Al César, lo que es del César
Kidon
Estamos a pocos días de que se lleve a cabo la transición de gobierno, luego de haber transcurrido cuatro años de la administración presidencial de Jimmy Morales Cabrera y Jafeth Cabrera Franco. A decir verdad, cuatro años de un gobierno que, con más luces que sombras llegó al final de su período constitucional con el mayor porcentaje de credibilidad por parte de la población guatemalteca.
No fue fácil ocupar la primera magistratura de la nación y lidiar con los continuos ataques mediáticos, antijurídicos y de hecho llevados a cabo de parte de la extrema izquierda del país, sus satélites incrustados en la falsa sociedad civil, la comunidad internacional y la entrometida ONU, en contra de su persona y familia.
No obstante, mantuvo la posición y defendió la soberanía nacional, ante el embate de extranjeros indeseables en su afán por entregar el país, a los designios de verdaderos delincuentes marxistas, para someterlo a la pobreza extrema, típica de regímenes como Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Con sus valientes decisiones, dio una luz de esperanza a cientos de personas ilegalmente detenidas, víctimas de una persecución penal selectiva y desproporcionada en total violación a sus garantías constitucionales de presunción de inocencia, debido proceso, derecho de defensa y tutela judicial efectiva.
Confirió a nuestro Ejército, el sitial de honor que le corresponde, contribuyendo a equiparlo, y profesionalizarlo en beneficio del país, así como a mejorar las condiciones de vida de sus integrantes y por ello, las merecidas condecoraciones que esta noble institución le concedió.
Gracias a la brillante y tenaz labor de la licenciada Sandra Erica Jovél Polanco, la mejor canciller en la historia del país, se logró reconducir la política exterior, por el camino correcto, es decir el de la legalidad, el respeto mutuo entre Estados, la no intromisión e injerencia en asuntos internos, fortaleciendo a nivel global el intercambio comercial, laboral, cultural, educativo, así como el apoyo y atención consular a nuestros migrantes.
En materia de seguridad junto a Enrique Degenhart, se logró reducir la tasa de homicidios, secuestros y extorciones a nivel nacional, así como el acondicionamiento de la fuerza policial para funciones de protección ciudadana y no de extranjeros indeseables o activistas inútiles.
Y qué decir de la recuperación del sistema de salud publica llevado a cabo por el doctor Carlos Soto Menegazzo, quién a pesar de las carencias dejadas por su antecesora, supo atinadamente orientar sus esfuerzos en mejorar la calidad de vida de los más necesitados; o la gestión en materia de infraestructura a nivel nacional, con mayores y mejores carreteras, incluso con la habilitación de una vía férrea.
Desde luego, hubo desaciertos por ejemplo la carente gestión a cargo del Ministro de Energía y Minas, Luis Chang quien debido a que antepuso sus intereses personales sobre los generales, deberá enfrentar un proceso penal próximamente, ya sin la protección del antejuicio de la cual hasta hoy goza; al igual que el Procurador General de la Nación, Jorge Luis Donado Vivar, con una opaca y omisa actuación en defensa de los intereses del país.
Ojalá, el Presidente Alejandro Giammattei, continúe la línea de defensa institucional y ciudadana iniciada por el gobierno de Jimmy Morales y en ese sentido, evite tener relación con oscuros personajes ligados o vinculados a grupos de izquierda, pseudo defensores de derechos humanos, falsos activistas sociales, oenegeros, el non grato o la prófuga de la justicia, o que comulgue con demócratas fracasados, pues, en caso contrario, es decir que decida dormir con el enemigo, tenga por seguro que más temprano que tarde, volverá a ingresar a prisión y el país a un grave conflicto social.
Recuerde: “La diferencia que existe entre una democracia y una democracia popular, es la misma que existe entre una camisa y una camisa de fuerza”.
Ronald Reagan.

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