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El “arma” que, literalmente, supera a las atómicas…

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Juan Pablo II, un líder para hoy

Tiempo atrás, un prestigioso profesional dedicado a asesorar empresas me dijo algo sorprendente: el peor enemigo de cualquier empresa -grande, pequeña e incluso individual- no es la competencia más cruda, sino uno mismo y se inicia en el miedo y la inseguridad provocando reacciones violentas y autodestructivas. Es una buena noticia: saber que, para ganar, a quién debemos controlar no es a alguien inalcanzable.

Javier Fesser en su película, “Campeones”, muestra que el miedo es la mayor discapacidad intelectual y describe como lo afronta un grupo de discapacitados, un modesto equipo de basketball con un lema: “La vida es para disfrutar con lo que tienes; sigue sonriendo”. Son personas que, por encima de todo, no tienen miedo.

Durante la filogénesis, la evolución del ser humano a lo largo de cientos de miles de años, la función del miedo ha sido la de aumentar nuestras probabilidades de supervivencia y gracias a él, ante un peligro hemos adaptado la respuesta oportuna para sobrevivir, que normalmente ha sido la de evitar el peligro si era posible y, de no serlo, afrontarlo.

Ahora, como indica el principio universal, todo en la física reacciona espontáneamente en sentido inverso, es decir, ante una amenaza violenta reacciona violentamente. Pero resulta que la violencia es siempre destructiva, como ya sabemos, entonces el hombre tiene capacidad para razonar y encontrar una solución mejor. Así, al contrario de lo que es creencia popular, el valiente se sobrepone al miedo, razona, y encuentra un subterfugio mejor, más noble.

Coincidiendo, el experto Joaquín Gual asegura que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos de modo que debemos gestionar nuestro miedo -cuyo antídoto es la confianza- para hacer lo que debe hacerse y en el momento oportuno. Cuando sabés hacer lo que debes -luego de encontrar una solución racional- tu confianza aumenta exponencialmente y así terminarás ganando. La suma de conocimientos, habilidades y fortaleza emocional continúa Gual, da la confianza necesaria para minimizar el miedo.

Jesse Livermore decía que “Las personas racionales, actúan de forma irracional cuando tienen miedo…. La forma de razonar se atrofia”. Y se apela a la violencia y, entonces, “gobierna” -se impone sobre la libertad de las personas- el que mayor capacidad de intimidación tiene: el Estado que, de hecho, se arroga el monopolio de la violencia. Así, paz, libertad y progreso son tres palabras para definir lo mismo: ausencia de violencia.

Así, el ¡No tengáis miedo!, con el que Juan Pablo II saludó desde la Plaza de San Pedro, al iniciar su Pontificado, en 1978, fue el lema de su trabajo porque sabía que el coraje es el opuesto de la violencia y con esta “arma” volteó al estatismo más poderoso de la historia, la URSS, sin sangre, sin guerras.

La médica Katrin Korb en un imperdible video (cuyo original es de News HQ) asegura que al superar el miedo, la gente piensa creativamente, es responsable por sí misma -en lugar del Estado, el monopolio de la violencia-, no se enferman tan rápido y ayudan a sanar al mundo de cualquier enfermedad, y cuando se enferman entonces enfrentan su propia mortalidad y hacen paz con ello. A estas personas no las pueden asustar tan fácilmente. No tienes poder sobre ellos. Por cierto, como siempre, no faltan los críticos pero son tan pobres, como La República de Perú, que ni vale la pena contestarles.

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Alejandro A. Tagliavini

Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

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