¿Usted cree que a mí me van a temblar las patas?
Kidon
Si, presidente Giammattei lo creemos pues, desde que inició su gestión al mando del Ejecutivo, hemos visto como su falta de asesoría legal, sumada a la verborrea que le caracteriza, lo han hecho incurrir en una serie de ilegalidades, contradicciones y actos desvariados.
En tan solo 54 días de gobierno, ha creado una convulsión social negativa para el país, primero con la creación de la Comisión Presidencial Contra la Corrupción, cuyo objeto primordial es garantizar impunidad para su persona y allegados, luego, con echar a andar la Comisión de Centro de Gobierno, para justificar así el trabajo e ingresos en favor de su amigo Luis Miguel Martínez.
El nombramiento de Leyla Susana Lémus Arriaga, por recomendación de José Carlos Marroquín, como su secretaria general, a sabiendas de las múltiples denuncias de corrupción que pesan en su contra y que van desde abuso de autoridad, hasta la apropiación de bienes del Estado.
Haber pedido perdón y activar de nuevo las relaciones con el reino de Suecia y en especial con el embajador Anders Kompass, luego de que este obscuro personaje llamara corruptos a los guatemaltecos, olvidando además la vinculación directa de Kompass en una serie de abusos sexuales cometidos en contra de varios menores de edad cuando digirió las operaciones de paz en la República Centroafricana y en la República Democrática del Congo.
La adquisición de un elevador para su uso personal de parte de una supuesta entidad mercantil, posiblemente de cartón y creada por Gustavo Herrera, un prófugo de la justicia guatemalteca, y las absurdas explicaciones que brindó a la prensa con relación al bien adquirido, lo cual, desde ningún punto de vista es comprensible si tomamos en consideración la información que maneja su equipo de inteligencia.
Las continuas críticas falsas realizadas en contra de su antecesor, con tal de ganar popularidad y de alguna forma justificar su incapacidad para gobernar, así como su carencia de plan de gobierno y acciones políticas para lograr el desarrollo nacional.
La amenaza cobarde de perseguir con sus agentes de seguridad, a toda persona qué en uso de su libertad de expresión, comente algún tema que no sea de su interés, o al cual usted tiene temor de enfrentar, en vez de denunciar y perseguir a los magistrados de la Corte de Constitucionalidad por la cadena de fallos ilegítimos emitidos.
El pretender engañar a la población, aduciendo enérgicamente la sanción de una ley de mucho beneficio para el país, y retrocediendo cobardemente ante una ilegalidad, evidenciando así su falta de lealtad y de entereza en solventar la problemática nacional, generada por una Corte al servicio de la izquierda nacional.
Hasta plegarse al mal Embajador de los Estados Unidos de América y a los intereses de los demócratas, que no sólo destruyen la institucionalidad de su país, sino qué además el nuestro con sus políticas de ingobernabilidad y confrontación, en vez de continuar la línea trazada por la administración anterior con el presidente Donald Trump, quien seguramente ocupará la Casa Blanca otros cuatro años.
Así como el irrespeto para dirigirse a quienes, en forma personal o asociados como persona jurídica, ejercemos el derecho de critica social y auditoria institucional, lo cual únicamente demuestra su poca preparación, bajeza para gobernar y un grado de resentimiento por algún motivo.
Le reitero para que lo tenga presente, que usted no ganó la presidencia por sus dotes o capacidad de estadista, líder o hábil político, ganó porque la persona que compitió con usted representaba los intereses de la extrema izquierda nacional y del crimen organizado en su máxima expresión, no se confunda.
Presidente, aún esta a tiempo de retomar el control del gobierno y encaminarlo por la legalidad, la producción, el trabajo y la estabilidad nacional, lo cual se logrará únicamente si usted decide trabajar de forma eficiente y formal y excluye por completo de las políticas de gobierno a todo el atajo de socialistas a quienes dio participación.

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