Reconvertir el humanismo

Sueños…

En apenas 200 años el ser humano se hizo dueño y diseñador del mundo. Tanto los sistemas sociales, culturales, políticos y productivos fueron dominados en forma absoluta por uno de los habitantes del mundo.

El sistema económico-social que el ser humano construyó e implantó en el planeta desde el siglo XVII es un sistema abrumadoramente eficiente y competitivo. El avance del conocimiento científico de las leyes que gobiernan la naturaleza y sus procesos de cambio, la implantación de la ciencia a la producción y la medicina han generado un sentimiento de poder y falsa superioridad en el humano, que le permiten, sin ambages, destruir al resto de especies que convivían con él en el planeta; destruir, contaminar, eliminar la vida en ríos, bosques y mares. Nada queda fuera del control y el poder del humanismo. Humanismo, bastante maquillado con teorías idealistas de la bondad y los derechos del humano para poner al mundo a sus pies.

Esta actitud depredadora del humano enfrenta crisis periódicas, que le muestran al humano que sus acciones inconscientes y espontáneas solamente conducen a la destrucción del ambiente y la frustración de las personas.

El sistema económico social, que llamamos capitalismo, es un sistema de producción basado en la división del trabajo, la especialización, la producción abundante e innecesaria de masas de bienes y servicios, al servicio de un solo objetivo humanista: acumular capital, perseguir la propiedad inconmensurable de bienes y servicios y el consumo irreflexivo y abundante sin fin. Como ya fue estudiado, el sistema del capitalismo responde a la principal cualidad humana, el egoísmo (Adam Smith), es un sistema que responde a la esencia humana (Darwin), que es acumular propiedades y poder, y la lucha y alianzas de distintos grupos sociales por sobrevivir a la competencia. El capitalismo fue el motor de los más grandes cambios de la sociedad humana y su separación artificial de la naturaleza. Es un sistema altamente revolucionario, por medio de la aplicación de la ciencia y la tecnología a la producción, el intercambio y el consumo alcanza niveles indescriptibles de poder sobre la naturaleza, que se convierte en la víctima del progreso humano.

El sistema capitalista, que gobierna el mundo sin oposición, surge en una batalla desigual para conquistar el poder. En la actualidad, el poder del capitalismo es tan inconmensurable, que la productividad humana, usando las modernas tecnologías de la inteligencia artificial, la robótica, la biotecnología y la informática es capaz de producir bienes y servicios para 5 mil millones de habitantes, en donde solamente un tercio de ellos trabaje, y el resto se incorpore y desincorpore de la producción mundial, sin que se note su gig-economic participación.

En estas condiciones el sistema se enfrenta a sus propios demonios. La acumulación de capital financiero, dominio de los poderes delincuenciales, amenazas de guerras bacteriológicas y caos en la producción y el consumo, acercan el fin de la humanidad. Es indispensable un cambio. Que será por medio de una crisis profunda o por medio de una reforma del sistema de producción, consumo e intercambio de bienes y servicios, y respetuosos de los derechos del resto de especies y recursos que comparten y somos parte en el planeta.

Paul Krugman, uno de los críticos reconvertidos del sistema, afirma que los fundamentos del capitalismo han llegado a sus extremos. (Último libro Contra los zombies). Las crisis del presente siglo, 2001 quiebra de las punto como; y luego, quiebra de las inversiones basura de los grandes bancos del mundo en 2007-2008, que generó todo un debilitamiento del sistema mundial, han provocado una economía mundial tambaleante que necesita morir o una reforma profunda para que responda a una nueva visión, a un nuevo humanismo, respetuoso de la naturaleza.

Krugman, afirma que las bases del sistema se parten en pedazos y generan un panorama oscuro hacia el futuro.

La crisis 2007-2008 dejó en claro que el sistema financiero, basado en el poder de los bancos e instituciones financieras y comerciales que regulan el mundo están tocados. Es indispensable reconstruir el sistema de valorar la naturaleza, sus recursos y el trabajo humano. Todas las instituciones de regulación internacional han perdido credibilidad: OEA, OMS, ONU, OMC, etc., junto con las instituciones internacionales, los Estados están en un punto de quiebra.

El sistema capitalista surgió con gran fuerza, provocando las más hermosas ilusiones de derechos individuales, solución pacífica de conflictos, democratización de la sociedad, igualdad de los seres humanos, respeto a la naturaleza. En sus primeros combates, al conquistar el poder, el capitalismo parecía dispuesto a destruir las relaciones feudales, patriarcales, de poderes ultra-mundanos. Al final, triunfó el capitalismo en todo el mundo, pero no lo hizo como una victoria del progreso y la democracia, mucho menos como respetuoso con los seres vivos del planeta. Al final su triunfo fue abyecto, negoció con los poderes feudales su permanencia en el tiempo, y hoy esos poderes pueden reconstruir las relaciones sociales. ¿Existirán fuerzas en el planeta capaces de proponer un modelo de desarrollo respetuoso de la vida natural, y con un ser humano consciente de su gran responsabilidad para mantener el equilibrio en el planeta?

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.