La ética en la actividad de inteligencia

Punto De Vista

Como una vez anotó el narrador de historia de espionaje, John le Carré, los servicios secretos pueden ser reveladores del carácter profundo de los países que sirven (…) la práctica de inteligencia es la última expresión de una identidad y soberanía nacional.

El diccionario de Inteligencia y Seguridad, una gran obra dirigida por Antonio Díaz Fernández (2013),  en la cual participaron académicos y expertos en inteligencia y seguridad de Europa y América Latina, establece que la ética y deontología profesional en inteligencia es el conjunto de normas que proporcionan credibilidad y confianza en la profesión; permite recuperar la confianza de los ciudadanos, acrecienta el prestigio de la profesión, la dignidad de sus profesionales y fortalece a la profesión como institución. Los códigos deontológicos no son normas legales y pierden su razón de ser sino son públicos.

Por otro lado, la ética y el análisis de inteligencia, es la responsabilidad del analista de conducir su trabajo desde la veracidad y la objetividad, sin proyectar su sistema de valores y pensamiento sobre el objeto del análisis. De igual forma, es su responsabilidad situar los hechos y contextualizarlos para que puedan interpretarse adecuadamente. Esta imparcialidad exige equilibrar opiniones, evitar tendenciosidades o dejarse llevar por lo que el político desea escuchar. Asimismo, es preciso conjugar en su justo término, la urgencia de respuesta en tiempo con la honestidad en el análisis de la información de que se dispone en ese momento en que se realiza el análisis. No es tarea del analista ser historiador, pero tampoco realizar valoraciones precipitadas sin el contraste adecuado.

Todo lo escrito en párrafos anteriores, es materia pendiente de discusión en Guatemala. Por tal motivo, la urgente necesidad no solo de elaborar una Ley Específica de Inteligencia para todo el sistema, sino contar con códigos deontológicos. En el primer caso, es el Congreso de la República que tiene la tarea titánica de elaborar una ley acorde al siglo XXI, que complemente lo establecido en la Ley Marco del Sistema Nacional de Seguridad, Decreto 18-2008 del Congreso de la República. Lo segundo es responsabilidad del sistema de inteligencia, porque las normas dictadas en un código deontológico deber ser pactadas y aprobadas por todos los miembros de la profesión para la cual se elaboran, son modelos de conducta a seguir.  En cualquiera de los dos casos, el tema es de interés general y participación de la ciudadanía. Tenemos la estructura, nos falta el contenido.

Carlos Maldonado Prieto, en el libro “Gestión de Inteligencia en las Américas” (2015), hacer ver que hay integrantes de la comunidad de inteligencia que opinan que se debe poseer un ethos profesional, que sería más amplio y más profundo que un código de ética o deontología profesional, y no puede ser impuesto desde fuera. En esa concepción, según Albert Pierce, académico de la National Defense University de Washington D.C., el ethos tiene que ver más con “quién eres” que con “qué haces”, mientras que el código de ética profesional que es una derivación y un desarrollo a partir del ethos, y por lo mismo trata de “qué haces”.

Para el caso de Guatemala, con la elaboración y aprobación de la Ley Marco del Sistema Nacional de Seguridad, se logró crear la institucionalidad de inteligencia para un estado democrático de derecho, sin embargo, ya pasada una década de aquel histórico momento, no se ha producido una revisión de dicha ley y menos aún, contar con los complementos necesarios para fortalecer ciertos aspectos sobre el tema.

En ese sentido, la falta de carrera en las tres instituciones que conforman el sistema, la ausencia de códigos deontológicos, de conceptos claros, controles efectivos y oportunos, desde dentro como fuera del sistema, entre otros temas, da como resultado la no definición del modelo de inteligencia que posee Guatemala.

Falta una reflexión muy seria sobre el rol de la ética profesional, las normas de inteligencia y los controles legislativos y jurídicos sobre la actividad. El tema de los principios éticos en la actividad de inteligencia es una cuestión de la mayor importancia para el futuro de la profesión, representando el clásico desafío de democratizar la inteligencia.

Tenemos las instituciones, falta el cambio doctrinario, normativo y su estricta aplicación, porque el  respeto y la legitimidad no se ganan con medallas.

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Lea más de la autora:

Grisel Capó

Candidata al doctorado de Liderazgo Organizacional de la Universidad San Pablo de Guatemala. Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad de la República Oriental del Uruguay. Magister en Relaciones Internacionales por la Universidad Rafael Landívar. Pos- Grado en Estrategia Nacional del Centro de Altos Estudios Nacionales de Uruguay y egresada del Centro de Estudios Hemisféricos de la Defensa, Estados Unidos. Diplomado en Antropología de las ciudades por la Universidad Rafael Landívar y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social de México, entre otros cursos.

One thought on “La ética en la actividad de inteligencia

  • Deberas que «tarea titánica» para un congreso que no tiene capacidad intelectual o moral para diseñar leyes necesarias. El otro lado de la moneda es que existe una ciudadania pasiva y poco exigente. Quizás ya se murió la esperanza de un mejor país.

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