Columnas

GUATEMALA: Un estado gobernado por Guasones

Desde Mi Trinchera

Despacio en una especie de hipnosis, Guatemala fue cambiando al ritmo de un mundo a la inversa, retorcido y manipulado, un mundo donde los héroes “son crueles e injustos”, donde los villanos son seres llenos de “amor y belleza” en donde sus crímenes más perversos y sangrientos son producto de una sociedad “intolerante”, que no acepta que las “minorías” retorcidas y con serios trastornos mentales, se vuelven malvados debido a su misma condición de “victimas” y “sufridos”, y son ellos ahora los que se merecen ser designados a dedazo para dirigir los destinos de las naciones, imponiendo su intolerancia a quienes ellos consideran intolerantes, ante los que osan creer en el cristianismo, o en los valores morales, ante los “dinosaurios conservadores”, esos “decrépitos nacionalistas”, que aún creen en la soberanía, en los países libres con poderes independientes… si esos buenos que ahora son malos y merecen sufrir y desaparecer, a voluntad de los ahora “guasones” agrupados en grupos desde la falsa “sociedad civil”, en jueces, magistrados, incluso en empresarios titiriteros que solo miran el derecho de sus narices para seguir manejando el país a su antojo detrás del telón.

La crisis política y falta de certeza jurídica en la que vive Guatemala, se asemeja a una de esas películas con mensajes subliminales de Hollywood, hemos permitido que personajes como “guasones” de lujo, trabajen al servicio de organizaciones terroristas de izquierda, que aprovechándose del dolor y la pobreza de la mayoría de guatemaltecos, lucran y engordan sus chequeras, al final resultan ser grandes “guasones”; malos haciéndose las víctimas, organizaciones que se autonombraron “defensoras de los guatemaltecos” bajo el título de “Sociedad Civil”, donde podemos mencionar como ejemplo una de las peores y más letales, Fundación Mirna Mack, que hoy en día gracias a la manipulación e injerencias que ejercen con nuestras mismas leyes, por medio de instituciones que han ido cooptando lentamente desde hace muchos años atrás, juzgados, juzgados de mayor riesgo, en la Corte Suprema de Justicia y la nefasta Corte de Constitucionalidad.

Sobre esto, muchos de nosotros hemos escrito, advirtiendo desde tiempo atrás, lo que hoy ya se consolida claramente como una dictadura oficial de las cortes; cuantas veces hemos visto pasar amparos e innumerable cantidad de recursos espurios y estúpidos, carentes de cualquier tipo de lógica jurídica, amparos políticos que al ser presentados por esos “guasones”, tales como el Procurador de los Derechos Humanos Jordán Rodas, grupos como Acción Ciudadana o Fundación Mack, que al llegar a las manos de magistrados que no responden a los intereses legítimos de los guatemaltecos, que usan las mismas leyes para quebrantarlas, que basados en mentiras y juegos demagógicos, manosean nuestra  Constitución Política, para estafar al pueblo, tratando de hacer creer a los pocos guatemaltecos que les interesan los problemas políticos nacionales, que están resolviendo conforme a derecho, cuando la realidad es que lo hacen al gusto y sazón de sus patrones, aquellos a los que les deben favores y les pagan sus “extra- sueldos”.

En lo particular una extraña resignación y estratégica reagrupación entre lo posible e imposible circula por mi mente, aceptando que seguir haciendo catarsis entre nosotros mismos, quejándonos por medio de las redes sociales y grupos de WhatsApp es una estupidez y perdida de tiempo, para poder así aceptar más suavemente nuestra cobardía, por carecer y no tener el valor de defender nuestra Guatemala como se lo merece, como nos llenamos la boca en decir que “tanto la amamos”… “la vieja escuela” de patriotas, nacionalistas murió, y aceptarlo es el principio para poder entender este debacle nacional.

Imposible seguir permitiendo que los magistrados de la Corte de Constitucionalidad en Guatemala sigan usando la Constitución como trapo sucio, que  esa Corte de malvados sea el “tribunal omnipotente” para decidir por los tres poderes legítimos de nuestro Estado, imposible que esa Corte sea la espada de ira y venganza de una minoría de “guasones”  que luchan por tomar el poder total del país , para ponerlo a disposición, no solo de sus cuentas de bancos, sino también al festín de lujuria, inmoralidad y decadencia que promueven los grupos sociales y minorías apoyadas por el globalismo y políticas internacionales, que más allá de una simple tendencia o moda política revolucionaria, es realmente una lucha entre el bien y el mal, entre los héroes de verdad y los guasones, que los respalda el rey de las tinieblas y la inmoralidad, debemos reconocer que esta es una lucha muy lejos de ser únicamente política es espiritual.

En un legítimo Estado de Derecho, es inadmisible que un grupo minoritario, pero fuertemente económico, con intereses políticos e ideológicos, sea beneficiado con resoluciones y ordenes ilegales, emitidas desde la misma Corte de Constitucionalidad, violando los derechos básicos, la independencia de poderes, al usurpar funciones que no le competen. Para que la institucionalidad del país resurja y vuelva a nacer de sus cenizas, se necesita que el mismo Estado sea sacudido de una forma violenta, desde sus propias raíces, que el árbol del nacionalismo y amor patrio sea podado, para que crezcan nuevas y fuertes ramas.

Guatemala necesita lastimosamente sufrir más, tocar fondo, para que pueda a base de su realidad identificar a sus verdugos, quitarle esa mascara de hipócritas y sufridos “guasones” a eso traidores vende patrias que se hacen millonarios en nuestras narices con el esfuerzo de nuestro trabajo, que condenan a nuestra sociedad, a nuestros hijos y nietos, a ser parte de un mundo decadentemente apocalíptico, que solo nos llevara a la condenación de toda la raza humana. Tendremos que sufrir aún más, para que el mismo guatemalteco pueda respetar, darle su lugar y además pedirle a las instituciones que aún son libres e independientes como nuestro Ejército de Guatemala, que hombro con hombro, juntos y unidos rescatemos la nación.

Hablamos que no podemos luchar contra la corrupción por nuestros propios medios, hablamos que somos incapaces de dirigir los destinos de nuestra nación, pedimos que comisiones extranjeras lo hagan por nosotros, celebramos sus mentiras y abusos disfrazados de éxitos y muchos ruegan por su permanencia y eso es porque nos resignamos a ser unos inútiles defendiendo la justicia, porque preferimos regalar nuestra dignidad, soberanía y verdad, porque nuestra inmadurez electoral, apatía e ignorancia nos hace esclavos de nuestro destino.“No esperemos que el remedio nos lo den en la boca… peor aún, no vaya ser que la cura por comodones, resulte siendo para nuestro presente y futuro un veneno lento y mortal.”

TEXTO PARA COLUMNISTA

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Noel Arameo Barillas Peláez

Abogado y defensor de la República

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