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De profesión papá

Lugar Hermenéutico

No sé cuántos hombres o mujeres que les ha tocado asumir el rol, compartirán el título de esta columna, sin embargo, estoy más que seguro que más de uno se sentirá identificado en afirmar que la paternidad es uno, sí no es que el más sublime acto de amor y responsabilidad que la vida nos ha podido conceder.

Apenas puedo contener la emoción tan solo de recordar el 6 de julio de 2016 al filo del mediodía cuando asomo su cabecita en medio de un enorme llanto mi adorada Fátima, nada como cargar su pequeño cuerpecito aun mojado y pegajoso, llorando de alegría abrace a mi esposa pues después de cuatro años de casados nos habíamos convertido en padres.

Pasaron dos años cuatro meses cuando al finalizar la semana santa del 2018, zas que resulta embarazada mi amada esposa y de nuevo la vida nos sorprende el día de nuestra Señora de Guadalupe, 12 de diciembre con el nacimiento de nuestra segunda hija, nuestra querida Emilia, quien justo el día del padre del año pasado me dio el regalo de pronunciar sus primeras palabras, las cuales queridos lectores fueron, “papá..”

Tratando de emular los pasos de aquel maravilloso hombre que Dios me regalo como padre, guía, mentor, amigo  y que partió de este mundo hace ya 12 años, diariamente pido al divino creador el carácter, la templanza y las formas para conducir a mis hijas por la senda del bien hacer, del bien hablar y del bien pensar.

En una época como la que vivimos, más allá de la pandemia que azota la comunidad global, existen peores enfermedades mentales que están carcomiendo la conciencia de mucha gente, debemos acompañar a nuestros hijos más allá de una adecuada preparación académica, de una adecuada formación en valores, mismos que necesitamos para vivir en sociedad y comunidad.

Con los casi cuatro años de experiencia en ser papá, me queda claro que tengo un largo camino por recorrer, mucho por enseñar y sobre todo mucho por aprender, sin embargo, el recorrido hasta la fecha ha sido más que desafiante.

Así mismo con la clara convicción que las acciones de nuestros hijos son un claro espejo de nuestras mismas acciones, procuro brindar buenos ejemplos a mis chiquillas, pues he observado que no siempre escuchan lo que les digo, pero casi siempre repiten lo que digo o hago.

En este sentido el compromiso diario en honrar la memoria de mi amado padre, en forjar buenas ciudadanas, pues en nosotros como padres de familia está la verdadera responsabilidad y posibilidad de cambio en nuestra sociedad, espero estar a la altura de este enorme desafío.

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