Los cimientos del conocimiento
Tanmi Tnam
Todavía seguimos con el “Quédate en casa” con el objetivo de proteger la vida de todos los guatemaltecos. Un paseo rápido por el occidente del país, a 300 kilómetros, donde viven los extremadamente empobrecidos, los desnutridos y los más excluidos de todo. A esta fecha no llega ni una libra de sal, tampoco una onza de chile, nada de maíz, cero frijoles, en fin, solamente noticias que no se comen.
El planeta tierra y la humanidad siguen su curso. El planeta tierra con algunos cambios como el aumento del calor que altera muchas expresiones de vida. La población mundial, está viviendo una experiencia poco común, es el aparecimiento del Coronavirus. Por este virus invisible han muerto muchas personas, millones permanecen encerradas en sus casas, algunos reclaman terminar con el confinamiento porque están perdiendo dinero, en fin, hay de todas las reacciones. Algunos han opinado que solamente los ancianos y ancianas deben morir. Las altas autoridades de la mayoría de países del mundo, están buscando explicaciones de todo tipo, algunas buscan a quienes echarle culpa por la llegada de esta enfermedad, otras han encontrado el espacio suficiente para discursos alejados de la realidad y hay algunos que aprovechan la calamidad para legislar a favor de los que siempre tienen mucho dinero.
El poder en el mundo descansa sobre argumentos y prácticas donde lo común es tener armamento que destruye pueblos enteros, la imposición de ideas que sostienen el interés de los países poderosos sobre los débiles, arrebatar con el poder de las armas la riqueza de los pueblos, declararle guerra a cualquier país que no comulga con las ideas de los que consideran ser los dueños del mundo, maltratar y saquear a la naturaleza solamente para obtener riqueza. Todos estos hechos cuentan con conocimientos que sirven de fundamento y aplicación permanentes.
La vida, en muchos casos se percibe de poca importancia, se aprecia el exagerado materialismo que niega la dimensión espiritual y subjetiva del ser humano. Este materialismo se acompaña de conocimientos y disciplinas que autorizan la fabricación de artefactos que eliminan la vida, que el tener es lo importante y que la presencia de los más débiles es para mantener el orden establecido. Este orden está al servicio de los más fuertes porque conservan la riqueza y las instituciones. La vida en la tierra y particularmente la vida de las personas está en peligro, poco importa la salud, la alegría y bienestar. Cada vez la política tiene como cimientos a la violencia, a la guerra y a la extinción.
Es necesario que las mujeres y hombres de la tierra que trabajan en la generación de conocimientos, cuestionen los cimientos y los procedimientos que tienen a una buena parte de la población mundial con hambre, enfermedades, desnutrición, opresión, guerras, muertes y degradación del medio ambiente. Estas negativas condiciones de vida limitan el alcance de la plenitud de vida a millones de seres humanos. El mundo actual, necesita complementar la tradicional forma de generar conocimientos con aquellos principios que aprecian la vida, ceden lugar al espíritu, reconocen la vida de la tierra, propician el espacio a la pluralidad del conocimiento y fomentan la lucha por la construcción de la democracia con base a la representación de pueblos en igualdad de condiciones. Es el tiempo para conservar la vida entre todos y trabajar por la política que verdaderamente concrete el bien común. Hay que integrar en espacios públicos y privados el uso de conceptos que generan más respeto, diálogo, equidad, alegría y ternura.

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