Mirilla indiscreta

Sacudiendo pulgas y exterminando sanguijuelas

Mirilla Indiscreta

Devolverle el orden al país, después de haber cultivado con esmero la anarquía, será una tarea titánica, que tendrá que pasar por el filtro del rechazo y la hipersensibilidad de las estructuras de poder, asentadas en territorios que crearon las pequeñas repúblicas del crimen y la ilegalidad institucionalizada.

Reclama como primera providencia, transparencia en la decisión, por la valentía de tener que enfrentar, estructuras complejas de poder, dentro del poder mismo del Estado, que tendrían que auto-extirparse para dejar destruir su propio organismo.

Constituye casi un suicidio, porque la vida artificial que le provee la corrupción, el crimen organizado, la explotación sin sentido social de sus recursos estratégicos y humanos, es de tal magnitud, que ellos lo mantienen vivo, estando muerto, para llenar sus fines perversos.

Conscientes, que una supuesta persecución del crimen, podría ser, la disputa por mantener vivo el cadavérico Estado fallido, para dejar el control absoluto de este despojo, al que ganó la última batalla política entre mafiosos.

Arriesgada la decisión del Presidente Morales, de entrarle de frente al fortalecido fenómeno de la ingobernabilidad y las masacres imperdonables de los agentes legítimos del Estado.

Pero es quizá el momento más oportuno para hacerlo.

Los verdaderos dueños del país, nacionales y extranjeros, se alejan ya de las esferas del poder del que se va.

Deja de ser atractivo tener influencia en el gobierno que deja de serlo, y comienza el intento o consumación de la toma del que viene.

Por eso es largo y peligroso el plazo, entre las elecciones y la toma del poder, que con otro objetivo perseguían quienes cambiaron instituciones y prostituyeron los procesos para tomarse totalitariamente el país.

Enmendándoles la plana, el inverosímil plazo, podría servir para sacudir a fondo las apolilladas estructuras de un Estado agonizante.

Ojala el gobernante decidiera despedir su mandato inyectándole, un suero de gobernabilidad al país, asumiendo que debe rescatar todo el territorio nacional del crimen y abrirle las puertas a la prosperidad y el desarrollo.

¡En cuatro meses mucho se puede hacer para rehacer la injusticia que se hizo con la justicia!

¡Mucho se puede hacer para transferirle energía y dignidad a la institución armada, que disminuida, pide permiso para cumplir con sus obligaciones constitucionales, evitando ser estigmatizados como sus líderes históricos, sentenciados por tribunales de fuero especial, prohibidos por la constitución y ajenos a la jurisdicción y competencia de los tribunales militares.

En cuatro meses le podría ahorrar al presidente electo, la tarea de empezar desde el principio, emparejar un camino que debiera quedar expedito como legado histórico del Presidente Morales.

Inconclusa la tarea, el Presidente se jugó el todo por el todo, al liberar al país de la oprobiosa intervención con ribetes criminales de la Comisión Internacional en Contra de la Impunidad.

Pero la percepción que nos queda en relación a la Organización Mundial de Naciones Unidas, es imprecisa en la conciencia ciudadana que confunde a la Comisión con la Organización, y no sabe a quién repudiar más.

La Cicig terminó, pero Naciones Unidas continuará.

Y así como las Naciones Unidas debiera ser mucho más que la Cicig. También con el tiempo nos demostrará que es mucho más que la visión globalista intransigente y sectaria de su Secretario General y su absurda competencia con las potencias o regiones imperiales.

¡No son los 193 países que constituyen las Naciones Unidas quienes deciden sobre la guerra y la paz, en el mundo!

¡Esa controversia universal, la deciden las potencias, dentro de la Institución de Naciones Unidas, porque dominan el Consejo de Seguridad y son el principal soporte financiero de la organización!

¡Pero la distribución de los recursos para el desarrollo, producto de los aportes desiguales de todos los países miembros, como compensación, si la deciden las agencias de asistencia para el mundo más con criterio desarrollista que de política intervencionista!

Cientos de programas que no tienen que ver con proyectos de intervención política como la cicig, que el colmo, fue solicitada por Guatemaltecos renegados, parásitos de ese tipo de asistencia internacional.

Y que pretendieron darle legitimación jurídica, a través de un convenio espurio plagado de ilegalidades y privilegios criminales.

Lo grave es que por el supuesto origen de la comisión, la comunidad internacional, nos tienen cargados de culpas, percibiéndonos corruptos como sociedad y como Estado.

Asumiendo que la inquisición que fue abolida por Napoleón en España en 1808 y por las Cortes de Cádiz en 1813, era el régimen que merecíamos los salvajes centroamericanos de Guatemala, como ejemplo para la región y el mundo.

Por eso una Comisión de la Verdad, que analice a fondo los procedimientos y crímenes realizados por la Cicig, constituye la única forma de rehabilitarnos frente al mundo, para que Naciones Unidas, se imponga de la lesión irreparable que se le infringió a Guatemala ¡Se nos ofrezca una disculpa institucional y la reparación económica que deben reclamar el Estado y las Víctimas!

Por otro lado, Guatemala puede aspirar al derecho, como país miembro, de la cuota que tiene para su desarrollo, económico, social, tecnológico y cultural.

¡No necesitamos una Comisión Interventora!

¡Pero nada tiene que ver con las misiones para el desarrollo y la prosperidad accediendo a los recursos nuestros y de la humanidad!

Este y el nuevo gobierno pensando en el futuro y en resanar heridas, podría fortalecer las relaciones de cooperación económica directa para los planes de desarrollo que defina el gobierno para iniciar, fortalecer o complementar los recursos económicos, de los que carece nuestro país y que se encuentran disponibles en las agencias para el desarrollo que por cientos se agrupan en el seno de la organización.

¡Cerrar el Capítulo de las Comisiones interventoras y abrir el de las misiones para el Desarrollo!

¡Nunca más el control político y judicial de la nación!

¡Bienvenida nuestra cuota para el Desarrollo y la Prosperidad!

TEXTO PARA COLUMNISTA

Lea más del autor:

Danilo Roca (Edmundo Deantés)

Jurista, analista político, luchador por la libertad.