La estadística como estrategia
Sueños…
En sus 21 lecciones de ajedrez, Garri Kasparov nos inspiró para valorar la estrategia de una nación. En efecto, los países del mundo, aproximadamente 195 naciones, se dividen en torno a la estrategia en tres grupos. Los que alcanzaron el desarrollo y se concentran en mantener el poder y hegemonía económico-social en el mundo; los que conscientemente buscan convertirse de países subdesarrollados en países desarrollados y los países que se dejan llevar por la corriente, que se dejan llevar por la rutina sin tener norte ni sueños.
Reescribiendo lo dicho por el gran maestro del ajedrez podríamos reescribir sus palabras: Amo a la sociedad y al planeta, los amo desde hace tiempo y tal vez para toda la vida. Estudio el tema del desarrollo continua y minuciosamente. “Sin embargo, de vez en cuando al valorar lo aprendido y planear lo que debo hacer en un futuro próximo, me asombro de la inagotabilidad” de la vida de la sociedad y la potencia y lucha inquebrantable de la naturaleza.
La sociedad y la ciencia han intentado millones de teorías, se han escrito miles de obras, se analizaron docenas de modelos del desarrollo, y mientras el humano domina las ciencias de la vida, de la física, de la química, de los mundos subatómicos y nanotecnológicos, es incapaz de crear una doctrina que explique cómo vivir en paz entre los humanos y cómo convivir con el resto de especies sin destruirlas, sin esclavizarlas, sin hacerlas sufrir. Los humanos con su poderosa fuerza tecnológica y comercial arrasan todas las formas de vida y los recursos de la tierra; someten a millones de especies vivas al sufrimiento y al desamparo, y no podemos convivir en paz entre nosotros mismos y menos con el resto de animales y plantas.
Aquí es cuando Guatemala sorprende al mundo. Realiza un censo alucinante, digno de la imaginación de Asturias, Carpentier, Borges o García Márquez. Este censo del 2019 pone a Guatemala, de nuevo, en la cima del realismo mágico. El primer shock internacional es la declaración de que los guatemaltecos son 14.901,286 habitantes. En todo el mundo surge la duda y el desconcierto, ni los molinos de viento de don Quijote alcanzan tal nivel de locura. El FMI, en su página oficial afirma que los chapines son 17 millones, cuenta azorado que en julio del año 2019 al repasar, junto con las más altas autoridades del Estado, de la política económica y empresariales recibieron la información más certera de las variables principales del país. Y, sí. Según el cálculo histórico del FMI y las mencionadas autoridades los habitantes de Guatemala son más de 17 millones, con esa base se calcula el PIB, el PIB per cápita (la productividad del país), y el futuro del desempeño. Y dos meses después el gobierno de Guatemala afirma que solo hay 15 millones en el país. Los del FMI están buscando en sus valijas y en los aeropuerto de Washington en dónde estarán 2 millones de gentes que se nos perdieron.
El mismo PNUD, con sede en Guatemala, afirma en su último informe del desarrollo humano que los chapines eran 16.9 millones en el 2016, y que según el crecimiento esperado por ese organismo ahora debieran de ser 17.5 millones; en la CEPAL surge el desconcierto, según sus estadísticas en el 18 eran 16.8 millones y ahora tendrían que ser 17.1; no menos perplejos están los de la CIA, en su página al informar de los indicadores de este fabuloso país los habitantes eran en el 18 nada menos que 16.6 millones, ahora no saben dónde están el resto, será otra maniobra de Rusia.
El matemático gringo John Allen, seguramente va a dictaminar que los funcionarios públicos de Guatemala padecen anumerismo. El anumerimo es la incapacidad de manejar cómodamente los conceptos fundamentales de número y azar, que atormenta a demasiados ciudadanos que, por lo demás, pueden ser perfectamente instruidos. Las mismas personas que se encogen de miedo cuando se confunden términos tales como «implicar” e «inferir», reaccionan sin el menor asomo de turbación ante el más egregio de los solecismos numéricos.
El mismo Allen afirma que gente que se indigna ante el mal uso de participios, latinismos, extranjerismo, presume de sus errores matemáticos. Los números no son lo mío, no entiendo ni la diferencia entre álgebra y aritmética, no puedo ni cuadrar mis cheques. Bueno, ahora los chapines podremos presumir, tenemos la desviación estándar más grande del mundo, la madre de todas las desviaciones estándar.
Pero, hay más. Según nuestro indiscreto censo, hay cerca de medio millón más de mujeres que hombres. Será posible semejante desviación poblacional. Y no solamente eso, es el único país del mundo, digno de ser incluido en todos los proyectos de investigación biológica y poblacional, en donde la pirámide poblacional no se invierte, sino que se está haciendo cuadrada, todo un logro estadístico. Un premio Nobel no está lejos de nuestros estadísticos.
Allí no termina todo. En las definiciones de la etnia hay verdaderos monumentos al conocimiento mundial. Primero, se inventaron una nueva etnia: extranjeros, es un verdadero aporte a la ciencia social.
Segundo, casi el 42% de la población es maya, cualquiera que estudie historia sabe que la civilización maya desapareció hace varios siglos. Cuando llegaron los invasores europeos ya no existía tal civilización. Sin que existan pruebas concluyentes algunos afirman que varias de las etnias actuales son descendientes de los mayas, puede que sí, puede que no. Lo que sí podemos afirmas que las cualidades de idioma, creencias, comportamientos, etc. que definen una etnia o nación nos indica que en Guatemala hay K’iche’s, kaqchiqueles, Q’eqchi’, Mames, Poqomames, Tz’utujil, hasta 22, 24 o más étnicas, que por ser discriminadas y eliminadas o invisibilisadas no se les quiere dar el estatus que en verdades poseen, ser naciones en proceso de formación o extinción. Algunos en forma oportunista quieren aparecen como sus representantes y los engloban en un solo grupo, en realidad son muchas minorías que tienen derecho a luchar por sus intereses nacionales.

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