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En nombre del futuro

Sueños…

Todo cambia, todo nace, se desarrolla y se transforma en algo distinto.

En todos los ámbitos de comunicación moderna surgen voces que indican que nada será igual después del coronavirus. Surgen como hongos las teorías que tratan de pronosticar cómo será la nueva sociedad humana, y más impactante, cómo será la relación sociedad-naturaleza.

Algunos, pesimistas, creen que todo será igual, que una vez terminada la pandemia, el capitalismo volverá a renacer. Que la lógica producir con eficiencia y competitividad, en forma anárquica y caótica volverá a reinar; que lo producido se repartirá en forma inequitativa y que nuestro afán de consumo consumirá los recursos de la tierra en forma acelerada, provocando nuevas crisis globales y la proximidad del fin de las condiciones de vida en la Tierra.

Los optimistas, creen que el impacto será tan devastador, que las condiciones de vida volverán a la primera etapa de la vida en el planeta, cuando “la tierra esté tan desordenada y vacía, y las tinieblas prevalezcan sobre la faz del abismo”, y la creación se mueva “sobre la faz de las aguas” y las masas de cemento abandonadas. Sólo entonces, el humano será consciente de que tiene que reconstruir sus relaciones sociales respetando la vida del resto de seres vivos y teniendo aprecio y respeto por la materia inanimada que nos sirve de cuna.

Paul Mason, por ejemplo, considera que el capitalismo puede evolucionar hacia una forma más sensible con la naturaleza y permitir al humano satisfacer sus necesidades sin llevar al abismo al planeta. En sus obras «Postcapitalismo: hacia un nuevo futuro» y «Por un futuro brillante: una defensa radical del ser humano», defiende la visión de un humano más consciente y amigable con el mundo natural.

Parte de la hipótesis engelsiana, todo nace, crece, se desarrolla y muere. El capitalismo está en esa fase. Pero Mason, considera que el capitalismo puede resistir una reforma radical que le permita seguir siendo la base de las relaciones económicas y políticas de la sociedad, pero eliminando su cancerígena influencia destructiva de la acumulación exagerada de riqueza en unos polos y miseria en otros.

Si queremos subsistir como especie, en un mundo bello y agradable, tenemos que reformar nuestras formas de producción y consumo.

Tenemos que prepararnos para una sociedad con un número determinado de seres por km2, tenemos que compartir la mitad de nuestro territorio con una naturaleza libre y salvaje. Tenemos que ser conscientes de que la realidad es una constante interacción del devenir y el perecer, de modificaciones progresivas y regresivas, de que nuestra posición en el cosmos depende de nuestra capacidad de convivir con todos los seres de la creación.

Sueña Mason: “Es posible que, en un universo paralelo, el capitalismo se hubiera desarrollado con energía producida por el agua y en armonía con la naturaleza.” https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52516855. Es el sueño de los sectores más progresistas, crear un sistema económico social, sostenible, respetuoso de la naturaleza y con un consumo racional de los seres humanos.

Y es que al cambiar radicalmente las condiciones económico-naturales, el ser humano termina transplantado a su cabeza las explicaciones necesarias para dar continuidad al nuevo mundo. La ciencia social moderna es el producto de la percepción, primero, de las contradicciones entre las clases sociales de seres humanos contrapuestas; segundo, la anarquía reinante en la producción, la distribución y el consumo de recursos de la naturaleza; y tercero, y más importante, la contraposición entre la sociedad y la naturaleza.

Nos recuerda Mason, que Samuel K. Cohn, escribió el libro «Lust for liberty» (Deseo de libertad), en que se argumenta que al final de la peste negra la gente se dio cuenta de que el sistema no la estaba protegiendo. Ahora, por el contrario, nos estamos dando cuenta que ni el sistema nos protege, ni nosotros protegemos a la naturaleza, y muy importante, que somos parte del sistema. Que somos parte del problema.

Estamos ante la disyuntiva de reconstruir las relaciones sociales y las relaciones con todas las formas de vida de la naturaleza.

No sabemos sí basados en el mejoramiento de las anteriores relaciones socio-económicas; o reconstruir unas nuevas. No sabemos sí serán los hechos económicos los que nos permitirán reconstruir nuevas ideas sobre el nuevo mundo, o sí serán teorías más profundas las que impulsen la creación de nuevas formas de vida social y natural.

…no pueden existir capitalistas sin trabajadores asalariados, y en la misma razón según la cual el burgués gremial de la Edad Media dio de sí el burgués moderno, el trabajador gremial y el jornalero sin gremio fueron dando en proletarios.

(Podrán crearse empresarios sin que se conviertan en burgueses; burgueses sin propiedad privada; humanos que organicen la sociedad con el fin de que la sociedad sea equitativa, igualitaria, solidaria; cpj).

La descomposición de la naturaleza en sus partes particulares, el aislamiento de los diversos procesos y objetos naturales en determinadas clases especiales, la investigación del interior de los cuerpos orgánicos según sus muy diversas conformaciones anatómicas, fue la condición fundamental de los progresos gigantescos que nos han aportado los últimos cuatrocientos años al conocimiento de la naturaleza.

(Se perdió el esfuerzo griego, científico, de integrar todo el conocimiento natural y social, cpj)

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.