Columnas

Llega la Navidad

Políticamente Incorrecta

Guatemala se viste de fiesta. Hasta en los más humildes caseríos y cantones la gente junta para preparar sus tamales, su ponche, y festejar en familia y con amigos. Los chapines somos gente querendona, a excepción de un grupúsculo de amargados frustrados. Nos encanta la familia, nos gusta celebrar con los amigos, ver las luces que los alcaldes han colocado en sus jurisdicciones para alegrar el ambiente y estimular el espíritu Navideño.

Esta estación, si bien primordialmente es una época para celebrar el nacimiento de nuestro Señor Jesús, para los creyentes, se ha convertido en una época de celebración de la familia, hasta para quienes no profesan el cristianismo. Todo, en el afán de fortalecer nuestro sentido de humanidad, dar y recibir cariño, afecto, recordando a quienes amamos y ya no están con nosotros.

Si creemos en el milagro de la Navidad, se vale soñar con una Guatemala en la que la gente deje de lado sus pequeñeces, sus mezquindades, sus ambiciones sin límite, su egoísmo, y que de pronto a todos nazca conciencia, generosidad, consideración hacia los demás, amor por la libertad, lógica, sentido común, respeto por quienes piensan diferente, recato, y amor patrio. Al fin de cuentas soñar es gratis.

Linda sería Guatemala si todos entendiéramos la importancia de ser libres. La importancia de vivir en un país dónde la Ley se aplica de igual forma para todos. Dónde un crimen sea un crimen, sin importar si contra ancianos o niños, mujeres u hombres, homosexuales o lgbtq. Gente es gente, punto.

Un país dónde la autoridad gane bien, para no necesitar ser corrompida para subsistir. Donde se respete su autoridad, así como la autoridad respete al individuo y no abuse de su poder. Un país dónde las fuerzas del orden puedan de verdad defender a la ciudadanía de narcos, mareros, violadores, ladrones y asesinos, sin ser penados por la Ley. Con fuerzas del orden mejor armadas que los criminales. Y con una población que usando sus dos dedos de frente sepa que la víctima será defendida, y el victimario pagará las consecuencias de sus actos, sea quien sea.

Una Guatemala dónde quién quiera pueda emprender una actividad productiva, sea desde una tortillería o un pinchazo, hasta una gran inversión multimillonaria. Con reglas claras, concisas, lógicas, sin que el Estado se convierta en grillete, verdugo, explotador, parásito e impedimento al progreso del individuo. Un Estado en el que se le dé al ciudadano la lista de lo que NO puede hacer, dejando todo lo demás libre. Un sistema económico dónde el gobierno incentive, pero en serio, no nada más de nombre, la productividad del individuo. Con un sistema bancario dónde no le pidan a uno de todo (actualmente sólo falta una muestra de sangre) para darle un préstamo, para realizar una transacción en moneda extranjera, para abrir una cuenta bancaria. Un sistema dónde las personas sepan que mientras respeten la naturaleza, el bien común, pueden emprender sin pena. Y que, a su vez, a las comunidades no vengan daneses, belgas, alemanes, gringos, canadienses, suecos, noruegos ni ningún otro extranjero, a meterle veneno a la gente, desinformarla, meterle ideas irracionales en la cabeza. Que la gente sepa que mientras se respete lo mencionado, los emprendimientos que inviertan en su comunidad generarán empleo directo e indirecto, prosperidad y desarrollo.

Una Guatemala dónde la gente lea una buena noticia, y no le busque el “pero”. Dónde la gente pueda ser más positiva, deje de ver micos aparejados en todo, y simplemente viva y deje vivir a su prójimo, en libertad. Dónde se respete a la gran mayoría conservadora, sin querer imponer cosas que consideramos contrarias a nuestra cultura, pero a su vez, dónde el individuo en la privacidad de su hogar viva como quiera, haga lo que quiera, con su persona. Que cada uno maneje su vida como guste, sin alterar la de los demás.

Una Guatemala dónde las personas de Fe podamos celebrar nuestra Fe como querramos, y quienes no tienen, pues puedan ser ateos con libertad. Sin unos burlarse de los otros.

Una Guatemala dónde violadores de niños, extorsionistas, asesinos seriales, psicópatas, mareros y narcos enfrenten la pena de muerte. Y a su vez, los inocentes no nacidos que por razones obvias no han hecho nada contra nadie, puedan venir a la vida libremente. Ojalá y la gente aprendieran a controlar sus hormonas, para no usar el aborto como control de la natalidad.

Linda sería Guatemala si pudiéramos vivir en armonía. Los socialistas, porque siempre los habrá, soñando con repartir lo ajeno. Y esa gran mayoría que amamos la libertad, libres de producir etc., y de estimular un país libre en el que hasta los socialistas puedan expresar sus “sueños de igualdad” sin temor.

TEXTO PARA COLUMNISTA

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Betty Marroquin

Licenciada en Relaciones Internacionales, especialista en el Congreso de los EEUU.