Resolviendo dudas

Petardo

La república moderna es el gobierno de la ley mientras que democracia directa significa el gobierno del pueblo.

Unas de las personas que son seguidores de mis columnas me dice que si les puedo orientar sobre lo que pasa en uno de los países vecinos sobre lo dos partidos que están compitiendo. El Partido Demócrata y el Partido Republicano son los dos grandes partidos políticos de los Estados Unidos de América, y poseen filosofías e ideas muy diferentes sobre el gobierno.

La ideología demócrata defiende una mayor intervención del Estado en la economía, y una filosofía más liberal y de izquierda. La ideología republicana apuesta en una menor actuación del Estado defiende ideas más conservadoras y la reducción de los impuestos. Como ideología, pretende gobernar una nación como una república, es decir, como una «cosa pública» o un asunto que compete a toda la ciudadanía y no solo a una determinada clase social o a unas élites. El republicanismo, como ideología, no es necesariamente antimonárquico, pero sí radicalmente anti despótico y opuesto a la aristocracia, la oligarquía y la dictadura. Busca también un sistema político que protege la libertad y especialmente se fundamenta en el derecho, en la ley como expresión de la voluntad soberana del pueblo y a la que no puede sustraerse nunca un gobierno legítimo. Como teoría política, el republicanismo propone y defiende la república como el modelo de gobierno óptimo para un Estado. En sentido estricto, la república se define naturalmente en oposición a la otra forma actual de gobierno en los países occidentales: la monarquía. Se ha escrito mucho sobre qué tipos de valores y comportamientos deben tener los ciudadanos de una república para su desarrollo y éxito; se suele hacer énfasis generalmente en la participación ciudadana, valores cívicos y su oposición a la corrupción.

En principio, la noción de república en cuanto forma de gobierno no es en sí misma sinónimo de democracia, al menos en el sentido dado al término en la Edad Contemporánea. Han existido repúblicas autoritarias y despóticas. Pese a apoyarse en el principio hereditario para la designación de la Jefatura del Estado, una monarquía puede ser considerada democrática en la medida en que los miembros de los poderes legislativo y ejecutivo sean elegidos directa o indirectamente por voluntad popular. No entro en mayores detalles para no confundirlos.

En lo que respecta a Guatemala, es una República, es decir una república es una forma de estado cuya máxima autoridad no es un monarca y las demás autoridades ocupan el poder a través de una forma de gobierno como la aristocracia, la democracia, el parlamentarismo, la oligarquía, etc. En las repúblicas democráticas actuales la figura del jefe de Estado es representada por el presidente.

El término república fue acuñado por primera vez en el año 500 a.C. en Roma, pero con el tiempo el término ha sufrido varios cambios de significado. Inicialmente, el término latino res publica significaba la anterior «forma parcial de democracia» como se encuentra en Roma desde 500 a.C. hasta 27 a.C. En esta primera democracia parcial romana, el poder de la clase aristocrática o Patricios que tenía todos los escaños en el Senado romano fue controlado por la institución del consulado, cuyos dos cónsules y vicegobernantes fueron elegidos anualmente por los ciudadanos libres o plebe de Roma.

La antigua definición romana de la palabra difiere del uso moderno del término, donde no se considera que las posiciones de liderazgo se limiten a la «clase dominante». No debe confundirse a las repúblicas modernas con las antiguas repúblicas bajo un régimen de democracia directa pues aluden a principios distintos; la república moderna es el gobierno de la ley mientras que democracia directa significa el gobierno del pueblo. Las dos grandes diferencias entre una democracia directa y una república representativa son: primera, que en la segunda se delega la facultad de gobierno en un pequeño número de ciudadanos, elegidos por el resto; segunda, que la república representativa puede comprender un número más grande de ciudadanos y una mayor extensión de territorio. En Guatemala desafortunadamente tenemos múltiples partidos políticos, que por experiencia pasada no han contado con una mística acertada y han confundido a los guatemaltecos, respetando el pensamiento pasado, sería ideal reducir los partidos políticos por un bien común.

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Leonel Guerra Saravia

Médico y cirujano con maestrías de ciencias sociales, política, relaciones internacionales y filosofía.