Valor de denuncia ciudadana en la trata de personas
Poptun
La trata de personas, es un delito transnacional, y un negocio rentable para el crimen organizado.
En el 2013 se adoptó la resolución A/RES/68/192 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, a través de la cual se designó el 30 de julio como el Día Mundial contra la Trata de Personas para “concientizar sobre la situación de las víctimas del tráfico humano y para promocionar y proteger sus derechos”.
La trata de personas, es un delito transnacional, y un negocio rentable para el crimen organizado. Actualmente, se le denomina “esclavitud moderna” a causa que se basa en una relación de poder de dependencia o coerción. La trata, no hace distinción de víctimas, lo que significa que cualquiera puede serlo: mujer, hombre, niña o niño, adultos mayores. Este fenómeno delictivo, vulnera los derechos humanos de las personas afectadas al concebirlos como “mercancía” pues promueve la explotación económica de los subyugados.
Existen diversas modalidades de explotación, entre ellas, la sexual, la laboral, mendicidad, extracción de órganos, matrimonio forzado, entre otras. La trata laboral, es una de las más habituales, según la Organización Internacional del Trabajo, en el mundo hay 40,3 millones de personas víctimas de trata laboral y 24,9 millones están sometidas a un trabajo forzoso.
El tratante, selecciona a las “víctimas por su vulnerabilidad y trafica con ellas entre países o regiones, mediante el engaño o la coacción”. Los grupos que más sufren de esta explotación, son niñas y mujeres, que se estima es el 71% de los casos. Además, los ancianos son presas fáciles, usados para efectos de mendicidad. Los trabajadores inmigrantes, son completamente vulnerables a todo tipo de abusos, porque son considerados “deportables” y “desechables”.
El delito se realiza en distintas fases. Los ciclos lo constituyen la captación, el traslado y la recepción o acogida.
La captación se realiza a través de distintos métodos. El engaño y el fraude, son las particularidades más frecuentes. En ocasiones, se le promete a la víctima un trabajo que ofrece buenas oportunidades, ya sea para servicios domésticos, cuidado de niños/niñas o adultos mayores. El engaño en ocasiones se consuma a través de convocatorias de castings para modelaje, cortos publicitarios o programas de televisión. Las personas caen en la trampa, y posteriormente son sometidas a explotación sexual, laboral, u de otra índole.
El traslado, es la acción para separar a la víctima del lugar donde vive, lo que puede ser entre regiones o distintos países. Generalmente, es la víctima que, por voluntad propia, viaja al territorio donde cree que va a realizar el trabajo ofrecido, ignorando que únicamente se dirige a su explotación económica. La recepción o acogida es la instancia de recibimiento de la víctima en su destino final, lugar en los cuales se les puede ocultar temporalmente porque posteriormente pueden pasar de un lugar a otro, para que las víctimas no generen lazos de confianza o amistad con personas ajenas que puedan ayudarles.
De lo anteriormente descrito, se deduce que el delito de trata es un delito grave, que se encuentra en nuestra vida cotidiana, que muchas veces nos negamos a ver, y mucho más omitimos denunciar. La Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas, computa en su página oficial, que, del 1 de enero al 31 de diciembre de 2019, el número de denuncias reportadas por el Ministerio Público sobre el delito de trata de personas es de 340 a nivel nacional. La cifra de denuncias, durante el mismo período por explotación, es de 191.
Estos datos oficiales no reflejan la realidad de lo que está sucediendo, sólo revelan que no todos los casos son denunciados y muchos quedan en la impunidad. Para proteger a las víctimas y que esas acciones no sean un factor de impunidad en nuestro país, es necesaria una cultura de denuncia por parte de la ciudadanía con el fin de erradicar este flagelo y prevenir nuevos casos. La responsabilidad ciudadana no finaliza con el pago de impuestos, también se practica ciudadanía, colaborando con la justicia.
Si no hay denuncias, los malhechores seguirán gozando de libertad y continuarán causando daños a víctimas inocentes, y esas víctimas podrían ser una hija, un hijo, un abuelo o abuela, o incluso nosotros mismos. Actualmente, hay distintos medios para interponer una denuncia por trata de personas. El Ministerio Público, Ministerio de Trabajo y Previsión Social y la Procuraduría de Derechos Humanos, así como otras Instituciones, tienen habilitadas líneas telefónicas para recibir este tipo de denuncias. Es tiempo de ser actores en la lucha de este delito y no sólo espectadores de las injusticias.
Para cerrar este texto, comparto un fragmento del Evangelio de domingo del Episcopado Mexicano, que se adecúa al presente llamado para desarrollar una cultura de denuncia ante la trata y así erradicarla: “Gran parte de las situaciones de injusticias, se debe a quienes nos consideramos espectadores, y con nuestra indiferencia o aceptación, provocamos se continúen viviendo cuestiones de injusticia, corrupción, narcotráfico o violencia. Nadie puede permanecer indiferente frente a la injusticia, todos tenemos alguna responsabilidad.”

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