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Clara Campoamor Rodríguez

Las Crónicas de Osiris

En recorrido por la historia y haciendo alusión a una de las grandes mujeres, gracias a la cual hoy en día las féminas podemos ejercer nuestro derecho al voto, quien fue la mujer que más admiro en el mundo.

Clara Campoamor
Clara Campoamor Rodríguez

En esta crónica mis apreciados lectores vamos a conocer un poco más de la vida y obra de Clara Campoamor Rodríguez (Madrid, de 1888 Lausana, 30 de abril de 1972) fue una abogada, escritora, política y defensora de los derechos de la mujer española. Creó la Unión Republicana Femenina y fue una de las principales impulsoras del  sufragio femenino en España, que se logró en 1931 y fue ejercido por primera vez por las mujeres en las elecciones de 1933. A causa de la Guerra Civil tuvo que huir de España.

Es curioso como hoy por hoy en muchos casos tantas mujeres continúan siendo víctimas del machismo, de prototipos, de etiquetas, y en muchos casos víctimas de pensamientos retrógrados y anticuados por el entorno que les rodea. Y yo me pregunto ¿porque tenemos que regirnos por una sociedad que nos etiqueta, nos critica y nos oprime como es el caso de muchos países donde el machismo sigue vigente; víctimas de eufemismos e idea de antaño?

Clara defendió la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política

Nació en Madrid y fue bautizada como Clara Campoamor Rodríguez, hija de Pilar Rodríguez Martínez, costurera, y Manuel Campoamor Martínez, contable en un periódico. Su familia paterna procedía de Cantabria y Asturias, y la materna de Madrid y Toledo. El matrimonio tuvo dos hijos más, de los que únicamente terminó sobreviviendo Ignacio, que ocupó puestos de responsabilidad política durante la Segunda República.

En 1898, con diez años, la muerte de su padre llevó a Clara a dejar sus primeros estudios para colaborar en la economía familiar. Estuvo trabajando de modista, dependienta de comercio y telefonista, y en las oposiciones de junio de 1909 consiguió plaza como auxiliar femenina de segunda clase del cuerpo auxiliar de Telégrafos del Ministerio de la Gobernación, con destinos sucesivos en Zaragoza (unos meses) y San Sebastián (cuatro años). En 1914, ganó una plaza en el Ministerio de Instrucción Pública, con el primer puesto por oposición, lo que le permitió regresar a Madrid, donde fue destinada como profesora especial de taquigrafía y mecanografía en las Escuelas de Adultas. Durante los años siguientes alternó este trabajo con los de traductora de francés, auxiliar mecanógrafa en el Servicio de Construcciones Civiles del propio Ministerio, y secretaria de Salvador Cánovas Cervantes, director del periódico conservador, maurista, La Tribuna, trabajo que le llevó a interesarse por la política y a publicar algún artículo.

Una de las pocas abogadas españolas de la época y perteneció, en 1929, al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista

En 1920 inició sus estudios de bachillerato, consiguiendo el título y matriculándose luego en la Facultad de Derecho, por la que se licenció el 19 de diciembre de 1924. Mientras tanto, se dedicó a participar en algunas asociaciones e impartió varias conferencias. Con 36 años, se convirtió en una de las pocas abogadas españolas de la época, y pasó a ejercer su profesión. En 1925 se convirtió en la segunda mujer en incorporarse al Colegio de Abogados de Madrid, un mes después que Victoria Kent.

Algunas fuentes deducen que sus ideas sobre la igualdad de las mujeres la acercaron al PSOE, que en ese período escribiría el prólogo del libro Feminismo socialista de María Cambrils, dedicado a Pablo Iglesias. Pero nunca llegó a afiliarse a dicho partido, ni aceptó la colaboración de los socialistas con la dictadura de Primo de Rivera. Perteneció, en 1929, al comité organizador de la Agrupación Liberal Socialista, que desapareció poco tiempo después. Clara y Matilde Huici, republicanas y enemigas del régimen de Primo de Rivera, propusieron sin éxito y probablemente fue el motivo por el que la abandonaron poco después de ingresar y dicha Agrupación se desmarcara de la dictadura.

Defendió siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política

Clara Campoamor mantuvo una gran actividad como conferenciante en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de Jurisprudencia, defendiendo siempre la igualdad de derechos de la mujer y la libertad política. Trabajó con Enrique Martí Jara, amigo de Manuel Azaña en el embrión de Acción Republicana, en cuyo Consejo Nacional figuró al principio. Sin embargo, nunca logró su ideal estratégico: la unión de todos los republicanos en un gran partido de centro con Azaña como delfín natural de Alejandro Lerroux. Después de la rebelión de Ángel García Hernández y Fermín Galán en Jaca, y el proceso contra el Comité Revolucionario, Clara asumió la defensa de algunos de los implicados, entre los que se encontraba su hermano Ignacio.

