Rimas para indignar
Mirilla Indiscreta
Domingo calles sin gente
Su fuerza fue secuestrada
Por una conducción demente
Que la volvió amaestrada.
La encerró como ladrón
La hizo sentir leprosa
Mientras él muy comodón
Vivía su vida rosa.
Se perdieron las empresas
La población sin trabajo
Se esfumaron las remesas
El monte se vino abajo.
Todos en infame
cuarentena
Encerrados y en miseria
parecemos almas en pena
viendo lejana la feria.
Unos
llorando la pena
De sus viejos alejados
Otros en la pepena
Por la fuerza empoderados.
La ley rota, envilecida
Cortes transformó en cortesanos
Con el alma prostituida
Hicieron de extranjeros amos.
Dóciles,
frágiles y acobardados
A los héroes encarcelaron
Todos viejos y acabados
En el olvido quedaron.
Armas y su
misión
Por desuso se oxidaron
Sin ánimos ni ilusión
A los mudos imitaron.
Todos silenciosos
y acobardados
Con máscaras o mascarillas
Disfrazados o medio asfixiados
Callamos, temblándonos las rodillas.
Embajadores en tierra ajena
Que intimidando van trepando
Cumpliendo su maldita estratagema
haciendo circos, y garrote dando.
Todos silenciosos,
muriéndonos atormentados
Sin valor para gritar
Los medios, también callados
Nada queda, solamente conspirar.
Un pueblo
sólo, abandonado
sin armas ni dirigentes
por sus tribunales golpeado
víctima de los indecentes.
Con verdugos bien pagados
lamiendo el yugo extranjero
vendido por sus empleados
clamando al Dios justiciero.
Nada queda
por hacer
La esclavitud está cerca
Prefiero morir que nacer
Con una libertad muerta.
Prendámosle fuego al alma
Llenándonos de amor patrio
Lo sagrado como arma
Sacando ladrones del atrio.
No hay
dictadura subyugadora
Ante un pueblo sublevado
Frente altiva, actitud retadora
Corazón rebelde fervor renovado.
Falso virus, rendido descubierto
Extirpado junto al terror
Erguidos y pecho abierto
Respirando libertad, prodigando amor.

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