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Vivir la pandemia

Anotaciones

El miedo controlado y sostenido por los medios audiovisuales es efectivo pero las secuelas en las personas a nivel individual y grupal está perdiendo efectividad.

Caminar en automático casi ha desaparecido porque las personas están mas conscientes consigo mismo y el otro, lo cual es bien al poner atención en las rutinas que han sido dislocadas por nuevos estilos, formas de vivir en pandemia.  Despertares obligados que nos han revuelto las neuronas y nos  repetimos ¿ hasta cuándo será esta vida?.

No nos adentramos en este despertar al cual seguimos negándolo y más bien se cae en procesos autodestructivos, desde lamentaciones, fin de mundo, muerte lenta, enfermedades psicosomáticas, pérdidas o procesos de duelo y con un bombardeo de pensamientos negativos que nos destruyen el sistema inmunológico con cuadros de gripes, insomnio y depresiones.

Los jóvenes y adultos por decir por encima de la media de tres décadas con familias de cuatro o cinco personas en casa, están a punto o al rojo vivo con los cuadros estresores a millón sin posibilidad de salir de casa y poder compartir con amigos o amigas. 

Aquí entra en juego como en toda dinámica familiar los condicionantes ambientales, socioeconómicos y psicológicos de la pareja como de sus descendientes.  No es fácil lidiar con la pantallas del computador y celulares, el teletrabajo con la atención del hogar y cuidado de la familia y si en esta  casa hay un adulto mayor o alguien convaleciente.

Los conflictos se manifiestan más rápido a casi tres meses de encierro porque muchos salen en estos  ‘’permisos’’ o alertas de colores a celebrar la vida o la muerte y se lanzan a las calles sin tomar precauciones o familias que se reencuentran realizan celebraciones …

Los rituales forman parte de nuestras vidas y el trabajo, ir a la escuela, al mercado, viajar, pasear con la novia, los animales, trotar o caminar, conversar y mirarse o saludar fue vetado sin contemplaciones para resguardarse, y ahora las salidas son también abruptas, y son retomadas como al principio sin dar explicaciones;  sin darle la voz a los epidemiólogos, sanitaristas, científicos, pues solo nos informan que nos preparemos con más aislamiento y más miedo controlado y esperanza de la salvadora vacuna.

Realmente el miedo controlado y sostenido por los medios audiovisuales es efectivo pero las secuelas en las personas a nivel individual y grupal  está perdiendo efectividad y se siente otro ‘’respirar’’ en las calles al vernos a los ojos ya no con miedo como al principios sino con más solidaridad y respeto al otro.  Nos escuchamos, se dialoga a dos metros y en los taxis es más cercano y parecería que el cuerpo y en este caso los brazos y manos estuvieran amputados, porque se ha señalado que las manos al tocar nos contaminan y no se sabe que hacer con ellos.

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Ana Anka

Ana Anka (Lima, Perú, 1955), residente en Venezuela. Soy escritora, poeta, articulista, promotora cultural, editora, Psicóloga, locutora, he sido profesora de psicología de la Universidad de Oriente, Núcleo Monagas y Psicóloga en Educación Especial de la Zona Educativa del estado Monagas. Desde 1992 vivo en Maturín, Monagas, Venezuela. Entre mis libros publicados figuran: Ensayos y compilaciones (1987) Mimetismo Pendular. Huídos de Saturno, (1999). Eros y pedagogía (2005), Batería de poetas Avanzadoras (2014), Anacópula, (2017). Desde el mismo punto, (2018). Mis libros los he presentado en ferias internacionales de libros de Venezuela, Costa Rica, Panamá, Cuba y Perú.

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