CID-Gallup y los candidatos
Teorema
La tercera encuesta de Fundación Libertad y Desarrollo cuyos resultados generosamente compartió con el público, ofrece datos recogidos entre el 9 y el 14 de julio. Supongo que todos conocen los resultados de la misma. En caso contrario encontrará una copia del documento que circuló en las redes, en el adjunto.
Pero quizá, solo quizá, pocos advirtieron algo que me parece de la mayor importancia. La primera pregunta –de la parte del estudio presentada al público— fue ¿cuál es el principal problema del país? Las respuestas se refieren principalmente a inseguridad, corrupción y falta de empleo.
El reporte no lo indica así, pero al hacer esta pregunta, el entrevistador suele presentar al entrevistado una lista de posibilidades, 13 en este caso. Creo que tal listado, y esta es una sugerencia para el experimentado CID-Gallup, debía incluir una opción que nunca aparece.
Muchos, si no todos, estamos convencidos de que el principal problema del país es el Gobierno. Este y todos los anteriores gobiernos. Hemos sido muy mal gobernados. El Gobierno, contrario a ser la solución, siempre ha sido el problema. De él deriva la inseguridad, la corrupción, la falta de empleo, el alto costo de la vida, la pobreza, las extorsiones, la falta de acceso al agua, el mal estado de las carreteras.
Lo más grave es que si seguimos siendo gobernados de la misma forma como siempre se ha hecho, si todo lo que cambia son las personas que encabezan el Gobierno pero se sigue haciendo lo mismo, los problemas se mantendrán.
En cuanto a la forma de hacer gobierno, solo un candidato hizo una propuesta nueva. Creo que cuando lo hizo, le faltó convicción, pasión, seguridad, ausencia de temor… Los electores no llegaron a ver las implicaciones de la nueva forma de gobernar que él proponía.
Incluso el candidato proponente quedó fuera de la contienda, otro manotazo abusivo de parte de los magistrados del TSE terminó con él y la plataforma que planteaba. Las razones de los magistrados, si bien demasiado rígidas, habrían tenido validez de no haber mantenido otra candidatura sobre la que pesan acusaciones verdaderamente criminales y graves por múltiples cargos que incluyen secuestro y asesinato.
No sé si trasladar parte de las actuales atribuciones del Ejecutivo a las municipalidades ofrezca los resultados que su proponente esperaba. Por lo menos habría dudas en el corto plazo. Pero sí estoy convencido que su propuesta permitía dar un paso adelante para salir del abandono donde nos encontramos.
Creo, siempre he creído que lo importante es analizar, estudiar, escudriñar el mensaje. Pero veo con preocupación que el público elector y aun los formadores de opinión, solo se preocupan por escrutar al mensajero. Muchas veces, si no todas, consiguen difamarlo sin haberse enterado siquiera del mensaje.
Volviendo a la encuesta de CID-Gallup, también conviene resaltar la quinta y sexta lámina que se refieren al perfil de los candidatos. Ninguna de las caracterizaciones pasa de 50%. De hecho, todas, con una sola excepción, apenas alcanzan 28%. Esto significa que los electores, en caso de una segunda vuelta, irán a votar por candidatos en quienes tienen poca confianza.
Se trata de un dato preocupante: Solo 27.5% (poco más que uno de cada cuatro ciudadanos) cree que Giammattei esté preparado para gobernar. En cuanto a Torres, la situación es mucho más grave: únicamente 21.5% (poco más que uno de cada cinco) la considera capacitada para presidir el Gobierno.
Visto de otra manera, cerca de 80% cree que Torres no está capacitada para gobernar Guatemala y cerca de 75% piensa lo mismo de Giammattei. Dada su importancia, habría que profundizar en esos datos de CID-Gallup. De concluir validándolos, como a primera vista pareciera que debe ser, sería tremendo.
Los electores no estaríamos llegando a elegir nuestro futuro gobernante ni el futuro de nuestro país, sino validando la elección de otro gobierno incompetente, quizá tanto como los anteriores.
¿Cómo podríamos entonces superar los enormes desafíos que como país tenemos enfrente? ¿Podrá acaso, el candidato triunfador, superar tal crisis de confianza en los cinco meses posteriores a su triunfo en las urnas?

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