Camino al precipicio
Pensamiento Crítico
Guatemala y sus gobernantes nunca dejan de sorprender. En este país, al estilo de García Márquez, se vive con un realismo mágico que se torna realidad. La falta de congruencia entre lo que se dice y lo que ejecutan los gobernantes de turno resultan ser el pan de cada día.
El Gobierno del Presidente Jimmy Morales ha llevado su discurso sobre la defensa a la soberanía nacional, a lo más ridículo. Durante las últimas semanas se ha gestado un golpe a la institucionalidad del país. Se ha suscrito, entre las sombras y la penumbra, un convenio para que Guatemala sea un “tercer país seguro” de Estados Unidos. Esto quiere decir que toda aquella persona que solicite refugio en Estados Unidos y que pase por Guatemala deberá permanecer en este país, mientras se resuelve su situación.
Las negociaciones se habían detenido, producto de acciones constitucionales de amparo que fueron presentadas ante la Corte de Constitucionalidad, lo que dio una falsa sensación de calma pues Donald Trump estaba empecinado en firmar dicho acuerdo.
Es innegable que este acuerdo se llevó a cabo bajo la amenaza directa y consumada del Presidente de los Estados Unidos, quien públicamente expresó que de no continuar con las negociaciones estaría imponiendo medidas económicas al país. Ante ello la reacción de los empresarios organizados de nuestro país se hizo ver, primero condenando y señalando a los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, y segundo dando un espaldarazo a este débil Gobierno para que continuara con este fiasco de convenio.
Aún no se conoce a ciencia cierta el contenido total de este convenio, lo cual resulta aún más preocupante. No sabemos el nivel de compromiso que el país asumió frente a Estados Unidos. Lo que sí es seguro es que, de haberse asumido el rol de garantizar la condición de vida de los refugiados, este convenio podrá resultar en una crisis humanitaria sin precedentes.
Guatemala no ha sido caracterizado como un garante de los derechos humanos, ni mucho menos. Ha sido uno de los países que más ha sido condenado dentro del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, lo cual ha representado el pago de exorbitantes cantidades de dinero para indemnizar a quienes han sido afectados. Por lo que pinta, el país estará expuesto a abrir un nuevo frente a sanciones por vejaciones a derechos humanos.
El proceso legal para darle vida a este convenio se debe seguir, deberá pasar por el Congreso de la República, de acuerdo con lo resuelto por la Corte de Constitucionalidad. Es deber de los congresistas hacer ver que el convenio ha sido suscrito como consecuencia de una amenaza. Por lo tanto, de conformidad con la Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados, un tratado nulo.
Ser el patio trasero es un hecho, los defensores de la soberanía falsos antagónicos. De continuar con este proceso y que el convenio entre en vigor, pondrá a Guatemala en la orilla del precipicio.
¿Qué gana Guatemala con esto?, es lo que todos nos preguntamos.

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