Méritos, fracasos y éxito

Catarsis

Cada día se sacrifica más el mérito en beneficio de la igualdad. La igualdad de oportunidades, así como la equidad son piezas claves en una sociedad libre, mas eso no significa que seamos iguales. La naturaleza misma no nos da igualdad y mucho menos equidad, en cualquier camada de animales lo podemos ver, siempre hay uno más fuerte, uno más débil, uno más inteligente y uno con más carácter o uno más astuto, etc., es igual con los humanos.

La igualdad ante la ley se da para que todos tengamos las mismas oportunidades y de esta manera equiparar esas desigualdades naturales o sociales, pero eso no significa que nos convirtamos en una sociedad de mediocres en la que se descalifica el mérito. La igualdad ante la ley nos da la oportunidad de prosperar sí se tiene la capacidad y así se desea, pero no podemos ni debemos ser una sociedad en la que quienes son mejores sean castigados.

Hablemos ahora del mérito y de la muy mencionada meritocracia. El Diccionario de la Real Academia Española, define la meritocracia como un «Sistema de gobierno en que los puestos de responsabilidad se adjudican en función de los méritos personales».

¿Existe meritocracia en nuestro sistema de Gobierno? ¡No! Lo que existe es compadrazgo, mercantilismo, beneficios a granel para grupos de interés, todo en nombre de la igualdad, claro está.

Lo curioso es que este fenómeno no solo se da en el gobierno. Se da también en los centros de enseñanza, estamos educando a una generación de mediocres que se sienten amenazados por el éxito de otros.

Durante el mes de octubre que se celebran las clausuras escolares, me sorprendió la publicación de una madre cuya hija había participado en una conocida obra infantil. Una persona la felicitó porque la pequeña tenía el papel protagónico, sin embargo, la madre respondió que no, que la niña no tenía el papel protagónico con exclusividad, sino que se lo habían dado a todas las niñas para que ninguna se sintiera de menos. ¡¿Cómo?! Claro, como si la vida real fuera así. Por mucho que en Hollywood hablan de igualdad, no los veo produciendo películas en las que varias actrices interpretan el mismo papel protagónico. Los premios de la Academia se siguen otorgando a la mejor actriz, al mejor actor y a los mejores actor y actriz de reparto.

Fracasar es importante, aprendemos del fracaso. Ser rechazados nos fortalece y nos da la fortaleza para esforzarnos y mejorar o bien buscar otra cosa que hacer. Fracasar es clave para alcanzar el éxito y, aunque se sea afortunado y no se fracase, el temor a fracasar nos da los suficientes ánimos para seguir adelante, también hay otros a quienes los paraliza. Es así como se triunfa o se fracasa; es así como en este mundo hay gente exitosa y gente fracasada.

El éxito por lo general está ligado al mérito. No sucede así en todos los casos, porque hay quienes nacen con mucha suerte, pero hasta la suerte se acaba y es ahí donde demostramos de qué estamos hechos. Es en ese momento en que los méritos cuentan. Y por favor no confundamos mérito con esfuerzo. Hay quienes se esfuerzan mucho, pero nunca llegan a alcanzar el éxito, y esto también es parte de vivir. Y por ello es tan importante que le demos desde pequeños las herramientas necesarias a nuestros hijos para enfrentar la realidad. Y no piensen que no valoro el esfuerzo, todo lo contrario. Difícilmente hay éxito sin esfuerzo, pero no son sinónimos.

Por ejemplo, nunca falta el comentarista deportivo que alabe a la selección de fútbol mayor porque jugaron muy bien, la pregunta es, ¿ganaron? ¿De qué sirve hacer las cosas bien si no se triunfa? Y eso no significa que no hagamos nada por placer, yo leo por placer, pero eso no me hace más o menos exitosa. Qué romántico es decir que lo que cuenta es el esfuerzo, pero así no es el mundo real y así no se pagan las cuentas a fin de mes, ni mucho menos las naciones prosperan.

Hay un aumento desmedido en el uso de antidepresivos, ansiolíticos y en el consumo de drogas, y eso es porque esta sociedad igualitaria nos hace cada día más débiles y más codependientes. Obviamente no se puede generalizar porque hay personas que en realidad tienen problemas y necesitan de estos fármacos, pero podemos negar el uso desmedido de los mismos.

Vivimos en una sociedad que penaliza el éxito. Los empresarios exitosos son muchas veces desprestigiados y vistos como seres ambiciosos con el alma enferma. Claro que los hay, pero no lo son la mayoría ni la norma.

Es por esto que me opongo a cualquier tipo de beneficio en favor de un grupo en detrimento del otro, debemos de crear una sociedad que se base en el mérito como forma para alcanzar el éxito y que no vea al fracaso como algo negativo, sino más bien, como parte de la vida.

TEXTO PARA COLUMNISTA

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Carmina Valdizán

Abogada y analista guatemalteca, presentadora de televisión y escritora.