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Evo Morales nuestro héroe latinoamericano

Antropos

De momento salió de su país Evo Morales, pero sus ideales y logros están presentes para el orgullo de América Latina. Aún recordamos como fue cobardemente vilependiado el libertador Simón Bolívar, cuando salió de Bogotá. Sus sueños y aspiraciones para construir un solo continente, fue aorillado por los conservadores de aquel momento y que  ahora, los herederos de aquellos criollos, se lamen los bigotes por lo que han hecho con Evo.

Los avances por construir una sociedad más igualitaria socialmente equitativa y las acciones por el desarrollo económico independiente del país, le costó la aparente derrota. Quienes hoy se alegran por lo que hicieron ya gobernaron Bolivia con rotundo fracaso y otros, fundamentalistas osan colocar la figura de Jesús como estandarte, hecho que se parece a los que en 1954, utilizaron la figura del Cristo Negro de Esquipulas para comandar un ejército intervencionista contra el Presidente Jacobo Arbenz.

No hay duda que Evo en su gestión tuvo algunas limitaciones, pero esto no es suficiente para que hoy los conservadores pretendan reírse cínicamente de un gobernante que logró alcanzar un nivel de conciencia ciudadana de la población marginada de Bolivia. Miles y miles de indígenas están hoy bajo la hoguera de un aparente retroceso, pero su fuerza milenaria y la voz de esperanza de un Evo sólido en sus ideales, están presentes para derrocar a los usurpadores de las libertades y la dignidad humana.

Sabemos los que conocemos Bolivia, que hay regiones integradas por criollos quienes nunca han permitido el cumplimiento de los derechos de los pueblos originarios. Esa conciencia discriminadora y racista, no les permite ver a los otros como seres humanos. Los otros, para los criollos, son mozos, son “chusmas” como decimos en Guatemala. Los otros son empleados y nada más que empleados, no alcanzan la categoría de seres pensantes, inteligentes, creativos e imaginativos. Son los “indios” en términos despectivos.

Pero fue a todo este gran conglomerado que ha vivido en Bolivia desde hace centenas de años, antes que los blancos llegaran a ese lugar, a quienes Evo posicionó como personas inteligentes y sensitivas. Dejó atrás en este corto período de gobernante los cientos de años de ignominia en donde todavía conservan estos sectores con orgullo cínico el gran trofeo, del palacio imperial de la familia Patiño, dueños y señores de las minerías de Cochabamba como una muestra de su poder y odio hacia los otros que no son criollos. Lo que no dicen es que esa inmensa fortuna de esta familia, fue hecha sobre la base de la explotación irracional. Miles de indígenas murieron en esas minas y otros vieron languidecer sus vidas.

Hoy van tras el litio, mineral precioso y sobre los grandes yacimientos de gas para llenar sus gargantas insaciables. Lo peor de esto, es que a través de la tergiversación de la verdad, los medios nacionales e internacionales han creado masas de corifeos que gritan lo que les dicen sus amos y se han convertido a su vez, en una especie de cancerberos cuidando la puerta del infierno de una Bolivia que entrará en sus dramas del pasado, al menos que las masas campesinas y obreras alcen su voz para no dejarse arrasar. Por eso Evo vive y hoy más que nunca con más energía porque las fuerzas democráticas de América Latina están con él.

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