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Ambición y muerte: Bérgamo

Divi Filius

Bérgamo es una ciudad italiana hacia el noreste de Milán, en la región de Lombardía.  Es un epicentro industrial en el norte italiano.  Una ciudad famosa. Incluyendo en la actual coyuntura, pero por razones lamentables.  La famosa pintura Trionfo della morte e Danza macabra expuesta en el Oratorio dei Disciplini, (Clusone, Bergamo) parece que se hacía realidad.  La historia se repite porque cual especie no aprendemos.

El 28 de Febrero en plena emergencia por el Covid19 la región había alcanzado en tan sólo cinco días 110 infectados.  La situación se salía de control obligando, en términos racionales y lógicos a detener actividades para de alguna forma copiar el modelo Wuhan.  Sin embargo, la patronal industrial italiana (Confindustria) inició una campaña en redes con el hashtag #YesWeWork. La intención era mantener la ciudad activa en términos económicos, hacer creer que esto se normalizaría eventualmente y que la normalidad estaba a la vuelta de la esquina.  Incluso, se diseñó un video promocional a los inversores extranjeros con la intención de mostrar que la ciudad no cerraba: El eslogan era inequívoco: “Bergamo non si ferma / Bergamo is running” (Bérgamo no se detiene).  Las fábricas siguieron abiertas, los trabajadores siguieron haciendo presencia en la fábricas.  Por increíble que parezca, la zona con más muertos por coronavirus por habitante de Italia –y de Europa– nunca fue declarada zona roja, a pesar del estupor de los alcaldes que lo reclamaban, y de los ciudadanos, que ahora exigen responsabilidades.  Aquí está el video promocional para motivar a mantener ´Bérgamo abierta´,  y véase la fecha: 2 de Marzo.

Hoy, los camiones militares no se dan abasto sacando los cadáveres hacia los crematorios militares.  Todo pudo haberse evitado si el criterio médico, si el criterio científico hubiera primado sobre la ambición desmedida del sector empresarial italiano.  Este discurso articulado por líderes políticos como Trump, Bolsonaro y las diferentes patronales alrededor del mundo termina siendo un discurso asesino.  Bérgamo es el mejor ejemplo de esto pero parece que la tragedia del norte de Italia no ha sido claramente comprendida.

Bérgamo debería ser la lección para no relajar las medidas sanitarias, ya sea por ignorancia o por sucumbir a las presiones políticas de una patronal.  No se pretende negar la importancia de las alianzas público-privadas, tampoco se pretende negar el carácter necesario del sector privado.  Pero en este contexto, la prioridad debe estar a todas luces en lo que sugiere el sector médico.  Esto último debe de servir de lección para Guatemala. El ocultamiento de información, la evidencia de propaganda en el medio de una crisis sanitaria y el clamor de los médicos no deben pasar desapercibido ni tener menos importancia que las presiones por regresar a la normalidad.  El país tiene solamente cien respiradores artificiales y una capacidad de camas limitadas pero hay 15 mil personas en cuarentena.  Atención a este detalle, con 80 % que no requieran hospitalización (asintomáticos más sintomáticos leves) nos da 3000 para el hospital del parque de la industria.

¿Se le puede hacer frente a este reto? Ahora imaginemos si el número de enfermos graves es mayor.

Relajar las medidas, abrir centro comerciales, retirar el toque de queda pensando que de por sí el uso de la mascarilla resulta completo es un enorme error.  Error que puede costar vida.

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David Martínez-Amador

Becario Fulbright del Departamento de Estado Norteamericano. Politólogo, UMASS-Amherst. Investigador Social en las áreas de Consolidación Democrática, Crimen Organizado Transnacional, e impacto del crimen transnacional en la gobernabilidad democrática. Miembro de la Red de Investigadores Latinoamericanos por la Paz y la Democracia ÍNSUMIISOS´ con sede en Ciudad de México. Profesor universitario y consultor. Ha trabajado en Centroamérica, México, Estados Unidos y Canadá.