El equilibrio político y social la clave

Guatemala Al Rescate

En Venezuela y Nicaragua se protesta por falta de democracia, en Chile, Colombia y Ecuador por falta de oportunidades y mayor igualdad, en Bolivia se produjo un relevo presidencial por abuso del poder,  México no ve salida a la creciente problemática de la narcoviolencia y, por supuesto, hay otros países que podrían entrar en esta dinámica de no encontrar una salida democrática, a través del dialogo y la concertación, que garantice que el modelo económico que se asocia a décadas de concentración del ingreso de la riqueza, en pocas manos, se transforme para generar oportunidades a una gran mayoría de la población que los demanda; el descontento social de la clase media, que representa el 45% de la sociedad latinoamericana, que vive justo por encima del umbral de la pobreza, unido a la ausencia de reformas en las instituciones y en la economía, generan inseguridad, violencia, criminalidad, una economía volátil, corrupción y frustración, factores que, a su vez, generan desasosiego y desacuerdo con sus gobiernos; de no entrar a realizar los cambios que las sociedades demandan y a implementar un dialogo y concertación con los sectores vivos de la sociedad, es casi imposible detener un impulso que se viene gestando en el continente, ya que, luego de periodos de dictaduras y gobiernos autoritarios, muchos países optaron por la democracia como sistema político y la población, en general, esperaba un periodo de bienestar económico para todos, lo que no fue así.

Según una proyección que presentó a la opinión publica la Comisión Económica para  América Latina y el Caribe (CEPAL), denominada Informe Panorama Social de América Latina 2019, se destacó un retroceso en la reducción de la pobreza y pobreza extrema, las proyecciones dan en total 191 millones de personas en pobreza de los cuales 72 millones de estos vivirán en extrema pobreza, de igual manera, este organismo planteó que uno de los factores que más inciden en la pobreza en la región es la desigualdad, aquí es importante plantear que, definitivamente, hay un desencanto de la población a los modelos económicos imperantes en la región, porque el beneficio no llega a una gran mayoría de la población, que rechaza a los partidos políticos y a los políticos porque estos han corrompido el sistema, y con su miopía han abusado del poder.

En Guatemala se registra el 59.3 por ciento de habitantes en pobreza y pobreza extrema (10 millones de habitantes) la cual impacta mayoritariamente a la población indígena-rural, lo que desde luego no significa que no afecte al mestizo y al afro descendiente, siendo los niños los más afectados; prácticamente todos los departamentos de Guatemala tienen un alto índice de pobreza.  Sin embargo resulta interesante que el Banco de Guatemala, pronostica un crecimiento económico del 3.5%, impulsado por las remesas familiares, la construcción y el gasto público, la pregunta es: Definitivamente somos un país estable en su macroeconomía, pero, ¿Qué pasa con la economía familiar, la de aquellos a los que no llega el derrame de una economía exitosa?  ¿Cómo hacemos para que los jóvenes puedan acceder a un trabajo, o a conseguir un crédito blando y de largo plazo para iniciar un negocio?, ¿cómo hacemos para que se le de sostenibilidad en el tiempo a un proceso de reducción de la pobreza y pobreza extrema?, ¿cómo hacemos para que los adultos de 45 años en adelante puedan tener acceso a un trabajo digno? Estas y muchas preguntas más deben de ser resueltas por el Estado creando las condiciones necesarias para que conjuntamente con otros sectores, pero especialmente con los empresarios actuando con total responsabilidad social logremos sacar adelante a nuestro país, de otra manera nos vendrán tiempos complicados y difíciles para todos.

En Latinoamérica apenas existe un esfuerzo de largo plazo y autentico por lograr un equilibrio político y social, se observa mucho más una propensión hacia la distribución socialista o hacia la consolidación de políticas neoliberales las que solo toman en cuenta a su clientela política y se olvidan, castigan o como mínimo desprecian al adversario político, de allí la importancia de los acuerdos y consensos políticos para gobernar en beneficio de todos.

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