I.P.M. “Dar para recibir” … Una frase sin cumplir
Desde Mi Trinchera
Diputados hipócritas aprovechados, que no les da vergüenza, saber que el conserje que les sirve café en el pleno gana hasta Q45 mil mensuales, dejando a muchos ancianos y viudas en el olvido.
De los recuerdos que guardo gratamente de mi infancia, son las veces que acompañaba a mi señor padre, al edificio del Instituto de Previsión Militar, en especial ese tercer nivel, al cual entraba de su mano, era un momento, que pese a mi corta edad lo disfrutaba, entre charlas y anécdotas que se desarrollaban entre amigos, veteranos militares, tazas de café y unas champurradas; y así los años fueron pasando, pero lo que nunca dejaba de leer, era esa frase, que recuerdo hasta el día de hoy ,“Dar para recibir”.
Ya son 57 años los que han pasado desde ese la creación del Instituto de Previsión Militar, un 30 de abril de 1966, un proyecto con el fin de establecer beneficios sociales para el Ejército de Guatemala en general y en lo particular, a cada uno de sus miembros, la idea fue concretizada, en el tiempo del Jefe de Gobierno Coronel de Infantería Enrique Peralta Azurdia. Muchos años han pasado, y los cambios en el Instituto de Previsión Militar, se han hecho sentir, y cada vez menos ajustada a la realidad, esa frase tan profunda y llena de significado, “Dar para recibir”.
Hace unos días, por medio de un comunicado de fecha 6 de agosto del 2020, el IPM, informaba a todos sus beneficiarios, jubilados y pensionados del Régimen de Previsión Militar, que habían sido marginados del beneficio de un “Bono único” aprobado mediante el Decreto No. 25-2020 del Congreso de la República, “Ley de Bonificación a Pensionados y Jubilados del Estado”; siendo esto una asquerosa ofensa contra sus derechos humanos, su dignidad como personas y como ciudadanos que han servido a la patria, y que hoy en día, son muy pocos los que se atreven a sacrificar la mayor parte de su vidas, con ese espíritu, noble y estoico, las 24 horas del día, los 356 días del año.
Es costumbre ver como los veteranos militares, y sus viudas son tratados por esta sociedad como sub-humanos, no solo por gente que vive enferma de odio y sed de venganza, como lo son esos grupos de izquierda, que por décadas actuaron al margen de la ley, esos criminales que ahora se colgaron la estafeta de defensores de los derechos humanos, y que fueron y siguen siendo los principales violadores de los mismos, a estos parásitos delincuentes, que ya estamos acostumbrados ver y escuchar y no perder oportunidad de hacer daño, se le unen también, un “batallón” de hipócritas oportunistas, que utilizan a quienes sirvieron a nuestro Ejército, con fines políticos, se dicen llamar “amigos, y resultan ser personajes despreciables, que tan solo con guardar silencio, le hacen un daño increíble, a los hombres que defendieron a la patria, así como a sus familias, haciendo que sus años llenos de glorias y sacrificios, terminen en penas, tristezas y decepciones, condiciones que el mismo Estado, les ha condenado a finalizar de esta manera sus vidas.
Cada vez que se acerca el tiempo electoral, se miran un desfile de políticos y diputados hipócritas, que por medio de algunos militares, que ya se olvidaron de su sangre verde, y en su afán de morder huesos, conciertan reuniones con asociaciones y grupos militares organizados, algunos jubilados, otros totalmente desamparados, que en sus grandes necesidades económicas, ya que su mayoría están compuestos por ciudadanos de escasos recursos, se encuentran vulnerables ante ofrecimientos y mentiras, de este tipo de personas, que para obtener el voto y apoyo, los utilizan para luego ser olvidados, y solamente los mantienen con esperanzas falsas de ayuda, para así volver a babosearlos nuevamente en un próximo proceso electoral. Me pregunto, ¿Cuántos de esos diputados, levantaron su voz, en el pleno del Congreso, para que los jubilados del Ejército, las viudas, la mayoría de ellas ancianas, pudiesen ser parte de una ayuda económica, en estos tiempos de crisis?, ¡muchos jubilados y viudas con pensiones tan humillantes de hasta Q350.00 mensuales!, la pregunta se responde sola y los resultados negativos están a la vista; diputados hipócritas aprovechados, que no les da vergüenza, saber que el conserje que les sirve café en el pleno, gana hasta Q45 mil mensuales, mientras que el anciano jubilado que después de servir a su patria por 35 años, arriesgando su vida por preservar la libertad, tenga un pensión vergonzosa y para colmo se les persiga como vulgares delincuentes, se les encarcele y se les deje morir en el olvido, esos ancianos, que gracias a ellos, al defender el Estado, garantizaron una verdadera república, con un poder como el Legislativo, que para desgracia del pueblo, mantiene a 160 inútiles, agregando con ironía que hasta sus antiguos enemigos, asesinos de la patria, estén calentando una curul, endeudando al país, y usando al Estado para hacerse millonarios.
Triste ver, como se ha permitido difamar y mentir, haciendo creer en la sociedad guatemalteca, que un militar ya sea activo o en situación de retiro “goza de privilegios” inexistentes, triste es ver cómo, ni el gobierno, ni Ministerio de la Defensa, realicen campañas informativas, para explicar que todos sus miembros pagan por los servicios que reciben, para mencionar un ejemplo el Centro Médico Militar, ya que se les descuenta una cuota mensual. Es tiempo que se detenga, esa contaminación mediática, llena de mentiras, que proliferan dentro del mismo gobierno, en contra de la Institución Armada.
En lo particular, estoy cansado de ver como gobierno tras gobierno y en especial el Ministerio de la Defensa, no inviertan interés y menos los recursos necesarios, en todos los oficiales, especialistas, viudas, que forman parte del IPM, triste ver, que lejos de darles el lugar que les corresponde, se les margine y jamás saquen la cara por aquellos hombres que legaron, esa formación, enseñanza y vocación, a quienes hoy en diferentes circunstancias, están en situación de activo, con la capacidad de hacer los cambios justos y necesarios, en beneficio de quienes los precedieron, como ciudadanos, como humanos con las mismas necesidades que cualquier otro guatemalteco. Para el IPM, las “solicitudes, reuniones y seguimientos”, que dicen efectuar para el bienestar de sus Jubilados y Pensionados, se quedan cortos, y saltan como simples “palabras”, llenas de excusas para cumplir con una obligación y deber no realizados.
Lejos están, esos tiempos donde los veteranos militares y sus viudas eran tratados con las consideraciones y respetos que les corresponden, muy lejos esos días que ser reunían, en ese 3 nivel del IPM, acompañados de las melodías de la marimba, la tradicional champurrada y una caliente taza de café… pero más lejos aún de cumplir, aquella tan sabía frase:
“DAR PARA RECIBIR”
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