La crisis después de la crisis
Lugar Hermenéutico
El Estado tal como lo conocemos ahora no da para más, sea el área que queramos analizar, a nuestro país le duele por todos lados.
Hasta hace poco más de 100 días, luego de anunciar el primer caso positivo en Guatemala del más que famoso Covid-19 y que este fuera declarado como pandemia por la OMS, los reflectores mediáticos se volcaron completamente a la crisis sanitaria, la cual sólo vino a desnudar el desprecio por la salud y la vida de la población que han tenido los distintos gobiernos, así como las amplias brechas en las que esta sociedad ha convivido por siglos.
El Estado tal como lo conocemos ahora no da para más, sea el área que queramos analizar, a nuestro país le duele por todos lados, si de educación se trata, según el Comité Nacional de Alfabetización el índice de analfabetismo es casi del 20%, lo cual quiere decir que más de 2 millones de guatemaltecos no saben leer ni escribir, si elevamos el análisis a los niveles de primaria, secundaria, diversificado y universitaria, los números se hacen cada vez más críticos. Esto si hablamos de cobertura, si nos metemos a discutir la calidad de la educación en todos los niveles, nos iremos por un terreno inhóspito aun inexplorado.
Si hablamos de empleo, se estima que 200 mil jóvenes salen al mercado laboral anualmente, un mercado muy diferente a lo que se aprende y memoriza en las aulas. ¿De estos jóvenes solamente el 20 por ciento de ellos se ubica en un empleo formal, y el resto?, si hablamos de la población económicamente activa, hasta antes de la pandemia más del 70% de la población se movía en el subempleo o en la informalidad, durante y después de la pandemia, que Dios nos agarre confesados.
Si hablamos de medio ambiente, en los últimos cuarenta años el país ha perdido más del 60% de su cobertura forestal y pese a la riqueza hídrica del país más del 90% de las aguas superficiales presentan distintos grados de contaminación, sin hablar del pésimo manejo de vertederos y basureros clandestinos por parte de las municipalidades.
Si hablamos de salud, algunos expertos afirman que el sistema de salud en el país es de muerte, las imágenes que vemos durante esta pandemia son apocalípticas. Si es de seguridad creo que para nadie es un secreto que Guatemala está catalogado como uno de los países más violentos del planeta, si es de desnutrición según la UNICEF la mitad de nuestros niños sufren desnutrición crónica y así podemos seguir y seguir con una serie de indicadores que dan pena, rabia y vergüenza, pues nos ubican en la cola de Latinoamérica solo comparable con las peores realidades africanas.
Por las anteriores razones y por más pero mucho más, esta pandemia nos tomó con más del 60% de la población viviendo en lo que se denomina pobreza multidimensional y casi un 25% por ciento de esta, viviendo en condiciones de pobreza extrema. Sin embargo, diversos estudios revelan que en algunas áreas rurales la pobreza extrema supera el 80% de la población. Podemos ponernos una venda en los ojos y decirle al mudo que en Wate todo va bien, pero eso es como querer tapar el sol con el dedo meñique.
Como llegamos hasta acá, sobran las interpretaciones, las hay de lo más diverso y creativo, pasando por todo el espectro de colores ideológicos, sin embargo, mientras seguimos racionalizando la mejor explicación, pasa el tiempo, pasan los gobiernos y lo único que dejan es más deuda e inequidad a su paso, unos revuelven el río más que otros y en esa agitación los mismos pescadores de siempre son los grandes beneficiados.
Que va a quedar del país al despertar de esta pesadilla de pandemia, lo ignoro, lo que si es cierto es que, si antes de ella teníamos problemas y vivíamos en permanente conflicto y tensión social, esta será potenciada al finalizar la crisis sanitaria.
Si bien Freud afirmaba en el conflicto como inherente a la persona y por ende a las sociedades, lo describía también como un aspecto vital y positivo, esto es ver a todo conflicto como un motor de cambio en sí mismo.
Quisiera pensar que estamos a las puertas de múltiples cambios y que los distintos grupos que conforman esta sociedad podrán dejar atrás prejuicios y renunciar a cargas ideológicas del pasado para hacer pequeños acuerdos y avanzar en la oportunidad de construir un Estado Nación más incluyente y respetuosos de la dignidad humana.
Haciendo mío este párrafo del célebre poeta tico, Isaac Felipe Azofeifa, les deseo un excelente intermedio de semana. “Ya todas las estrellas han partido, pero nunca se pone más oscuro que cuando ya va a amanecer”

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