Un nuevo abordaje para la desnutrición infantil
Guatemala Al Rescate
De acuerdo con datos proporcionados por UNICEF, en Guatemala uno de cada dos niños sufre desnutrición crónica, esto significa un 49.8%; este es un dato alarmante, la desnutrición crónica afecta a niños menores de cinco años y es un grave problema que pasa inadvertido para el grueso de la población, de igual forma tenemos un 34% de mortalidad infantil, cuya principal causa son la neumonía y las enfermedades diarreicas agudas, de estas enfermedades un 54% están asociadas a algún grado de desnutrición crónica.
Este es, sin lugar a dudas, el problema más grave que afecta a la infancia en nuestro país, y que arrastra otras consecuencias como la deserción escolar, que es muy alta, y en gran parte no es producto únicamente de la falta de oportunidades, sino de igual manera, consecuencia de la desnutrición, lo que se ha constituido en un difícil problema a resolver. Se afirma, por parte de los expertos, que la desnutrición crónica es una cadena perpetua porque implica que el niño no va a tener un futuro conveniente, no va a tener oportunidades ni de estudiar, ni de optar a un trabajo digno, no va a ser un adulto ni desarrollado, ni productivo, lo que sin lugar a duda significa para él y su futura familia, la perpetuación del ciclo de la pobreza.
En la historia reciente los diferentes gobiernos han anunciado diversos planes para disminuir la desnutrición crónica, sin embargo, a la fecha ninguno de estos ha podido alcanzar logros significativos en su reducción, según información proporcionada por el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), solo del año 2009 al 2019, el gasto público para la seguridad alimentaria y nutricional sumó poco más de 63,000 millones de quetzales, tiempo y recursos invertidos con los que no se vio mejoría sustantiva, de igual manera, las instituciones de gobierno no logran reducir la desnutrición por las deficiencias en el sistema de salud, sistema que UNICEF califica de «muy debilitado» ya que el servicio de salud no llega a las comunidades más remotas del país, lo que no permite la atención a planes de prevención de la desnutrición», hoy en día todavía tenemos un 33% de la población sin cobertura sanitaria, es decir no hay una apuesta gubernamental para invertir a nivel comunitario y por último los cambios en los patrones de lluvias detectados desde el año 2015 han provocado pérdidas superiores al 80% en las cosechas, lo que se traduce en hambre en el área rural, ya que normalmente estas cosechas forman parte de su dieta alimenticia.
Es fundamental la voluntad política y nuevas ideas de las autoridades de turno para mejorar el abordaje de la desnutrición crónica, estos planes deben ir encaminados a mejorar la coordinación entre las entidades gubernamentales, municipales y comunitarias, contar con una buena asignación presupuestaria, acompañada de una correcta gestión de los recursos y de los controles respectivos para evitar la corrupción, y por ultimo desarrollar el área rural, porque al final, este no es únicamente un problema de salud, es problema de hambre, por falta de oportunidades.

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