El origen de este texto es un intercambio de correos-e sostenido entre Carlos Sabino, persona que merece todo mi aprecio y respeto y yo, Fernando García. Divulgarlo podría ser considerado imprudente, ya que su propósito era el libre intercambio de ideas. La evidente indiscreción la subsana haber obtenido su autorización para hacerlo, una libertad que tenemos y de la que hacemos uso.
Copia y pega esta URL en tu sitio WordPress para incrustarlo
Copia y pega este código en tu sitio para incrustarlo