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Educación y Solidaridad

Nueva Sociedad

La solidaridad es uno de los principios de la vida democrática, la convivencia diaria para ser armoniosa tiene que estar basada en mecanismos de solidaridad.

La solidaridad es aceptar o hacer nuestras las obligaciones contraídas en común y/ o para el bien común de las personas. Es cuando nos adherimos o nos asociamos a la causa de otro u otros.  La formación para tener una actitud solidaria hacia los demás tiene que ser realizada por el aprendizaje escolar, familiar y grupal que giran sobre valores y principios generales que van a fortalecer el desarrollo de las personas, la comunidad y la sociedad. También una conducta o formación solidaria puede adquirirse por medio de la imitación de los hijos hacia los padres y de los estudiantes hacia los maestros. Puede que la persona tenga alguna predisposición innata a ser solidario que por medio de la educación se fortalezca más, pero en términos generales en países como Guatemala, esto tiene que ser modelado por la formación ciudadana hasta llegar a una actitud y  conciencia solidaria.

La solidaridad ha sido definida (Eisanberg y Mussen -1989-) como acciones voluntarias que tienen la intención de ayudad a beneficiar a otros individuos o grupos de individuos, lo que hace que lo que define al comportamiento colectivo sea la intención y las consecuencias que queremos que se produzcan sobre los demás.  Marina y Bernabeu, Bierhoff dieron una definición  sobre el comportamiento social, que es la ayuda que tiene la intención de mejorar la situación de otra persona, no tiene que estar regida sólo por el cumplimiento de una obligación profesional, sino que es voluntaria.  Para estos autores señalan que el comportamiento responsable y la intención de ayudar son exclusivos del ser humano, pues contamos con una disposición biológica que nos permite tener sentimientos gregarios. Y esta se actualiza por la educación en un contexto cultural determinado.

Para estos autores, es posible aprender a comportarnos mediante el aprendizaje del modelo por observación, identificación e imitación o por el aprendizaje de reglas y guiones durante la infancia sobre el comportamiento adecuado en cada situación.  La evolución moral de las conductas en la infancia y en la adolescencia puede ser observada. El aprendizaje e interiorización de los modelos de comportamiento altruista son más eficaces cuando viene de personas que tiene autoridad como los padres y profesores que muestran competencia en lo que hacen y muestran sentimientos positivos hacia ello.  Con ello el niño se va identificando con esos patrones de comportamiento, de motivación y de pensamiento.  Este proceso socializatorio es importante porque el niño se va desvinculando  de las figuras de autoridad para adquirir una autoridad en su relación con los iguales.  La escolarización es la forma cultural que realiza esta transferencia de lo individual a lo social por medio de la colaboración en el proyecto común que es la vida social.  La relación entre compañeros y ciudadanos se produce en términos de igualdad y aprendizaje de normas de convivencia que tienen también una variable social ya que las normas tienen por finalidad favorecer a todos por igual, como una forma de ayuda y no como una forma de coacción.

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