Columnas

Más allá del coronavirus

Sueños…

Una formación de naves extraterrestres se acercaba en los años 50 del siglo pasado a la Vía Láctea, por el extremo oeste, podríamos decir. Les llamó la atención que en un pequeño punto de aquel enorme océano cósmico navegara una pequeña barquita, que nosotros llamamos la Tierra, capaz de albergar vida y belleza infinita. Les llamó la atención que la barca estuviera diseñada para 4 pasajeros humanos y 5 de otras especies. En aquel momento, se sintieron emocionados por el futuro del pequeño planeta. En él viajaban un solo pasajero humano y 5 animales de otras especies. Han seguido acercándose y 70 años después se han visto sorprendidos por algo inexplicable para seres inteligentes. El horror que experimentaron no puede definirse. La pequeña nave que viaja en el mar del universo, en el 2020, albergaba 7 humanos y solo 2 animales. Y el pronóstico de sus herramientas indica que en el 2030 serán 9 humanos, y 0 animales. El futuro es aterrador.

Ante el desconocimiento muchos humanos se indignan cuando los científicos señalan que el planeta está diseñado para 4 mil millones de seres humanos únicamente, y que en el momento actual, marzo del 2020 somos la estremecedora cantidad de 7,771 millones, estamos al borde del colapso. No podemos cerrar los ojos ante la realidad. El aumento de la productividad, el avance de la medicina, y el conocimiento científico han generado una cantidad exagerada de seres humanos que pone en riesgo las condiciones de vida en el planeta, en primer lugar la de todos los otros seres vivos, plantas y animales, y en segundo lugar la existencia de la vida humana y social.

El ser humano avanza en el conocimiento, control y uso de las leyes de la naturaleza para dominarla y controlarla, y cada vez tenemos una capacidad mayor de pesar sobre la tierra y sus seres vivos y materiales. Pero no somos capaces de comprender la necesidad de organizar la sociedad para convivir en forma pacífica, organizada y respetuosa de la vida de las otras especies. Este es el camino seguido en la toma de consciencia de que tenemos que hacer algo para salvar la naturaleza y el resto de especies, sí queremos tener esperanzas nosotros mismos.

1970 fue un primer momento global de preocupación del deterioro ambiental. El llamado Club de París, publicó El predicamento de la humanidad, como un primer llamado a que la humanidad asuma que de la continuidad del consumo y la producción incontrolada llevan al mundo al precipicio. El crecimiento tiene que tener límites para un planeta finito. En este momento las condiciones de estabilidad social y salud se han deteriorado. Eso pasa con el planeta Tierra. el coronavirus es una nueva señal. Sí nos ponemos apocalípticos hay que recordar palabras de hace más de mil años: “La revelación, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.”

Volviendo a la realidad actual, vamos a repasar interpretaciones y recomendaciones variadas. En tiempos de crisis todos nos volvemos expertos en todo. Por ejemplo, Gita Gopinath, del FMI,  https://blog-dialogoafondo.imf.org/?p=12970, nos aconseja como limitar las secuelas económicas del coronavirus con políticas sustanciales y focalizadas. Según esta experta del más poderoso organismo financiero internacional, “…esta crisis sanitaria producirá efectos secundarios económicos significativos, que reflejarán shocks a la oferta y a la demanda diferentes de los ocurridos en otras crisis.” Los argumentos de Gopinath se concentran en temas fundamentales. Los países tienen que resistir la crisis protegiendo sus componentes fundamentales. Los productores, los consumidores y los ciudadanos. Y esta es la gran pregunta: ¿podrá el sistema de mercado resistir está crisis?, ¿existirá otro sistema que permita que los humanos puedan planificar la cantidad adecuada de vida humana y animal por países o por regiones?, ¿sí colapsan los países liberales líderes del mundo, volveremos a la edad media, al feudalismo, a la inquisición?

Gopinath, considera que hay que aplicar políticas focalizadas y sustanciales a mantener intactas las relaciones de poder económico y político en el mundo. Mantener en pie relaciones sociales basadas en la democracia y la solidaridad humana y con la naturaleza; o defender las relaciones de producción intensiva que destruye la naturaleza y genera una vida social basada en la dictadura de un pequeño grupo de empresarios y financieros. He allí el dilema.

El mundo está cambiando y cambiará más, saldremos de la crisis como mejores seres humanos y cuidadosos de las otras especies o nos hundiremos en la violencia y la destrucción masiva. Los extraterrestres han dado un viraje para alejarse de nuestro planeta, ya no tienen esperanzas.

TEXTO PARA COLUMNISTA

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.