El caos de las ideologías extremistas
Sueños…
Cuenta la historia que en una discusión de escritores Antón Chéjov argumentó en términos definitivos. Sí en el primer capítulo de una novela pones un rifle colgado de la pared, en los capítulos siguientes el arma tiene que ser descolgada y disparada. De lo contrario la historia será banal y despreciable.
De la misma manera, en el momento actual, sí queremos un país mejor, tendríamos que tener la esperanza, de que el o la candidata ganadora en la recta final electoral, tenga en mente tener colgada de la pared la fotografía de una escuela, con el fin de que su gobierno, por fin, se oriente a mejorar la calidad de la educación primaria para todos los guatemaltecos. Ojalá esa escuela, por fin, abra sus puertas a todos los habitantes de este país al borde del analfabetismo perpetuo.
Vivimos en un mundo caótico y de alto riesgo. La principal amenaza del mundo es el inicio de una guerra nuclear en el medio oriente, que puede provocar un terremoto en todo el planeta. Es que sin un sistema nacional e internacional de educación primaria universal, obligatorio y de calidad, poco se puede esperar ante los retos que vienen.
En comentarios recientes, se mencionan los libros que hablan del regreso de las ideologías hermanas: derecha e izquierda. Que regresan con fuerza a vender sus teorías del miedo y la confrontación, ante el fracaso de las democracias de generar una clase media, un centro político pacífico, condescendiente y abierto a todos los puntos de vista.
En la prensa internacional se nos informa del ensayo de Jason Stanley Facha. Los nuevos dirigentes extremistas ya no llegan al poder por la fuerza, llegan por la vía electoral. Se genera la rabia y el miedo acumulados ante una sociedad y naturalezas cada vez mas hostiles y la gente sale a votar masivamente por una salida radical. La gente es parte de los problemas de la globalización, el consumo exagerado, la destrucción ambiental y el desempleo creciente; pero son orientados fácilmente y le echan la culpa a “los otros”.
En forma alucinante los grupos extremistas no buscan las soluciones pacíficas y moderadas. Les gusta incrementar las contradicciones, las políticas extremistas de todo tipo viven mejor en medio de la ansiedad y el miedo .
En este viraje de la historia, lo importante es tomar el poder y ejecutar al adversario. Aunque sea por la vía ideológica. Son constantes los cambios de partido o grupo de interés. La gente que un día era de derecha se pasa a la izquierda y viceversa. Lo importante es tener cerca un puesto de poder y acumular riquezas sin producirlas. La esperanza de un mundo mejor murió.
Queremos confiar en Chéjov. Sí el que está colocado en la repisa es un libro y no un revólver la humanidad tiene esperanzas. Queremos un mundo progresista en que la paz, la educación, la salud, la solidaridad sean compartidas.
El primer esfuerzo de una nación tiene que ser que el 100% de sus habitantes terminen una educación primaria de calidad, que les permita participar de la identidad y unidad nacional, del trabajo y la vida ciudadana que sean el sustento de una democracia social, política y ambiental sólida.
Quisiéramos que el próximo proceso electoral fortalezca el sistema democrático, con elecciones libres y creíbles, con un incremento en el presupuesto social y una disminución en los presupuestos de seguridad. Queremos que desaparezca la desnutrición, el hambre y la pobreza de la mayoría. Que aumente la cultura y la capacidad de convivencia.
¿Cómo puede una sociedad ser viable y progresista?
Generando un lazo estable entre élites de poder y ciudadanía. Para que los ciudadanos puedan participar hay que dotarlos de herramientas: redistribución de la tierra, fortalecer la pequeña y mediana empresa, que el 100% termine la primaria, que el 80% culmine la secundaria. Que los ciudadanos dotados de educación e ingresos puedan ser libres para debatir y construir una sociedad de consenso.
Necesitamos una nueva sociedad, una revolución completa. Que todos podamos compartir en armonía.

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