Columnas

En un mundo ideal

Políticamente Incorrecta

Vemos el ejemplo de Uruguay. Lacalle Pou, líder del Partido Nacional, ganó las elecciones en Uruguay, con una coalición de todas las fuerzas de derecha agrupada en el Frente Amplio. Cinco partidos se unieron para apoyarlo en la segunda vuelta y para hacer un gobierno de coalición que converge en trabajar por un Uruguay más libre, soberano y próspero. Quiere pagar la deuda de Uruguay, disminuir el déficit fiscal, reducir el tamaño del gobierno y liberar el sector energético.

Pero Uruguay tiene una gran ventaja: una baja polarización, si bien los extremos políticos ideológicos están bien definidos.

En Guatemala, que es lo que primero nos debe de importar, el cartón de lotería que tenemos es grave. Vamos desde partidos marxistas como el MLP, la URNG, y Winaq, a medias tintas como la UNE y Creo, oportunistas como el difunto PAN, centro derecha debilitados como los Unionistas, derecha herida como FCN y los demás, que no se sabe. En febrero del 2020 el TSE canceló a Encuentro Por Guatemala, Fuerza, Convergencia, Partido Productividad y Trabajo, Unidos y Libre. FCN y UCN se encuentran aún pendientes de resolución de acciones legales interpuestas por supuesto financiamiento electoral. FCN dice que es lícito, porque el origen es demostrable, de la UCN no se sabe. Su candidato está en prisión en USA por narcotráfico.

Crear nuevos partidos sería entonces una posibilidad. Me parece que ya existen algunos proyectos, que ojalá giren en torno a ideales, a conceptos, a principios y valores, y no en torno a un líder político.

Lo triste es que según se escucha, otra vez son varias facciones pequeñas con problemas para encontrar financiamiento, retos para reclutar gente que apoye, y no una sóla fuerza que unida presente algo substantivo como opción política para que votemos en las próximas elecciones.

La derecha en Guatemala en su mayoría, parece padecer de miopía, egocentrismo y carencia de visión de país. En lo personal, traté de unir antes de aceptar correr en la contienda anterior, pero si bien los Unionistas, Todos y FCN trataron, figuras prominentes de derecha no quisieron aceptar esa unión. Tenían que beneficiar a sus amigos candidatos a diputado, etc. Mezquindades, a mi criterio.

Contrario a lo que me dicen los tontos útiles que me atacan, yo no tengo ambiciones políticas. Eso sí, espero poder ir a votar en la próxima contienda por un candidato que realmente represente los principios y valores en que creo y que defiendo: la supremacía de la Constitución, la libertad individual sagrada, el derecho humano a la propiedad privada, la reducción del tamaño del gobierno, la reducción del gasto público, que se invierta en educación y salud mientras que se libera para que haya competencia que estimule mejores servicios en ambas cosas, un Ejército fuerte, la aplicación de la pena de muerte que ya está en la Constitución, reglas claras y leyes concisas. Somos un país dónde se sobre-legisla, con leyes poco claras, que dan lugar a interpretaciones absurdas o bien, a que los oportunistas de turno hagan de las suyas. Queremos un partido que sea pro vida, pro familia, pro libertad de culto, pro Israel (al menos en la ONU), y ojalá esté dispuesto a salir de la ONU, a poner a Guatemala primero, por encima de todo, sin miedo. Esto sería en un mundo ideal.

Queremos gente que entre en política que no sean políticos. Gente que entienda que el poder es efímero, que es por ende, pasajero, y que el fin último sea dejar un buen nombre al haber realizado un buen trabajo por y para Guatemala. Muchos critican a diestra y siniestra detrás del teclado, pero no se tiran al agua. Ojalá más gente que se auto considera moralmente superior se tire al agua, gente que tenga realmente algo sustantivo que ofrecerle al país, y empiecen desde ya, a formar esa opción política que tanto esperamos. De lo contrario, estaremos nuevamente votando por el menos malo, para luego quejarnos por los siguientes cuatro años. La verdad, no me siento optimista sobre esta unión de fuerza, pero como soy una persona de fe, no puedo perder las esperanzas.

TEXTO PARA COLUMNISTA

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Betty Marroquin

Licenciada en Relaciones Internacionales, especialista en el Congreso de los EEUU.