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Resistir para vivir

Tanmi Tnam

Han pasado muchos días y los empobrecidos siguen esperando el apoyo del Gobierno para hacerle frente a las consecuencias del Coronavirus.

A la vista la tragedia, existe el convencimiento de cuidar la salud personal, familiar y comunitaria entre todas y todos. Como pueblos que viven con poca o nula presencia del Estado, será de fortalecer los pensamientos y acciones que durante siglos han practicado para seguir con vida.

En estos últimos días, el presidente de la República, ha hecho una convocatoria a ciertos sectores para concretar la reforma a la Constitución en el componente justicia. Así como está el inicio, es un proceso excluyente, discriminatorio, planificado para el bienestar y aprovechamiento de algunos sectores con intereses concretos y partidarios de la corrupción. De esta manera, los pueblos poco importan. En tiempos de enfermedad y muerte, se aprovecha convocar a los mismos para seguir con la injusticia, continuidad de conflictos, tratamiento excluyente a los pueblos originarios, limitando así las oportunidades para la construcción de la democracia y la equidad. Está claro, hay que volver a fundar el Estado de Guatemala.

Los excluidos de Guatemala, hacen uso de la resistencia para hacerle frente a la marginación, han sabido sobrevivir con leyes que poco o nada sirven para la vigencia de sus derechos individuales y colectivos. Por siglos, los pueblos originarios acuden a un sistema de justicia oficial que no comprende el lenguaje cotidiano, utiliza otros planteamientos y rechaza la existencia y aplicación de otras normas que hacen posible la paz comunitaria. No hay razón para excluir de las reformas a la justicia todo un sistema de solución de problemas con que cuentan los pueblos originarios. Esta práctica está presente en el caserío y en la aldea y es una habilidad concreta que cuenta con otros principios y procedimientos de resolver diferencias. El presente y el futuro de Guatemala depende de cuánto y cuál es la calidad de la democracia que se desea construir y fortalecer con el apoyo de la justicia.

El contenido de la resistencia de los pueblos originarios para estar vivos hasta estos tiempos es que producen para la sobrevivencia, todavía mantienen vínculos con la Madre Tierra y hacen de la ternura la demostración de afecto por la vida de todos los demás seres vivos. Aun, en contexto de sufrimiento y racismo, aprecian la tranquilidad y la paz para vivir en paz. Los pueblos originarios de Guatemala comprenden que el tiempo tiene una dimensión dedicada a la convivencia y a la paz. Defender y conservar la vida con principios y procedimientos heredados de los ancestros, que a estas alturas es muy poco comprendido por el pueblo dominante y por los actores con intereses en el control de los recursos naturales y el poder.

Resistir haciendo uso de la identidad como pueblos para vivir y sobrevivir durante siglos, con voz propia para denunciar la injusticia y demandar derechos colectivos con la esperanza de participar en la construcción de un proyecto político con la representatividad y espíritu de todos los pueblos.

Continúa nuestra enérgica protesta por la muerte violenta de tata Domingo Choc, el Guía espiritual maya, cuya actividad cotidiana era colaborar con sus palabras, el tacto, las percepciones, sus conocimientos, energías e interdependencia con el entorno para equilibrar la vida de las personas y de las comunidades. En pleno Siglo 21, el pensamiento colonial vigente hoy día, desde el púlpito todavía llama brujería a otra forma de interpretar y vivir la vida. Un verdadero diálogo entre culturas es urgente.

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