Columnas

Desahogo y reflexión

Políticamente Incorrecta

Está es una historia que podría ser hipotetica o real, pero que demuestra que la corrupción no es exclusiva del Estado. 

Había una vez un señor muy honrado y trabajador que se casó con una dama (la señora A) y tuvo una única hija con ella.  Está pareja construyó un patrimonio, que entre otras propiedades incluía dos bodegas. En una de ellas instalaron el negocio del señor M, en la otra se instala la empresa de la señora B, además de hacer un apartamento, primer hogar de la nueva familia.  Cómo lastimosamente sucede, 9 años después de nacida la hija se divorciaron. La señora A no pidió nada en el divorcio excepto la patria potestad de su hija.

Dos años más tarde el señor M contrae matrimonio con la señora B. Esta señora tenía dos hijos, un varón y una niña de su matrimonio anterior. El señor M y la señora B no tuvieron hijos.  Cómo el padre de los dos niños de la señora B no parecía hacerse cargo de ellos, el señor M los educó, mantuvo etc. sin jamás adoptarlos, sin darles su apellido.

Décadas más tarde, en pleno uso de sus facultades, el señor M decide poner las dos bodegas a nombre de su hija. Es así que realiza dos contratos dónde se las adjudica a su hija. En la propiedad 1 da el usufructo vitalicio a la señora B. Allí opera su empresa, la cual la hija misma le dice que no desea heredar cuando el padre se la ofrece. En la propiedad 2, dónde estaba el apartamento, el usufructo se lo reservó para él.

En octubre del 2007 al señor M le da un tercer infarto y un derrame a los 83 años y entra en un profundo estado de senilidad. Finalmente, la señora B logra en febrero del 2008 separar a su marido de la hija. Le prohíbe a la hija del señor M el ver a su padre. El señor M fallece el 30 de enero del 2012.  La hija sólo se entera del fallecimiento de su padre en junio del 2012, luego de hacer una búsqueda en Google escribiendo la palabra obituario al lado del nombre de su padre. 

La hija inició un litigio contra la señora B y su hijo para recuperar su propiedad.  El hijo de la señora B, representante legal de la empresa del señor M, de alguna forma en el 2008 saca una firma donde el señor M vende la propiedad 2 a la señora B cuando esa propiedad ya había sido vendida a la hija en 1998. Y el guisache dice que la escritura donde su madre tiene el usufructo es falsa, al mismo tiempo que alega que existe un usufructo. ¿Incongruencia, desesperación o estupidez? 

Luego de 11 años de litigio, la hija le gana el juicio civil, la apelación y la casación a la señora B y a su hijo, el guisache, pierden hasta el pelo. El Registro de la Propiedad anula la inscripción anómala del contrato fraudulento e inscribe lo que la Ley ha decidido es el contrato original, el de 10 años de antelación. Inicia el juicio de desalojo. Como medida de presión la propietaria legítima del inmueble 2 ordena el corte de la luz, no sin antes averiguar que la señora 2 y sus hijos poseen varias casas, apartamentos y terrenos. O sea, tienen a dónde irse y más medios que ella. 

El guisache trata por todos los medios de perjudicar a la hija del señor M. Desde amenazas en redes sociales hasta solapadas y por interpostas personas. Ella interpone medidas cautelares contra él. Aduce intento de homicidio cuando la propietaria legítima no ve a su ex madrastra desde febrero 2008 ni tiene contacto alguno con ella o su prole y no es adivina.

Cuidar a los padres es obligación de los hijos, máxime teniendo los medios económicos para hacerlo. La señora B tiene un hijo abogado que ejerce su profesión y maneja el negocio que era de su marido. Una hija casada con un contratista de la DEA, así que gana en dólares. Sin duda, es una pena que la señora B esté enferma y no se le debe desear ningún mal, pero con propiedades de las cuales devengar, la responsabilidad recae en los hijos de la señora B.  Tal y como la nueva propietaria debe atender a su respectiva madre de 89 años. 

La gente, que no investiga, publica sandeces difamando a la hija del señor M. Ella lanza por medio de una persona muy cercana un reto al guisache a un careo público donde presente sus documentos. 

La gran ironía es que durante ese litigio de 11 años, la hija del señor M vivió 7 años fuera del país, en el anonimato, y por ende, sin influencia. Los últimos 4 se los pasó peleando contra lo que muchos llamamos la corrupta politizacion de la justicia, llamando a la Fiscal General anterior una prófuga corrupTA abiertamente en redes, además de criticar duramente a la Fiscal actual. Pero aún con eso, la hija de la señora B tiene la desfachatez de decir que la hija del señor M tiene influencia en el MP. Irónico, absurdo y ridículo.

Parece de telenovela. Pero estos dramas, suelen suceder.  Hermanos se matan por dinero, hijos traicionan y roban a sus padres, y pasa todos los dias.  En todos lados, en todos los gremios, hay gente avara, poco ética y oportunista. El que así sea, no disminuye el problema, pienso que es importante entender que no es un mal del burócrata, es general, mundial. Gente que trata de manipular la verdad, cuando la verdad está demostrada con una secuencia lógica de documentos legales. Es como pretender vender gato por liebre.  Al final, la verdad siempre sale a la luz. Si una persona no procede correctamente, no cuida su metro cuadrado, no tiene autoridad moral ni para criticar al Estado.

Las personas pueden engañar a las personas, pero a Dios, nadie lo engaña. La corrupción es una peste, venga de donde venga pero solo se combate con la más irrestricta aplicación de la Ley apegada a la letra, no sujeta a interpretación. Existe gente dispuesta a hacerlo en todos los ámbitos del mundo legal. Así como hay tipo el guisache, hay Abogados que hacen honor a su investidura.

Si todos nosotros cuidamos nuestro proceder individual, cuidando nuestro núcleo familiar, vamos a lograr formar ciudadanos honestos y dignos. Sólo con ciudadanos así podremos fortalecer y limpiar nuestras instituciones. Y sólo con instituciones sólidas lograremos esa Guatemala libre, próspera y justa que casi todos anhelamos.

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Betty Marroquin

Licenciada en Relaciones Internacionales, especialista en el Congreso de los EEUU.

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