Columnas

¿Error el viaje a Caracas?

Divi Filius

Inicialmente cuando los medios lo reportaron parecía un error amateur.  El presidente electo, el canciller designado y un tercer acompañante viajaron a Caracas con la intención de reunirse con Antonio Guaidó Márquez , actual presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela y parcialmente reconocido como presidente encargado de Venezuela.

¿Intentar ingresar a Venezuela para reunirse con Guaidó?  Una operación suicida en todo sentido.  ¿Intentar ingresar a Venezuela, el presidente electo de Guatemala y el Canciller designado portando pasaportes no guatemaltecos (en razón de doble nacionalidad europea)?  Un error de imagen y de formas.  Y si a ello se agrega, de acuerdo a la información provista por el gobierno venezolano, que el interés de los ´viajeros´ no era realizar turismo, es claro que esto fue una muy arriesgada aventura.  En la ortodoxia, que un presidente y un canciller designado viajen con pasaportes distintos a los del país que tendrán el honor de representar es algo difícil de comprender.  Sobre todo si la razón del viaje no es turismo.

Pero al final, parece que el resultado se logró con claridad.  Primero, la publicidad , y concretamente la de medios internacionales.  Bajo el principio de no hay publicidad mala, aparecer en los medios alemanes, españoles, mexicanos posiciona al gobierno del Presidente electo Giammattei.  Segundo, el espaldarazo que se recibe por parte de los Estados Unidos, al criticar al gobierno venezolano y alabar la valentía del presidente electo.

Ninguna acción en el ámbito político se realiza sin tener un mensaje claro.  Toda acción intenta ´mercadear´ una idea, un valor, un principio.  Bajo el principio actual en términos que la política son sensaciones, imágenes y emociones, queda muy claro que en la descrita situación la futura administración del presidente Giammattei estaría pensando en reconocer a Gauidó cómo presidente encargado de Venezuela.  Un giro, sin duda en política exterior pero que otros países importantes (entre ellos Alemania, España) han llevado a cabo a pesar que Guaidó no cuenta con legitimidad democrática alguna.  De nuevo, por último y no menos importante, el presidente electo Giammattei estaría haciendo un guiño a la administración Trump, una ofrenda de paz.  No hay que olvidar que, es la intención del presidente electo desconocer el acuerdo de Tercer País Seguro.

Una acción arriesgada que perfectamente pudo terminar mal.  El resultado fue el esperado.  Es de esperar que los riesgos hayan sido calculados por el Canciller designado.  Parte de ese riesgo asumido es reconocer que posiblemente en algunos puntos el sector privado organizado intentará utilizar la Cancillería como instrumento personal.  Va a ser necesario, por no decir, fundamental, de ahora en adelante, que la futura Cancillería guatemalteca guarde las formas tradicionales propias de hacer las relaciones exteriores por mucho que se desea hacer de este entorno una ventanilla captadora de inversión.

Pero por lo pronto, para los efectos prácticos de un futuro gobierno de derechas, de corte empresarial, que buscará un mayor apalancamiento con Estados Unidos, se pueden anotar una victoria.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Lea más del autor:

David Martínez-Amador

Becario Fulbright del Departamento de Estado Norteamericano. Politólogo, UMASS-Amherst. Investigador Social en las áreas de Consolidación Democrática, Crimen Organizado Transnacional, e impacto del crimen transnacional en la gobernabilidad democrática. Miembro de la Red de Investigadores Latinoamericanos por la Paz y la Democracia ÍNSUMIISOS´ con sede en Ciudad de México. Profesor universitario y consultor. Ha trabajado en Centroamérica, México, Estados Unidos y Canadá.

Avatar de David Martínez-Amador