatemala de intervenir el mercado cuando se están cometiendo abusos en los precios de los productos que en realidad no responden a un mercado libre y competitivo.
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