Cambio o desastre ecológico
Nueva Sociedad
La situación sobre la contaminación ambiental y las cifras actuales sobre ésta indican que a largo plazo se tiene que funcionar con energías y tecnologías bajas en carbono.
La organización Greenpeace propone alcanzar el objetivo, reduciendo el énfasis en las técnicas de captura y almacenamiento del carbono y buscando nuevas alternativas para que, en el año 2050, un 85% de toda la energía se produzca a partir de las tecnologías eólicas, solar y de aprovechamiento de la biomasa. La reducción a la mitad del carbono generado por la combustión es posible que genere un beneficio, derivado en forma de nuevos puestos de trabajo, creados con el logro de este cambio. Fabricar y mantener máquinas necesarias para generar electricidad eólica y solar es una solución más avanzada desde la tecnología que continuar quemando gas o carbón. El problema es para los sectores que viven de estas últimas actividades contaminadoras, pues se verán afectados económica y laboralmente por esta actividad tradicional por lo que han buscado apoyo político para continuar subsistiendo en el mercado. Es una situación que se repite en muchos países y regiones del planeta, especialmente en China Y Estados Unidos. China es el país más contaminador del mundo, representa casi el 50%, seguido por Europa y Estados Unidos. Y en América Latina Brasil.
A pesar de las cifras anteriores, salvar el planeta puede ser un objetivo factible, si se recurre a la tecnología, y en lo racional, a la economía. El problema son los “ganadores” y los “perdedores” de este fenómeno, pues el obstáculo de todo este es el mercado. Un buen ejemplo es la capacidad generadora de electricidad que se produjo conectada a las redes en todo el mundo, en el año 2009, procedente de energías renovables. La cantidad de electricidad es mucho mayor a las que se produjo ese año con energías fósiles. Esta es una señal clara en algunos países sobre la intervención del Estado en el mercado, con la utilización de incentivos económicos a las energías renovables y de la fijación de objetivos de reducción de las emisiones de carbono. Versus China que distorsiona las cifras globales, por la enorme cantidad de centrales térmicas alimentadas con carbón que construyeron en ese país durante la primera década del siglo XXI.
Para cumplir con los cruciales objetivos de emisiones establecidas se tendrá que lograr apoyo en controles centralizados. Las administraciones nacionales y regionales deben asumir el control de todos los grandes productores de carbono. Para lograr la sostenibilidad ecológica los impactos externos golpearan a todo el mundo de forma secuencial. Durante la próxima década sucederán episodios de escasez energética a corto plazo y bastante localizados, así como las repercusiones del envejecimiento de la población y de las migraciones que se dejarán sentir en las próximas tres décadas y las catastróficas consecuencias del cambio climático, vendrán justo después. Se trata de desarrollar tecnologías que respondan a estos problemas por medio de un crecimiento sostenible que no permita un retroceso en el tiempo del desarrollo global para salvar el planeta. Por medio de una transición humana, el modelo de posibilidades alternativas y nuevas formas de democracia para llegar a arbitrar las vindicaciones válidas de los grandes conflictos que se sucederán y que se tendrán que superar.

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