¿Y en dónde están los derechos de la víctima?
Barataria
La Corte Interamericana de Derechos Humanos dictó una sentencia mediante la cual “reivindica” a los señores Roberto Girón y Pedro Castillo Mendoza, quienes en abril de 1993 confesaron haber secuestrado a la niña de cuatro años de edad Sonia Marisol Álvarez García, a quien retuvieron durante cinco días habiéndola violado y asesinado a machetazos. El mismo señor Pedro Castillo Mendoza confesó “No sé qué nos pasó, saber qué estábamos pensando. Habiendo cumplido todas las etapas del proceso penal regulado en ese momento y habiendo agotado todos los recursos legales incluyendo el recurso de gracia, fueron ejecutados por fusilamiento, es decir luego de la condena de pena de muerte la misma se ejecutó.
Por algunas instituciones mal llamadas “defensoras de derechos humanos”, el caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la cual llevó un procedimiento acaso del más perverso derecho que existe ya que dispuso entre otras cosas, medidas de indemnización para los familiares de las “violaciones sufridas” por los asesinos y violadores confesos de una niña de cuatro años que no tenía como defenderse de las atrocidades de quienes no solo violaron a la niña de cuatro años sino que también la asesinaron.
Los Derechos Humanos como tal no son malos en sí mismos sin embargo existe una suerte perversa de aquellos quienes se han arrogado la titularidad de los derechos inherentes de todos los humanos no solo de aquellos que sin más ni más cometen una serie de delitos, son condenados y posteriormente resulta que alegan violación a sus derechos humanos que no respetaron a otras personas.
No podemos imaginar el sufrimiento que tuvieron los padres de la pequeña Sonia Marisol Álvarez García cuando le entregaron el cuerpo sin vida de la pequeña asesinada y saber que fue violada y ni siquiera podría imaginar el sufrimiento que tienen hoy en día cuando saben que una Corte dicta una sentencia “premiando a los familiares de asesinos confesos”, porque según analiza no tuvieron una defensa adecuada y fueron condenados a muerte según el propio sistema legal guatemalteco de ese entonces.
Me gustaría pensar que pasaría si los señores Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, Eduardo Vio Grossi, Humberto A, Sierra Porto, Elizabeth Odio Benito, L. Patricio Pazmiño Freire y Ricardo C. Pérez Manrique quienes integraron como jueces la Corte que dictó la sentencia estuvieran en los zapatos de los padres de la niña Sonia Marisol Álvarez García violada y asesinada por los señores Roberto Girón y Pedro Castillo Mendoza a ver si resolverían premiando a los asesinos con compensación económica para las familias de quienes asesinaría a sus hijas o a sus propias madres, seguramente no tendrían el valor para hacerlo pero tratándose de papeles en donde los victimarios resultan ahora ser víctimas y las verdaderas víctimas fueron olvidados por un sistema perverso que premia al delincuente y perjudica a la víctima. Y es que, ser juez no es solo considerar aspectos formales, es ver el sentido propio de los hechos que marcan a familias enteras que son víctimas de la delincuencia para que al final los victimarios tengan más derechos que las mismas víctimas porque se les garantiza una serie de derechos que no son solo aplicables a ellos, porque si hablamos de juicio justo, aplicación del derecho pues esto debe ser tanto para la víctima como para los victimarios y con mayor razón en estos casos.
El límite de los derechos humanos de una persona son los derechos humanos de la otra, nunca podemos alegar un derecho humano en perjuicio de la otra persona porque ambos son seres humanos. En realidad se necesita una revisión profunda de los derechos humanos y especialmente quitar el monopolio que muchos han hecho de los mismos de tal suerte que ahora, hasta se ha sesgado ideológicamente estos aspectos precisamente por el “secuestro” de instituciones como la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que sigue siendo una suerte de decisiones sesgadas y sin sentido, “premiando” a los delincuentes porque según sus propios criterios se les violó un derecho cuando ellos no solo violaron a una niña sino la asesinaron. Hay de aquellos que a lo malo llaman bueno y a lo bueno malo.

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