Las diferentes caras de la pandemia

Lugar Hermenéutico

Cada uno interpreta las cosas a razón de la arista en que las ve, lo cual determina la manera en que vive y afronta cada situación, sea esta cotidiana o extraordinaria como la actual crisis que vive la sociedad global y que nos muestra múltiples rostros, así como la forma en que cada quién los interpreta.

Sin embargo, lo que ha sido especialmente dramático es ver los rostros de los médicos y enfermeras alrededor del mundo, por supuesto los rostros de los enfermos y de sus familias, rostros de frustración, rabia, tristeza, la impotencia que da luchar contra un enemigo invisible.

En nuestro país, igual de dramático ha sido pasar cerca de una casa de empeño, de esas que abundan en la ciudad y cada pueblo del país, ver las grandes colas de padres de familia dejando alguna pertenencia para obtener algunos quetzales para pasar la semana o quizás el día.

Pero también se dejan ver las caras de los hijos de puta, qué son muchos y de diferente color de cuello, los hay aquellos que han saqueado a mansalva por institución que han pasado, pero también los de cuello blanco que sentaron a los primeros en diferentes sillas del poder público.

Basta recordar el sonado caso “Negociantes de la Salud” una investigación que implicaba una amplia red de funcionarios, operadores y empresas proveedoras, acusadas de manipular procesos de compra a cambio del respectivo cobro de comisiones.

Traigo a colación lo anterior por la nota de la OMS publicada ayer en varios medios de comunicación, aplaudiendo varias medidas del presidente Giammattei ante la actual crisis, pero advirtiendo que “Guatemala es un país extremadamente vulnerable debido a que ha habido escasa inversión en salud”.  Según esta nota el porcentaje de los fondos públicos destinados a este sector alcanza solamente un 2% del PIB muy por debajo del 6% recomendado.

Concluye esta nota, en que, dado a la baja inversión del Estado en Salud, hace que los ciudadanos gasten de su bolsillo para atender alguna enfermedad, en un país considerado como una de los más caros para enfermarse en el continente.

Y la pregunta obligada, ¿Cómo no va a ser caro, si como en otras actividades de la economía, los proveedores de medicamentes funcionan como un auténtico cartel que fija los precios y restringe la competencia? pero a diferencia de esas otras actividades de la economía, acá se negocia con la salud y con la vida de las personas.

Lo anterior lo expreso como ciudadano, no soy médico ni tengo estudios afines, pero basta en comparar lo que vale un medicamento en Guatemala con lo que vale en otros países vecinos como para no darse cuenta de que pagamos un sobreprecio que implica varios eslabones de una larga cadena.

Con la firmeza que el Sr. Presidente ha salido dando la cara en las diferentes cadenas informativas, como profesional de la medicina que entiende la magnitud del problema de la salud en Guatemala, ojalá procure cambiarle la cara al sistema.

Sabemos que es difícil, que es un problema heredado, que no lo va a cambiar de la noche a la mañana, pero la historia le agradecerá marcar el punto de inflexión que permita cambiar esta curva perversa.  La salud en Guatemala debe dejar de verse como un privilegio para unos pocos o como un negocio merced del dolor y muerte de los muchos.

PD.

Para variar los colegios profesionales con un sepulcral silencio en esta crisis, al menos digan pío…

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