El sufragio femenino

Tras proclamarse la Segunda República, Clara Campoamor fue elegida diputada por la circunscripción de la ciudad de Madrid en las elecciones de 1931 (entonces las mujeres podían ser elegidas, pero no ser electoras) por el Partido Radical, al que se había afiliado por haberse proclamado este «republicano, liberal, laico y democrático», constantes de su propio ideario político.

Durante el periodo de las Cortes Constituyentes de 1931 formó parte del equipo que elaboró el proyecto de la Constitución de la nueva República integrada por veintiún diputados. En dicho organismo luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse en las Cortes de España.

No era conveniente que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha

La izquierda, con la excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos, no quería que la mujer votase porque se suponía que estaba muy influida por la Iglesia y votaría a favor de la derecha. Por ello, el Partido Radical Socialista enfrentó a Clara con otra reconocida diputada, Victoria Kent, contraria al voto de las mujeres. El debate final celebrado el 1 de octubre fue un acontecimiento. Campoamor fue considerada como la vencedora y la aprobación del artículo 36 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a favor por 121 en contra. Contó con el apoyo de la mayor parte del Partido Socialista con algunas excepciones importantes como la de Indalecio Prieto, buena parte de la derecha, casi todos los diputados de Esquerra Republicana de Catalunya y pequeños grupos republicanos como los progresistas y la Agrupación de Defensa de la República. En contra se votaron Acción Republicana, el Partido Radical Socialista y, lo que más pudo contrariar a Clara, el propio Partido Radical salvo otros cuatro compañeros.

Ni ella ni Victoria Kent consiguieron renovar sus escaños en las elecciones de 1933. En 1934, Clara Campoamor abandonó el Partido Radical por su subordinación a la CEDA y los excesos en la represión de la insurrección revolucionaria en Asturias. Pero cuando ese mismo año, intentó (con la mediación de Santiago Casares Quiroga) unirse a Izquierda Republicana (fusión de radicalsocialistas, azañistas y galleguistas), su admisión fue denegada. Fue entonces cuando escribió y publicó, en mayo de 1936, Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, todo un testimonio personal de sus luchas parlamentarias.

Exilio

Al estallar la Guerra Civil se exilió en Ginebra y en 1937 publicó en París: La revolución española vista por una republicana, donde narra su experiencia en Madrid, mostrándose crítica con el comportamiento de los republicanos. Vivió una década en Buenos Aires donde se ganó la vida traduciendo, dando conferencias y escribiendo biografías (Concepción Arenal, sor Juana Inés de la Cruz, Quevedo…). Publicó 29 textos divulgativos en la revista femenina Chabela entre 1943 y 1945 e hizo traducciones De pane lucrando del francés, por ejemplo de Víctor Hugo y de Émile Zola. Intentó regresar a España a finales de la década de 1940, pero desistió al conocer la noticia de que estaba procesada por su pertenencia a una logia masónica.

Obras

El derecho de la mujer en España (1931), El voto femenino y yo: Mi pecado mortal (1935), La révolution espagnole vue par une républicaine (1937). La primera edición fue en París. Posteriormente se hicieron varias traducciones al español, La revolución española vista por una republicana, reeditado en 2018 por la editorial Renacimiento y traducido por Luis Español Bouché. 1819. El pensamiento vivo de Concepción Arenal (1943), Sor Juana Inés de la Cruz (1944), Vida y obra de Quevedo (1945), Heroísmo criollo: la Marina argentina en el drama español (1939-1983), Buenos Aires. Editado en 1939 por Talleres Gráficos Fanetti & Gasperini y reeditado en 1983 por el Instituto de Publicaciones Navales. Libro escrito conjuntamente con el diputado republicano Federico Fernández de Castillejo, también exiliado, Del amor y otras pasiones. Artículos literarios. (Artículos y dos entrevistas inéditas, recogidos por al trabajo de investigación realizado por Beatriz Ledesma Fernández de Castillejo, que también, lo ha antologado y prologado para la ‘Colección de Cuadernos de Obra Fundamental’ del Banco Santander)

Murió de cáncer el 30 de abril de 1972

En 1955, se instaló en Lausana (Suiza) donde trabajó en un bufete de abogados hasta que perdió la vista. Murió de cáncer el 30 de abril de 1972. Sus restos fueron trasladados días después al cementerio de Polloe en San Sebastián (Guipúzcoa) y se conservan en el panteón de la familia Monsó Riu por ser Clara madrina de la familia. Tras la transición, se llevaron a cabo homenajes y reconocimientos que fueron valorados como escasos por organizaciones por igualdad de la mujer. Diversos institutos, colegios, centros culturales, asociaciones de mujeres, parques y calles recibieron su nombre.

