Algo socialmente valioso: Apoyarlos
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Últimamente un reciente reportaje se refiere a abuelas que dedican gran parte de su tiempo a cuidar a sus nietos, constituyendo así un pilar fundamental en el desarrollo de ellos y de muchos hogares guatemaltecos. Y señala que en la situación actual, en que muchos padres tienen que trabajar fuera de la casa, los abuelos han tomado un papel esencial como colaboradores en la educación de los nietos, y los padres están conscientes de que no hay personas más indicadas para realizar esta tarea.
Esto cada vez se valora más. Es frecuente ver en las mañanas, personas de edad –abuelos- llevando niños a los colegios; así como ver abuelas que esperan a mediodía la salida de los niños del colegio. Son abuelos que, de algún modo, viven una segunda paternidad. Este nuevo rol de los abuelos es consecuencia también –a veces- de cambios en la estructura familiar y de los horarios de trabajo de sus hijos.
Siempre han sido pieza fundamental para el mantenimiento de la unidad familiar, portadores de la historia, transmisores de cultura; y en ocasiones ejercen una labor de mediación en los conflictos entre la segunda y la tercera generación. Está comprobado, que una relación positiva entre abuelos y nietos contribuye a que éstos se comuniquen con los padres y, como consecuencia, haya mejores relaciones familiares. La figura del abuelo ha sido un referente en la vida de las familias, no sólo ligada a la infancia; incluso contribuyen, a veces decisivamente, a mantener valores morales y religiosos, y promover las tradiciones en la familia, y esto es un tesoro que integra las generaciones.
Es tema muy actual. Los abuelos tienen un papel insustituible como escuela donde desarrollar las virtudes y afectos de los niños, pueden armonizar aspectos tensos de la convivencia padre-hijo, cooperan en el hogar aportando una visión positiva de las situaciones. Todo esto se refleja en la vida social; y hay países donde surge asociaciones cuyo objetivo es “unir, formar y animar a los abuelos y abuelas para que, con su experiencia y puesta al día, cumplan con el objetivo de ser más útiles a sus hijos y nietos”.
En un Congreso reciente sobre esto se advirtió precisamente que no se les debe marginar a los abuelos considerándoles simplemente “una carga” cuando, sobre todo actualmente donde los ritmos diarios son acelerados, pueden ser un recurso positivo para la familia y para toda la sociedad. Son “intérpretes privilegiados de los valores comunes que rigen la convivencia”; son “capaces de comprender la complejidad de la vida desde los acontecimientos que ya afrontaron” y enseñar a evitar errores del pasado.
Estamos ante un fenómeno nuevo, que requiere valorarlo y potenciarlo. Hay países donde existen programas dirigidos a ayudar a los abuelos que atienden a sus nietos, pues la sociedad es consciente del desgaste psíquico y físico que supone cuidar niños, a veces especialmente difíciles por provenir de hogares rotos o conflictivos. Por ello es razonable ayudarles socialmente… y agradecerles su tarea.

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