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Home, nuestro hogar

Ventana Cultural

Vivimos en un mundo perfecto, en un ambiente cuyo equilibrio sutil y frágil se puede romper con el soplo del viento, esa delgada línea que divide y separa lo mágico y eterno con lo temporal y material.

La tierra, conforme ha pasado el tiempo, ha ido creando las condiciones necesarias para que todas las criaturas que habitan en ella puedan mantener ese equilibrio para poder subsistir, creando cada vez nuevas formas de vida que van naciendo y muriendo creando una cadena interminable donde la vida toma diversas formas.

El ser humano lleva muy poco tiempo habitando este planeta comparado con el tiempo que tiene nuestro mundo creando las condiciones de vida necesarios para su existencia, pero como tal, ya sea por ego, ignorancia o falta de conciencia, ha tomado a la naturaleza, no como un ser vivo, que se mueve y respira, sino como una posesión que se debe tomar, reclamar y explotar, agotando los pocos recursos que con amor nos regala.

Pero ¿Quiénes somos nosotros? ¿Quién es el ser humano? La respuesta más común y la más fácil es que es Hijo de Dios, mas no lo demuestra con sus actos, ya que ha creado una necesidad innecesaria, buscando la felicidad en lo material más que en lo espiritual, buscando llenar con objetos el vacío que hay en su alma, se ha olvidado de quien es, por eso ha olvidado agradecer por lo que tiene, ha olvidado pedir permiso y sembrar otro árbol en su lugar.

El ser humano es mucho más que órganos, un par de brazos, de piernas, ojos, orejas, nariz, boca o tono de piel, el ser humano tiene algo más que la energía que lo mueve, las emociones que dicen si está feliz o triste, o su intelecto, tiene la capacidad de conectarse con Dios, con esa fuerza suprema que nos da vida y eso es lo que lo diferencia de los animales.

Una pregunta sería ¿Qué pasaría si el ser humano pierde la capacidad de identificarse con su entorno? Ahora, con mayor seguridad se puede decir que lo ha perdido, porque mientras más se tiene es cuando más pobre se es, mientras mayor es el progreso, mayor es la pobreza y carencia que hay, y son pocos los que pueden vivir con lo mínimo y vivir bien.

Ya es hora de abrir los ojos y empezar a hacer algo, porque aquello que llenó nuestros platos, no crecerá más y lo que apagaba nuestra sed, será más valiosa que el oro, ya el petróleo dejará de tener tanto valor como para ser comercializado y mover las máquinas que pueden hacer el trabajo de cien hombres juntos.

Ya es hora de empezar de nuevo, a ayudar a la tierra a recuperar el equilibrio perdido, a ser como los animales, que respetan su entorno aun en la cacería, ya es tarde para arrepentirse, ya es tarde para llorar y sufrir, ya es tarde para ser indiferente, es momento de tomar acción y restaurar lo poco que queda antes que sea demasiado tarde y ya no tengamos para podernos arrepentir.

TEXTO PARA COLUMNISTA
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Claudia Alexandra Figueroa Oberlin

El arte siempre lo llevé de la mano con la literatura, me dediqué al teatro, a la danza por más de quince años, y a las artes marciales, ahora soy miembro de diferentes asociaciones y academias de poesía: Asociación Actuales Voces de la Poesía Latinoamericana, donde participo con crítica literaria, Academia Nacional e Internacional de Poesía de la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, América Madre, Unidos por las Artes, Movimiento Literario de Centroamérica, y locutora de la radio el barco del romance con el programa Una Ventana al Mundo, donde hablo de los viajes, la historia y la cultura, recito poemas y leo cuentos o fragmentos de otros autores y propios.

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