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¡Sorpresa! El futuro es de los viejos

Sueños…

Los tiempos están cambiando. No se trata de comprender el mundo, sino de transformarlo. Pensábamos que a los mayores de edad hay que retirarlos, pensionarlos (si tienen suerte) y enterrarlos. Pero, han vuelto. Según las ciencias biológicas, dentro de los próximos treinta años, la expectativa de vida pasará los 120 años porque varias de las enfermedades más mortales (cáncer, alzhéimer, diabetes y problemas cardíacos) serán curables gracias al desciframiento del genoma humano y otros avances. Según nos informa Vanessa Belapatiño y varios de sus socios (buscar OpenMind).

La salud mejora drásticamente, a medida que la nanotecnología, la biogenética y la fármacología avanzan a pasos agigantados. Ya se conocen variados fármacos contra el envejecimiento y en parte, el tráfico de personas, entre el tercer y el primer mundo es la demanda de órganos jóvenes para los poderosos y famosos (banqueros, cantantes, comediantes, estrellas de cine y faranduleros con poder mediático), que por medio de trasplantes, transfusiones de sangre y otros líquidos vitales, sueñas con vivir una eterna juventud.

Ya la tecnología permite el implante de órganos mecánicos para mejorar nuestro nivel de desempeño vital. ¿Le gustaría que le corten una mano o un brazo y le instalen un órgano robotizado, que le permita comunicarse con el mundo, hablar idiomas y controlar tecnologías informáticas? Los más atrevidos analistas dicen que ya lo hacen los poderosos del mundo.

En general, ya podemos tener medicinas, energéticos y tratamientos al alcance de la mano para vivir más tiempo, más lúcidos y fuertes. Ya se palpa en la sociedad que muy pocos sienten la necesidad de retirarse a los sesenta años de edad. El trabajo está cambiando revolucionariamente en todo el mundo. Y como lo mencionan varios analistas del BID (El futuro del trabajo, 2019): “…sostenemos que el mayor riesgo que corren muchos de los países sería quedarse por fuera de esta revolución. Lo que importa es cómo se preparen para aprovechar estos cambios con el fin de maximizar las oportunidades, a la vez que afrontan sus posibles riesgos y retos. Se requieren respuestas adecuadas a nivel de los individuos, las empresas y los gobiernos.”

La mayoría de analistas del mercado de trabajo afirman que las personas que se pensionan a los 60-65 años pueden ser productivos durante por lo menos 20 años más. La medicina y el buen cuidado hacen que los mayores sean vigorosos por más tiempo. Se considera que tarde o temprano los gobiernos, la política, tenderán a revisar el concepto de retiro y de pensión. Tanto los sistemas fiscales insostenibles, como la misma población se resistirán a la obligación del retiro. Son las paradojas de un mundo científico-tecnológico, la tasa de natalidad desciende, mientras que la expectativa de vida aumenta.

Las mujeres, más preparadas y con una visión de ascenso profesional, político y social tienen hijos a edades mayores o no tienen. Será que los empleadores harán un viraje hacia contratar empleados de mayor edad, por ser, tal vez, más productivos, más juiciosos y no necesitar mayor entrenamiento.

Ya se nota, que los ingresos promedio más altos de las generaciones adultas actuales, permiten financiar por más tiempo a los hijos. Antes la adolescencia duraba entre los 14 y 20 años. Ahora la adolescencia llega a los 40 años. Las familias pueden mantener por más tiempo a los hijos. Será que se generará una generación de rentistas.

Como lo mencionan los expertos del BID, pudiera ser que el progreso tecnológico ofrezca oportunidades para que las economías en desarrollo crezcan y logren mayores niveles de prosperidad. Pero, esto no es necesariamente así. El progreso tecnológico trae algunos retos que para la capacidad intelectual actual parecen insalvables. Uno, la generación de ingresos más elevados en todo el mundo provoca un auge del crecimiento poblacional sin freno y un consumo desorbitado, lo cual provoca la destrucción del medio ambiente y del resto de las especies. Dos, las tecnologías tienden a desplazar el trabajo humano, especialmente en labores rutinarias.

La situación avanza de este modo. Por un lado crecimiento poblacional humano irracional, acelerado; por otro las tecnologías incrementan el desempleo. Todo lo cual prepara el terreno para un cambio social de shock, disruptivo.

Podrán los países centroamericanos avanzar en la modernización y generar una estrategia creativa para distribuir equitativamente el ingreso y orientar a la población hacia el uso del tiempo en forma creativa y culta. Ojalá podamos decir, parafraseando a Stefan Zweig, Futuro, “—¡Ahí estás!” con una voz de pueblo que recorra la “escala que asciende cada vez más luminosa desde la sorpresa hasta la absoluta felicidad…”, -“¡Ya empezaba a temer que no fueras a venir!”, y quiera la buenaventura que el futuro no nos responda: “—¿De verdad? ¿Tan poca confianza tienes en mí?”

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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