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Conflictividad, desigualdad y bono demográfico

Guatemala Al Rescate

En Guatemala, la ausencia de Estado y la debilidad institucional no han permitido generar las condiciones necesarias para armonizar las relaciones sociales entre personas y comunidades, lo cual es una realidad innegable, esas dos variables permiten la conflictividad social, lo que ha dejado que diversos actores recurran a la fuerza como una estrategia que les permita negociar lo que por otros medios no pueden obtener y como resultado cada vez miramos cómo el número de conflictos sociales se incrementan y cómo, a la vez, el Estado y sus instituciones se debilitan.

Según el Observatorio de Conflictividad, en el año 2017, hubo 6 mil 523 conflictos reportados a nivel nacional, la mayoría se concentraron en el sector extractivo (mineras; 45.5%), en el sector energético (hidroeléctricas; 12.40%) y en el sector agroindustrial (tierras; 5.80%) especialmente en los territorios en donde viven comunidades indígenas.

Igualmente, Guatemala es una de las economías más grandes y fuertes de Centroamérica, pero a la vez es de los países con mayor desigualdad en Latinoamérica y de acuerdo al Banco Mundial, nuestro país ocupa el noveno lugar entre los países más desiguales del mundo.

No se necesita ser experto  para entender que la desigualdad, en cualquier país que se manifieste, permite ver un aumento de la pobreza, lo que a la vez limita el crecimiento económico de una gran parte del conglomerado social, aumenta la conflictividad social, la violencia y la delincuencia, condiciones que, al final, debilitan la cohesión social; la desigualdad tiene múltiples formas de expresión, que se mezclan entre si y generan situaciones de exclusión, el concepto de exclusión social se refiere a los procesos y situaciones que impiden la satisfacción de las necesidades básicas de las personas como son el trabajo, la vivienda, la educación, el acceso a la salud y su participación en la sociedad.

A partir del año 2015, Guatemala experimenta un periodo de 35 años denominado por los economistas como “el bono demográfico”, periodo durante el cual la población joven y productiva del país, de 15 a 34 años será el segmento más amplio de habitantes, lo que abrirá una oportunidad de desarrollo, y este desarrollo a futuro dependerá de lo que se haga en la actualidad en cuanto a inversión en educación, nutrición, salud e infraestructura.

El bono demográfico en las condiciones actuales de nuestro país ¿Es una ventaja o una desventaja, cuántos niños y jóvenes tienen acceso a educación, salud, nutrición, condiciones de vida adecuadas para desarrollarse, cuantos jóvenes salen del nivel diversificado y cuántos de ellos consiguen un trabajo formal, cuántos de ellos van a la economía informal, ¿cuántos de ellos teniendo las capacidades y llenando todas las formalidades son rechazados por vivir en áreas rojas? y entonces vuelvo a preguntar ¿El bono demográfico es para nosotros una ventaja o una desventaja?

Aunado a esto me pregunto, con la problemática de la conflictividad y la desigualdad en nuestra sociedad, ¿Se están generando en la actualidad las condiciones para que los jóvenes estén capacitados y puedan desarrollarse para enfrentar el futuro o simplemente ya estamos tarde?

GUATEMALA NECESITA DE SUS MEJORES HOMBRES Y MUJERES.

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