Entre estos reconocimientos destaca, por su repercusión e importancia, la creación en el año 2005 del Premio Mujer y Parlamento «Clara Campoamor» que otorgan el Congreso de los Diputados, el Senado y el Ministerio de la Presidencia. Este galardón reconoce las obras o estudios que aportan conocimiento o subrayan el significado de la participación de las mujeres en la vida política y especialmente parlamentaria. El objetivo de este Premio Mujer y Parlamento «Clara Campoamor» es reconocer y visualizar la actividad política de las mujeres a lo largo de la historia. Entre los galardonados figuran Álvaro de Diego González y Julia Sevilla Merino.

Clara Campoamor lucha sin descanso por defensa de la igualdad de la mujer

En 1988 Correos lanzó un sello de conmemoración del Primer Centenario del nacimiento de Clara Campoamor, quien había ingresado en 1909 como auxiliar femenina de segunda clase del cuerpo auxiliar de Telégrafos. En 1998 la Secretaría de Igualdad del PSOE andaluz instituyó los Premios Clara Campoamor que reconocen anualmente, uno por provincia y uno especial, a aquellas personalidades o colectivos que se hayan significado en la defensa de la igualdad de la mujer. Del mismo modo, el Ayuntamiento de Madrid creó en 2006 un premio con su nombre, que en su primera edición el 8 de marzo fue entregado a la abogada y feminista, María Telo Núñez. Ese mismo día se inauguró en la plaza de las Guardias de Corps de Madrid, un busto de Clara Campoamor realizado por el escultor Lucas Alcalde.

En 2006, fue el aniversario de la aprobación del sufragio femenino en España, diversos colectivos promovieron una campaña para pedir el reconocimiento por parte del Congreso de los Diputados de sus aportaciones con la colocación de un busto en sus instalaciones. En noviembre de aquel mismo año, el PSOE presentó una proposición ley solicitando al Gobierno del mismo partido que las políticas de igualdad tuvieran también su reflejo en la acuñación del euro. La figura femenina elegida para que apareciera en las futuras monedas de euro fue la de Clara Campoamor, por ser la principal defensora del voto femenino en la Segunda República, proposición que finalmente fue aprobada el 12 de junio de 2007, por el Pleno del Congreso, con el apoyo de todos los grupos parlamentarios salvo el, que se abstuvo.

Día Internacional de la Mujer

En 2007, el Ministerio de Fomento botó el Buque Polivalente Clara Campoamor, bautizado en su honor y operado por la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima. En 2011, con motivo del centenario del Día Internacional de la Mujer, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre acuñó una moneda conmemorativa en plata con valor facial de 20 euros que muestra la efigie de Clara Campoamor.

Ese mismo año 2011 se colocó en la plaza Clara Campoamor de San Sebastián, Guipúzcoa, una escultura de la artista Dora Salazar que representa a Clara Campoamor, a tamaño real de pie con un libro en la mano. En 2017 la escultura fue trasladada a la céntrica plaza Vinuesa, junto al paseo de La Concha. Desde diciembre de 2016 el Ayuntamiento de Bilbao puso en honor a su memoria el nombre a una calle en la zona de Zorroza. El verano de 2016 el busto de Clara Campoamor de Madrid fue robado de su emplazamiento. El Ayuntamiento de la ciudad tomó la decisión de reponerlo, por razones artísticas y sociales, encargándoselo al mismo escultor y siendo nuevamente instalado en el mismo lugar, en diciembre de 2017.

Seria muy necesario para la mujer valorarse, respetarse a si misma; la mujer es la matriz de la creación y la vida, no dejemos que nadie nos oprima la sonrisa, nos diga como vestir, hablar o que ideología tener. No se trata de feminismo, se trata de amor propio… Por todas que lucharon sin cansancio por cambiar nuestra historia y contra el machismo.

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Osiris Valdes

Nació en La Habana, Cuba el 15 de marzo de 1989. Es escritora, pintora, locutora, poeta y fiel apasionada del cine y teatro, estudió arte dramático con la actriz cubana Eslinda Núñez, también ha dado clases de canto. Estudió Contabilidad y Finanzas desde los 21 años vive en España, la mayor parte del año vive en Mallorca y el resto lo pasa en Las Palmas de Gran Canaria, “en un pueblo lleno de magia” donde nació y vivió su abuelo materno.

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