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En el preámbulo de los 75 años de autonomía de la USAC

Lugar Hermenéutico

El 9 de noviembre de 1944, la Junta Revolucionaria de Gobierno de la República de Guatemala, emitió el decreto No. 12 por medio del cual se otorgaba autonomía a la Universidad de San Carlos de Guatemala.  El mismo entro en vigencia el 1 de diciembre de ese año.

A partir de esa fecha se le otorgo a la USAC la libertad de cátedra, expresión y organización, esto significo sin duda uno de los mayores avances del siglo pasado para nuestro país en materia no solo de educación superior sino por los roles que está universidad juega en materia social y política en Guatemala.

Con la ruptura de la denominada primavera democrática en nuestro país, el avance de la contrarrevolución y con el establecimiento de los regímenes a partir de la década de los años 60, cientos de estudiantes, catedráticos y trabajadores fueron torturados, muertos o desaparecidos, muchos otros debieron salir del país para salvaguardar su vida o la de sus familias.  ¡Vaya época!

Sin embargo casi 75 años después de entrada en vigor la autonomía universitaria, la toma de las instalaciones por parte de colectivos de estudiantes obliga a hacer una clara reflexión sobre el pasado reciente de esta casa de estudios, una crítica al actuar presente y esbozar los escenarios de futuro que permitan que la Tricentenaria, cuarta en antigüedad fundada en américa latina y única universidad estatal en Guatemala, pueda trascender en el tiempo y espacio de actuación, tanto en lo técnico, científico y lo social.

La USAC de apoco se ha venido recuperando de los duros golpes de su historia, sin embargo, aún hay heridas frescas no solo dentro del campus, también en su entorno.  Heridas fáciles de remover principalmente en una situación de país por demás compleja y convulsa.

Así mismo debe también considerarse que la USAC como un espacio social, se encuentra sometida a diversas presiones que condicionan su radio de acción, entre ellas el incumplimiento de las obligaciones presupuestarias del Estado, entiéndase el 5% que constitucionalmente le corresponde, ello entre otras razones, derivado de las crecientes demandas sobre los cada vez más escasos recursos públicos.

Sin duda alguna la historia de la Tricentaria y estos casi 75 años de autonomía han sido gloriosos, sin embargo las circunstancias demandan que la Carolina convoque a sus mejores hombres y mujeres, ahora que todavía están vivos algunos, cite a los que se encuentran en el exilio, a un congreso académico para repensar la USAC del 2050, una jornada de estricta academia y sociedad alejada completamente de las pasiones políticas e ideológicas.

Estamos de acuerdo en que el aporte de la USAC al desarrollo de Guatemala ha sido invaluable, ello no está en entredicho, sin embargo las asimetrías de nuestra sociedad nos dictan que definitivamente lo hecho a la fecha no es suficiente, pues como lo manifestase continuamente uno de mis mentores más querido, el maestro Tarsicio Parrado S.J.  “Ningún profesional universitario puede pretender considerarse un profesional de éxito viviendo en una sociedad con tanta desigualdad social como la guatemalteca, si lo hace, más que engañar a la gente se engaña a sí mismo”.

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