Derechos humanos para todos
Poptun
Este 10 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de Derechos Humanos, en remembranza con la fecha en que se proclamó la Declaración Universal de Derechos Humanos, en 1948. Ese Instrumento jurídico, establece que: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros” Así mismo instaura que toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en la Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue promulgada pasada la Segunda Guerra Mundial, luego que miles de personas sufrieron tratos crueles e inhumanos en ese conflicto armado, y en refutación a esas violaciones de derechos humanos, los países se comprometieron a no repetir acciones que denigraran la dignidad y el valor de las personas.
En la actualidad, los derechos humanos representan la vida civilizada, puesto que simbolizan la dignidad de todas las personas, porque permiten que cada uno de nosotros desarrolle el plan de vida que más nos gusta. Para decidir autónomamente sobre nuestra vida, es necesario ser considerados como iguales ante los demás, pero al mismo tiempo es imperioso gozar de ciertas libertades, tales como: de expresión, de reunión, de locomoción. Así mismo como seres humanos precisamos sentirnos protegidos ante los posibles abusos por parte del Estado, entre ellos, frente a detenciones ilegales, y a poseer seguridad jurídica para que las autoridades observen los procedimientos que se establecen en la ley.
No obstante a lo que significan, el desarrollo de los derechos humanos es criticado por un sinnúmero de personas, bajo el argumento que éstos sólo defienden delincuentes o promueven la impunidad, y demandan que estos desaparezcan. Pero estimo que, antes de tomar una posición crítica debemos poseer una sólida comprensión de este concepto.
Como lo establece la Declaración de los Derechos Humanos, se deben observar “sin distinción alguna”, es decir que es para “todos”. Esta condición esencial de los derechos humanos acredita que los mismos no están para defender a personas malas o buenas, sino que defienden únicamente a “personas”. Pero si en cambio solicitamos que se reduzcan garantías a una persona delincuente, finalmente nosotros también estamos exigiendo que se reduzcan nuestras propias libertades porque nadie está exento de enfrentar un proceso penal, por eso es un craso error pretender que a las fuerzas de seguridad y del Estado se les otorguen mayores potestades, ya que eso significa reducir nuestros derechos y dar margen a mayor arbitrariedad.
Así mismo es forzoso comprender que los procesados por un delito son “personas” y por eso deben ser tratados como seres humanos, y en ese sentido en los procesos legales se deben de respetar las normas y procedimientos que se instituyen en la Constitución y la Ley. En todo proceso penal donde se va a decidir la inocencia o culpabilidad de una persona, el juicio debe realizarse conforme a los modos legales, sin que se cometan excesos por parte de los agentes estatales, porque si se perpetran, el Estado estaría actuando como un vil malhechor.
Uno de los asuntos que más obstaculiza la comprensión del concepto de derechos humanos y estimula una postura crítica frente a su progresividad, es visualizarlo únicamente desde una perspectiva, sin percibir la multiplicidad de dimensiones y mucho menos sin ser empáticos ante cada una de las situaciones que se generan si se vulneran.
Por ejemplo respecto a las garantías judiciales en el proceso penal, es frecuente argumentar en contra de los derechos humanos desde la perspectiva de la víctima porque nos conmovemos ante el dolor que sufre a consecuencia del delito, y ante ese dolor requerimos que se castigue al delincuente, lo cual es perfectamente comprensible y válido. Sin embargo, no son reconocidos ni valorados como importantes los problemas que afrontan los sindicados de un delito: que deben defenderse y luchar ante un sistema judicial sumamente poderoso, compuesto por policías, investigadores, fiscales, jueces, entre otros. Y es que es ahí donde toma importancia que existan reglas claras que deben de respetarse porque de lo contrario es carta abierta para ejecutar arbitrariedades, tomando en cuenta que no hay igualdad de armas entre el Estado y un particular.
Los derechos humanos son imperiosos en todo Estado democrático con el fin de promover una convivencia pacífica en un espacio de libertad donde se respete la dignidad y el valor de todas las personas. Es necesario que todos los seres humanos, en igualdad de condiciones, posean pleno acceso al goce de derechos fundamentales, porque los derechos humanos están para combatir los abusos del poder público y a favor de la legalidad y del estado de derecho.

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