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“Hay que hacer el bien porque es bueno hacer el bien”

Lugar Hermenéutico

Immanuel Kant, fue uno de los filósofos universales de su época, precursor del idealismo alemán y considerado uno de los pensadores más influyentes para la construcción de la Europa moderna.

La frase entrecomillada de éste celebre intelectual es con frecuencia referenciada cuando se habla de principios, de valores, de urbanidad y por ello me pareció interesante citarlo en el marco de esta crisis global que nos agobia, más allá de la pandemia del COVID-19, lo que nos tiene realmente de rodillas es la corrupción y el desprecio por la vida, esta es la verdadera tragedia de nuestra era.

Por ello, en medio de esta crisis, me pareció adecuado citar a Kant, pues sus escritos son un oasis de agua fresca en medio del desierto, más allá de ideologías o doctrinas religiosas, merece la pena remembrar los escritos de este celebre intelectual y hacerlos vida en una época llena de tantas contradicciones y falsedades como la que vivimos.

Sin embargo, independientemente de Kantt, en cada época o cultura, encontraremos idearios o tratados que exhortan a la buena actuación en todos los planos, esto como base para la construcción de una ética social, por ejemplo:  En las sagradas escrituras hay innumerables citas y parábolas que nos hablan sobre la importancia de una actuación honesta, una de mis favoritas es la segunda de Tesalonicenses 3:13, pero vosotros hermanos, nos os canséis de hacer el bien

Si hablamos de filosofía oriental, es posible pensar en las cuatro nobles verdades, una revelación presentada por Buda, en su primer discurso después de alcanzar la iluminación y que constituye la base central del budismo.  Y es la cuarta verdad, la que habla del noble camino óctuple o el óctuple sendero, que nos orienta a la correcta forma de vivir, nos aleja del sufrimiento y nos libera la conciencia, éstas máximas descritas son:  visión correcta, pensamientos correctos, hablar correctamente, actuar correctamente, medios de vida correctos, esfuerzo correcto, atención y concentración correctas.

De igual forma, podríamos seguir repasando textos o documentos sagrados, en relación con este tema de distintas ideologías y culturas, de las cuales siempre podríamos concluir en una sencilla frase, La siembra es optativa, La cosecha obligada, no podemos pretender obtener tomates si sembramos limones, como de igual manera no podemos esperar buenos resultados, si nuestras actuaciones en la vida laboral o personal han sido incorrectas.

Más allá de cielo o infierno, del Karma y Dharma, independientemente de nuestra fe o creencias, la vida simple y sencillamente nos retorna, aunque de diversas formas, lo que a lo largo de nuestra historia personal hemos sembrado, a veces da donde más duele o por el contrario multiplica donde más nos regocija, esto dependerá de qué lado estemos inclinando más la balanza.

La vida misma no es una historia escrita en blanco y negro, la escribimos diariamente en diferentes tonos de colores, pero con lo difícil que a veces ello parezca, es bueno procurar que en el saldo diario prevalezcan más los claros que los oscuros, pues en nuestro recorrido personal de ese color será la recompensa que la vida misma nos regrese a nosotros o a nuestro entorno cercano. 

Quizá podamos escapar a las leyes de un país como Guatemala, pero nadie escapa a las leyes de la Naturaleza o de la divinidad que tengamos a bien creer, por ello mi exhortativa, no hay que cansarse de hacer el bien y actuar íntegramente, en el espacio que nos sea posible, por nosotros y por los que más queremos, ¡Analícelo!…

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