Covid-19: La señal de cambiar o perecer

Sueños…

El mundo en el momento actual, por la incertidumbre y la desconfianza en los dirigentes políticos, por sus elevados niveles de ineficiencia y corrupción, permite por primera vez un consenso para realizar cambios fundamentales en nuestra manera de convivir.

Un rayo estridente ha caído sobre el mundo de los seres humanos, ha sido tan violento el resultado que estamos cada vez más conscientes de cambiar nuestra forma de pensar, creer, producir y consumir. Lo único que queda en pie es la pregunta de sí podremos construir otra forma de convivir con la naturaleza y entre nosotros. La anterior forma de organizar nuestras relaciones y el uso destructivo de los recursos naturales ha caído al fondo de poner a los humanos en la lista de seres en vías de extinción.

Se anuncia en todos los órganos de divulgación científica y en las revistas amarillistas, entramos en una espiral de cambio sin igual, en una de las publicaciones insignia, Noema se le propuso a varios destacados investigadores la pregunta: ¿cómo cambiará el covid al mundo?. Las respuestas son angustiantes, estamos ante un proceso de descomposición de nuestras relaciones como sociedad, y ante una fermentación que arrasa con todas las formas de vida de la tierra, todo con el infame fin de satisfacer las necesidades infinitas del humano.

En medio de este caos, surgen respuestas semana a semana, se proponen nuevas formas revolucionarias para seguir en lo mismo, surgen nuevos liderazgos para derrumbarse en cuestión de horas, brillan héroes, que se hunden en las tinieblas al surgir nuevos líderes populistas, maquillados de izquierdas o derechas.

La síntesis es tenemos que cambiar, al género capaz de transformar las relaciones humanas y naturales en la tierra, el cambio tiene que ser en todas las dimensiones: económicas, naturales y espirituales. El cambio no puede ser solamente en el pensamiento. Tiene que abarcar la totalidad de nuestras relaciones naturales y sociales.

Veamos algunas opiniones de cómo quedará el mundo en medio del caos. Según Yuval Noah Harari, estas son las dos posibles vías del nuevo orden internacional: “En los próximos meses, los políticos rehacerán el mundo. Durante estos pocos meses, el mundo va a ser fluido y maleable.” “Podríamos optar por afrontar la crisis actual a través de la solidaridad y la cooperación globales, lo que resultará en un mundo más unificado y armonioso. También podríamos optar por abordarlo mediante el aislamiento y la competencia nacionalistas, lo que probablemente agravará la crisis y dará como resultado un mundo más fragmentado y hostil.”

Coincidimos, el mundo en el momento actual, por la incertidumbre y la desconfianza en los dirigentes políticos, por sus elevados niveles de ineficiencia y corrupción, permite por primera vez un consenso para realizar cambios fundamentales en nuestra manera de convivir. Como siempre esos cambios pueden ser progresistas o retrógrados. La alternativa real nos lleva a un mundo fragmentado, con espacios geográficos aislados, dominados y en lucha por cada una de las ocho superpotencias del mundo. Quisiéramos soñar con otra alternativa. Quisiéramos que reconstruyamos el mundo con un proyecto consciente de planificación basada en el respeto de la naturaleza y todas sus especies. Así como de una vida social solidaria, equilibrada y de consumo mínimo, con cantidades determinadas de humanos por región o país, y con la mitad del planeta como zonas de naturaleza sin presencia del humano.

Continua el destacado historiador, Harari: “La humanidad podría decidir reconstruir su sistema de transporte y su sector energético sobre cimientos mucho más ecológicos, o centrarse en una recuperación económica estrecha y, al mismo tiempo, dejar de lado la precaución medioambiental.”

El modelo que proponemos tiene que partir de que la vida natural, y con ella la vida en la tierra es una realidad determinada, en el momento actual, por la práctica humana. Sí el humano continúa con su visión egoísta y depredadora los días de las condiciones de vida en la tierra están contados, sí continuamos con la lógica egoísta de sentirnos dueños de la creación y con el derecho de destruir los recursos naturales a nuestro antojo, nada hay que hacer. Pero, en un destello de optimismo ingenuo consideramos que el humano podrá ser consciente de la belleza y bondad de proteger la naturaleza.

El humano es naturaleza. Es un animal. Tiene que convivir y respetar el resto de condiciones de vida para poder tener una existencia feliz y llena de satisfacciones morales, intelectuales y familiares. Toda la historia humana parte de su origen natural, la historia se construye, hasta hoy destruyendo la naturaleza para satisfacer al ser humano, el covid-19 nos señala la necesidad de un viraje, construir unas relaciones sociales diferentes, cercanas a conservar la creación en este hermoso mundo.

Construir un mundo nuevo, es la tarea actual. No tenemos nada que perder, solamente ser dignos de la creación y no el monstruo que va destruirla.

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Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.